Una vida ancha

Mejor pidamos una existencia ancha, antes que larga.

Nuestra esperanza de vida se alarga, pero la vida no siempre se ensancha. Antes de pasar a mejor vida, todos deseamos una vida larga: Parece que olvidemos el ancho de vida. Para sentirnos a nuestras anchas, la vida exige compromiso y militancia… con aquello que es importante,… para cada uno de nosotros,… aunque no lo sea para otros.

A veces pensamos: “Soy un fracasado. ¿Qué he hecho con mi vida?”. Y la mejor respuesta nos la dan los nuestros, los más próximos: “¡Te diremos lo que has hecho de tu vida! Has sabido ganarte el amor de tu cónyuge y de tus hijos, de tus amigos y compañeros, a los que has dado cariño, fidelidad y vida. Nos has dado todo lo que pudiste, que nunca es poco”. Entonces comprendemos que podemos triunfar del todo.

En el año del Quijote se ha dicho: “Sancho no es, se hace”. Lo mismo puede parafrasearse del espíritu: “Ancho no es, se hace”. Día a día, con un poco de esfuerzo diario. Dos recetas para una vida ancha. Cúmplelas y te quedarás más ancho que largo. Una proviene de un proverbio chino: “Quien cede el paso se ensancha el camino”. La otra de Gabriel Celaya: “Hago mías las faltas. / Siento en mí a cuantos sufren / y canto respirando. / Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas / personales, me ensancho”.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/ancho.htm

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Si hoy en día la esperanza de vida es de unos de 80 años, a finales del siglo XX era de 78, y a finales del XIX en cambio de sólo unos 48. En el año 1800 podías esperar vivir unos 37 años como algo normal, mientras que en el año 1400 llegar sólo a los 30 años era más corriente. En el antiguo Egipto, algunos milenios más atrás, la esperanza de vida era de unos 25 años. Pero el dato más escalofriante es que cuando éramos cro-magnones, hace unos 20.000 años, teníamos una esperanza de vida de tan sólo 18 años. La edad justita con la que hoy se te consideraría «mayor de edad», a la que sólo podrías llegar si eras capaz de correr suficientemente rápido delante de los depredadores además de haber sobrevivido a todas las enfermedades de tu corta vida. (Fuente: Raymond Kurzweil, en la conferencia The Singularity Summit, 2007)

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