Hace 25 años fueron las inundaciones de Bilbao

A finales de agosto de 1983 se produjeron las inundaciones que arrasaron 101 municipios vascos, causaron pérdidas por más de 200.000 millones de las antiguas pesetas y acabaron con la vida de 34 personas. Al cumplirse un cuarto de siglo, se nos pide que aportemos recuerdos personales de quienes vivimos aquella tragedia, de la que supimos aprender aún lamentando las pérdidas humanas irreversibles. Nuestra vivencia no es muy directa, porque aunque permanece vívida en nuestra memoria ya no vivíamos en Bilbao.

Acababa de nacer Leire, la primera de nuestros hijos, y sólo teníamos ojos para ella. Vivíamos entonces en la Avda. Santa Ana de Leioa, junto a Las Arenas (Getxo). Quedamos casi incomunicados de Bilbao, porque la riada se llevó (y tardó meses en poder ser reconstruido al menos provisionalmente, a pesar del perjuicio causado) el puente de Lutxana (Erandio, que aparece en la foto de la derecha). 

Nuestra mayor preocupación, y la de toda la familia, fue el suministro de agua potable para la bebé de dos meses, porque el desabastecimiento inicial fue muy preocupante y el agua del grifo salía de color marrón sucio. No pudimos acudir a Bilbao durante muchos días, y sólo fuimos testigos de lo que la ría Ibaizabal-Nervión transportaba junto a nuestra casa (coches, vacas, bidones tóxicos -como en la foto inferior-,...) y de los inmensos restos depositados en las playas de Las Arenas, Ereaga,... Fuente de las fotos: El Correo.

2 comentarios:

Leonor Quintana dijo...

Mikel, acabo de volver de Bilbao donde he visitad la exposición dedicada a este triste acontecimiento...

También acababa de nacer nuestro primer hijo y mis padres estaban en Atenas por ese motivo. Mis hermanos pequeños -que estaban de veraneo en Mundaka- tuvieron que alojarse en casas de amigos y mi hermano Jose fue de ahí a Bilbao, a pesar del peligro, para ver a nuestra abuela que vivía en Belosticalle. El negocio familiar en la Ribera quedó completamente arruinado...

No teníamos Internet entonces y las noticias tardaban en llegar...

Mi única reflexión es: ¿Por qué los sentimientos solidarios afloran es esas condiciones? ¿Por qué no en el día a día?

No estaba allí, Mikel, pero no olvido...

Iñaki Murua dijo...

A mí me toco ser protagonista... Y, en efecto, hay imágenes y recuerdos de aquellos días que no se han borrado.

Y no sé, Leonor, por qué tiene que haber una catástrofe de esa magnitud para que aflore la solidaridad. Pero es cierto que existió.

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