Calma vespertina en un atardecer

Calma alicantina
Naturaleza abundante, un hogar cálido y algo de tecnología, son la base de la felicidad. Imagen desde las tumbonas en ese momento en el que se siente algo de eternidad en el silencio pasajero de la tarde estival. Todo está en calma, nada se mueve, excepto las golondrinas que se acercan hacia el mar. Este es el trozo de cielo alicantino que recordaremos durante once meses del año, allá en Bizkaia, donde la felicidad es de otra manera.

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