Así habló Aznar fusta

Cuando despertamos, Aznar todavía estaba allí (versión apocalíptica del célebre microcuento).

Augusto Monterroso, además del microcuento del dinosaurio, señaló que “El hombre no se conforma con ser el animal más estúpido de la creación, encima se permite el lujo de ser el único ridículo”. Y así lo demuestra –por desgracia- Aznar, como genuino representante de la derecha española más incivilizada.

Aznar se gusta, gusta oírse y gusta verse de nuevo en la palestra informativa. Así que, para recordatorio de todos, “Aznar Habemus”. El sempiterno “Txema” de siempre, sin un adarme de autocrítica y luchando como el Cid contra los moros en su versión actualizada con un insidioso complot de estrambótica mezcolanza entre terroristas, partidos, medios de comunicación, urnas y votantes.

Aznar pareció el hombre que no sabía demasiado: dudó de sus responsabilidades y hasta de los nombres de los responsables ante el 11-M y se lamentó de su actual falta de información, para Dios sabe qué uso en su peregrinación entre FAES y Georgetown. Su único esfuerzo fue controlar la evidente crispación para no pedir que llevasen a los comisionados hostiles al paredón.

El síndrome Aznar, que se finge esfinge, nos retrotrajo penosa y cansinamente al tenebroso pasado con su disertación de disco rayado en una reiterada interpretación suya de la obstinada, inclemente, pertinaz gota malaya: todos son culpables, menos yo. El ex-presidente que imitó la política exterior de Franco (enfrentamiento con Europa y subordinación a Estados Unidos), quien nunca aceptó una comisión de investigación sobre Irak, como sus colegas de Las Azores y quien elevó a un U.R.D.A.C.I. como director de los 'desinformativos' de TVE, rubricó el lema de “Excusatio non petita, acusatio manifiesta”.

Recurrió a la conjura carpetovetónica para ahuecar su deprimido ego y dejó con su desprecio contestada en el aire una decisiva cuestión planteada por Uxue Barkos de Nafarroa Bai: “Si usted no fue el responsable político de lo sucedido el 11-M, ¿quién lo es?”. ¿Quo vadis, Aznar?

2005: Año Mundial de la Física

Así como el 2000 fue el Año Mundial de las matemáticas, celebraremos la Física en el centésimo aniversario del año milagroso de Einstein. 

En apenas siete meses de 1905, un asistente técnico de la Oficina Suiza de Patentes en Berna llamado Albert Einstein, enviaba para su publicación seis artículos a la prestigiosa revista alemana Annalen der Physik. Estos trabajos, en palabras del historiador y físico John Stachel, cambiaron la faz de la Física, de la Historia y del mundo que hoy conocemos. 

Por ello, el año 2005 será el Año Mundial de la Física, iniciándose el 13 de enero con una ceremonia en la sede de la UNESCO, en París, conmemorando las geniales publicaciones de Albert Einstein entre marzo y septiembre de 1905 que modificaron “copernicanamente” la visión de la Física en el mundo: la teoría de la relatividad, la teoría cuántica (efecto fotoeléctrico) y el movimiento browniano. Será una cita mundial no sólo para todos los físicos y científicos, sino para quienes enseñan o aprenden física y para toda la opinión pública como reconocimiento a una disciplina científica que ha configurado determinantemente nuestra realidad contemporánea en sus dimensiones tecnológicas, económicas, culturales, sociales y políticas. 

En el centenario de ese Annus Mirabilis de Einstein, del que con razón se ha apuntado que "nunca, ni antes ni después, ha enriquecido tanto y en tan corto tiempo a la Ciencia una sola persona como hizo Einstein en su año maravilloso". Aquel joven Einstein, a sus 26 años, demolía con claridad y lógica impecables los cimientos de la Física conocida, para erigir un nuevo esquema con un espacio-tiempo en el que pierden su carácter de absolutos tanto el espacio como el tiempo, obligando al abandono de conceptos clásicos como la simultaneidad absoluta y el éter lumínico. Desde su Principio de Relatividad, aunque Einstein prefería la “Teoría de los Invariantes” (donde no todo es relativo, sino que son constantes el valor de la velocidad de la luz y el intervalo espacio-tiempo”), llegó en el quinto de sus seis artículos a la famosa relación masa-energía, E = m.c2. 

