Makila (bastón típico vasco) de jubilación

Recuerdos de jubilación  
Quizá ha sido el obsequio más simbólico, una Makila Alberdi tradicional, con ocasión de mi despedida por colegas en mi último día laboral. Todos ellos serán imperecederos, vinos de El Ciego y otros, aparte. La makila (pronunciado makilla y traducible como bastón de mando,...) es un elemento de gran importancia desde las comunidades paleolíticas. El estrecho lazo de la makila con las cualidades de respeto y poder viene desde muy antiguo.

El concepto asociaba a los bastones, desde los nobles egipcios, como un signo de distinción. Eran largos palos de madera, ricamente decorados con flores de loto, ojos,... En el parisino Museo del Louvre se pueden contemplar algunos ejemplares egipcios y hebreos, también muy largos, rematados con puños de gancho o bola.
La prehistoria nos ha dejado bastones cuya función original se desconoce (para algunos intérpretes son broches para atar las pieles al cuerpo, trofeos de caza, instrumentos de hechicería o símbolo de autoridad). Están fabricados con hueso de cuernos de reno o venado, con entre uno y cuatro agujeros. Los jefes de las distintas tribus y comunidades se distinguían a menudo por el tamaño y la elegancia de su bastón.

La makila  es un bastón de madera de níspero, flexible, nudosa y resistente, elegante y trabajada con gran mimo, naturalmente, realizada a mano. Como símbolo, la Makila significa nobleza, justicia, respeto y autoridad. Como utilidad, la Makila era compañera inseparable en todos los caminos y, además, elemento de seguridad. La Makila ha tenido una gran evolución a lo largo de la historia. La llevaron los pastores de nuestras montañas, aunque entonces eran más largas que las que se utilizaban en los pueblos y zonas urbanas. Aunque algunos han considerado la Makila como arma defensiva, no se puede decir que tuviera esta función, sino como valor complementario. Hasta principios de siglo, apenas se imaginaba uno al vasco ir de viaje o presenciar un partido de pelota sin su faja roja y su Makila en la mano.
La costumbre del pueblo vasco de regalar makilas como símbolo de la amistad tiene raíces muy antiguas. Después de la I Guerra Mundial, los mariscales Foch y Petain y el presidente Clemenceau recibieron sendas makilas. A través de estos obsequios los vascos del Norte de los Pirineos les mostraban su agradecimiento. La makila del mariscal Foch llevaba un mapa de Verdún y sobre él impreso: Hemendik ezin da pasa (De aquí no se pasa).

La makila es un regalo para ocasiones importantes y personajes ilustres. Resulta apropiado para regalos de empresa, la jubilación de una persona, para despedidas de soltero o en las bodas... De sus manos han salido makilas para personajes tan ilustres como el Papa Juan Pablo II, a quien se le obsequió con una preciosa makila de cuero durante su visita a la Basílica de Loiola, siendo Lehendakari Carlos Garaikoetxea.
En el casquillo superior de la makila se reserva un espacio para que cada cliente encargue grabar al artesano la frase que quiera, suelen ser dedicatorias cortas mediante palabras con gran significado. Algunas se han convertido ya en típicas y otras destacan por su originalidad:
  • Hitza hitz:  La palabra es la palabra 
  • Hitzemana zor:  Lo prometido es deuda 
  • Ihes etsaiak:  Huid enemigos 
  • Nerekin beti zuzen:  Conmigo siempre recto 
  • Nere bideko laguna:  Mi compañero/a de camino 
  • Nerekin inoren beldur:  Conmigo no hay temor a nadie 
  • Nere laguna eta laguntza:  Mi amigo/a y ayuda

1 comentarios:

Venan dijo...

Ummmm, habrá que darle una vuelta a eso, qué tal añadirle algo para mejorar la cobertura WiFi, ya que andamos en eso de la Industria 4.0 y la transformación digital ...
O ponerle un sensor de huellas y que sirva para abrir el coche o desbloquear el móvil con la varita estilo Harry Potter ...

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