La misma Luna

Unos la visitaron; otros sólo la vemos. Algunos le atribuyen extraños poderes; todos presentimos su presencia.

Nos sorprendemos cuando leemos que existen árboles vivos con diez siglos de existencia en el Amazonas. Algún abeto Douglas se complementa con madera subfósil con 22 siglos de existencia. A especies como el Pinus longaeva, la Sequoia gigante, el Drago Canario o ciertas esponjas les son atribuidas edades de hasta cinco mil años. Asombrosa vitalidad frente a las mariposas cuyo efímero ciclo vital apenas llega a un mes, o a bacterias que nunca sobreviven más allá de unos fugaces quince minutos.

Por fortuna, a nuestro alrededor existen elementos muy estables. En la película “Nueve vidas” un personaje menciona de pasada a su pareja que todos descubrimos y nos encandilamos con la misma Luna. Y así es. Desde todos los continentes y océanos. Niños y ancianos. Los que aún vivimos y nuestros más remotos antepasados. Jesucristo y Newton vieron la misma cara de la misma Luna.

La misma que hizo exclamar a Galileo cuando resplandeció a través de su catalejo: “Es muy hermoso y placentero contemplar la Luna”. A todos nos inspira la gobernadora de las mareas. A veces, hasta demasiado. Como dijo el poeta Matsuo Basho en un brillante haiku: “De vez en vez llegan las nubes, / y conceden al hombre una tregua: / le ocultan la Luna”.

En todo caso, es maravilloso contar con un amarre eterno, un noray donde fijar la mirada. En cualquier momento, de cualquier noche, desde cualquier lugar de la Tierra. Allí estará, la fría y casta Luna, reina del firmamento, siempre alumbrada. Helada llama, por cuartos transfigurada, pero siempre con la misma mirada. Ella no sólo nos ilumina, también… nos guarda.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/mismaluna.DOC

3 comentarios:

Anónimo dijo...

reina de misterios


La luna nos guia y nos acompaña, el hombre siempre ha querido ir a ella, por fin se hizo. Lo que encontro fue polvo y agujeros. Aun asi los misterios que la envuelven continúan. Aldrin dijo en un reportaje televisivo que un extraño objeto les acompaño en su misión de Apolo11, Armstrong, grito asustado ante los relámpagos que cruzaban la capsula. A los cosmonautas se les ordeno callar sobre lo que pudieron ver. Aldrin ha hablado, Armstrong ha desaparecido en el anonimato, si hablase tendría a lo mejor muchas cosas que decir. El misterio continua. Mejor.

Anónimo dijo...

En esa mirada nos retomamos en la esencia de nuestra verdadera naturaleza. En esa mirada volvemos a ese origen que hoy sólo alcanzamos a intuir.

Hermosas palabras amigo.
Recibe un fraternal abrazo.

Anónimo dijo...

Mi hijo, que tiene tres años, está como enamorado de la luna y la busca en el cielo y se enfada por las mañanas porque no está.Puede que cuando sea mayor escriba un artículo tan bonito como éste. O puede que no, porque no es fácil hilar cuatro párrafos de belleza sin pretensiones absurdas. Usted es un artista.

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