El balón vasco

Se ha hablado demasiado de la pelota vasca, pero poco del balón vasco. Cójase un tema cualquiera de origen vasco, como un plan, una película, un cómic, una hoja educativa o una búsqueda en Google y bótese al terreno de juego. En seguida aparecerá un árbitro vestido de negro con gran similitud con algún fiscal general que le dará el primer patadón proclamando el “juego libre”, alguna ministra del ramo chutará, varios foros con más nombres que personas patalearán, se sumará la consabida voz-coz de los contertulios, el puntapié fino del jurista columnista de turno, el agorero economista zancadilleará con alguna encuesta de la Señorita Pepis, un juez estrella sacará un rato para descalificar entre sumario y sumario, algún “buen” socialista presidente autonómico bravuconeará para ver si llega a Ferraz, y los ex-etarras “subidos al caballo” serán quienes más jalearán desde su nuevo papel de “filósofos”.

Y mientras el “respetable” gritará “an-ti-cons-ti-tu-cio-nal” haciendo la ola, y disfrutando de un vibrante partido que se ganará, como siempre, por 15 a 0, tras la expulsión de todo el equipo vasco. Con gritos de totalitarios, etnicistas, racistas, agresores,… ese mismo público se irá luego a casa despistado, seguirá pagando religiosamente el pelotazo inmobiliario, sobrevivirá con un salario mínimo vergonzoso y los zapatos pringados de chapapote, pero sintiéndose galáctico cuando realmente sigue donde siempre estuvo: a la cola de Europa. Porque esto es lo que se oculta en la gran España: que después del glorioso reinado del “zar” sigue siendo el ÚLTIMO Estado europeo en salario interprofesional, en investigación más desarrollo, en gasto de salud por habitante, en empleo a los discapacitados, en tasa de natalidad, en inversión en familia e infancia, en acceso a Internet, en formación continua de los trabajadores,… y el PRIMERO en tasa de desempleo, en contratación temporal, en consumo de drogas, en absentismo escolar, en fumadores y en muertes por cáncer del tabaquismo, en inflación de los alimentos,… (y esto sólo es lo leído en prensa en la última quincena).

Pero sigue el partido en el estadio. Cuando ya no quede nada de la pelota original, el banquillo de pensadores del entrenador bigotudo lanzará otra nueva pelota, y el tropel de búfalos comenzará de nuevo la función. Pan y circo. Y así ganarán elección tras elección, en su campo claro. ¡Viva el diálogo con los pies!

¡Basta de sembrar odio y abrir trincheras! ¿Por qué tiene que ser así? ¿Me lo puede explicar alguien, y perdonen la exageración y el cinismo del escrito que sólo brota del dolor de la incomprensión mutua? Aquí sólo la buena gente, la de a pie, es cabal, pero ¿dónde están los políticos eficaces que resuelvan problemas, y no los amplían por intereses inconfesables y los arrojan de vuelta a la ciudadanía? ¿Y dónde están los periodistas profesionales que invitan al sosiego y a la reflexión? ¿Dónde los intelectuales que iluminan el camino?

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