Aitxitxe, non dago euskara?

Nuestro nieto nos ha dejado de preguntar ya, a sus casi tres años, ¿dónde está la opción de ver los cuentos en euskera? Él, que se maneja en casa en francés, euskera y castellano y que sabe algo de inglés,... suele jugar a cambiar el idioma de los cuentos o programas que usa. Su primera opción es el francés, que aprende de su padre, y que "nos enseña como profesor" a nosotros, su aitxitxe (abuelo) y su amama (abuela). También se divierte escuchando en chino o coreano, y para él el alemán es lo ininteligible (aunque también sabe contar los primeros números en dicha lengua). Por eso, cuando teclea a voleo letras al azar y se las leemos en una jerigonza que le divierte, dice que está escribiendo en alemán (una lengua de creciente prestigio laboral -sigue post-, además de cultural).

Este jovencito, escolarizado ya este curso, que se maneja con él decía en français, español (ahora también le llama castellano), euskara y en "Happy Birthday" (que ya sabe que es english), lamenta que en euskara su iPad (que nació -el ipad- un par de meses después de él en 2010) sólo encuentra canciones en YouTube, pero que las películas que más le gustan no se pueden disfrutar en la lengua de Orixe.

La pregunta retórica del epígrafe (Abuelo, ¿dónde está el euskera?), que ya no plantea nuestro nieto, es una cuestión que desde la educación debiéramos compensar. Esta generación nacida en el siglo XXI interactúa con smartphones y tablets de modo constante, y en esos contenidos de Internet la presencia de algunos idiomas es abrumadora (especialmente del inglés, en el que están los mejores contenidos para los primeros años de vida). Julen se mueve en cuatro escenarios, con lenguas distintas: el francés predomina en su casa, el español en la calle, el euskera en el colegio y el inglés en la nube. Ya es plurilingüe, sabe traducir, tiene una riqueza de vocabulario sorprendente, y los idiomas son un juego con normas rigurosas.

No le hables a nuestro nieto en una lengua que no sea la habitual que asocia con cada persona, porque desde un añito lo interpretará con una trastada, te mirará con severidad y te responderá -en actitud entre pícara y ofendida- "honela ez" (así, no), para reconducirte al idioma de relación. Eso sí, si él es el profesor, como su andereño (profesora) lo es para él, te traducirá y te repetirá para que aciertes con el acento nítido y cristalino que sólo se puede lograr en estas edades tempranas de aprendizaje veloz y asombrosa precocidad para los idiomas.

1 comentarios:

Iñaki Murua dijo...

Pues en mi opinión, Mikel, tú mismo das las respuestas: el euskera como lengua de la escuela, el alemán con prestigio cultural...

Como vascoparlante es una cuestión que me preocupa desde hace tiempo, y creo que no soy el único, el ámbito o ámbitos de usos de la lengua.

Soy partidario del multilingüismo, pero me temo que corro / corremos el riesgo en convertirnos en piezas de museo.

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