En aquella época su autor ignoraba el descomunal poder escondido en las entrañas de su sencilla fórmula, con innumerables aplicaciones que abarcan un espectro desde las armas atómicas y nucleares (con las terribles consecuencias que llevarían a Julius Robert Oppenheimer a exclamar que “los físicos han conocido el pecado, y éste es un conocimiento que no les abandonará”), hasta su beneficiosa utilización social o médica. Años más tarde, Einstein enunciaría el Principio de Equivalencia sobre el que construirá su Relatividad General, obra cumbre, por su originalidad y belleza, del pensamiento científico, que principió en 1907 y concluyó esencialmente en 1915. 

Películas como “Una mente maravillosa” sobre John Forbes Nash Jr. ofrecen una visión distorsionada sobre el trabajo y las cualidades de los investigadores, profesionales y enseñantes matemáticos y científicos. Para mejorar el bagaje científico-matemático acorde con las necesidades de la vida contemporánea de toda la ciudadanía, y especialmente de las generaciones más jóvenes con independencia de la opción académica escogida, debería revalorizarse la Ciencia como área curricular, adoptándose un estilo docente más experimental con espacios internos (laboratorios,…) y equipamientos externos de especialización en la divulgación científica, como los museos de ciencia, junto a exposiciones y talleres dedicados en centros educativos y universitarios, jornadas de puertas abiertas en los centros especializados, conferencias y ferias escolares de ciencia. Todo ello puede aportar un factor de incentivo científico y una perspectiva más accesible para el conjunto del alumnado, y de sus familias, para atender una necesidad palpable de nuestra civilización en la era del siglo XXI. 

Resultará muy eficaz el método histórico de divulgación de la vida de los científicos y científicas más portentosos, como Isaac Newton (probablemente el hombre más decisivo en la Historia de la Humanidad) o Marie Curie, único ser humano doblemente Nobel en Física y Química. 

También existe una rigurosa y divertida escala que ordena los experimentos más bellos de la Física, según una encuesta de 2002 entre los lectores de la revista Physics World. Se destacan, en orden cronológico, la medición de la circunferencia terrestre (Eratóstenes – siglo III a.c.), el experimento en la torre de Pisa o la caída en el plano inclinado (Galileo - Siglo XVII), la descomposición de la luz solar mediante un prisma (Newton -1665), la medida de la gravedad en la balanza de torsión (Cavendish – 1798) o el péndulo de Foucault (Foucault – 1851). Ya tendremos oportunidad de leer sobre todo ello en los próximos meses de 2005. 

El propósito básico de esta conmemoración del Año Mundial de la Física es mejorar la percepción pública que se tiene sobre la importancia de la Física para la vida cotidiana. En especial, la comunidad física mundial está preocupada por una marcada caída reciente en el interés de la juventud por estudiar Física. Si en 2000, Año Mundial de las Matemáticas, un periódico británico anunció en un titular “Las Matemáticas son sexy”, ahora en 2005 habremos de popularizar una perspectiva amena y humanista de la Física para ampliar su conocimiento medio de todo el alumnado, con independencia de su opción profesional o universitaria, e interesar a un mayor porcentaje del estudiantado universitario hacia el estudio superior de Física por su polivalencia y necesidad social. 

Ojalá aprovechemos esta oportunidad única de 2005 para popularizar el inmenso legado histórico de la Física. Un inmejorable camino será a través de biografías como la del Nobel de 1921, Albert Eisntein, y otros prodigiosos físicos. Además la Olimpiada internacional de Física (similar a las Olimpíadas de Matemáticas) se celebrará en julio su 36ª edición en la Universidad de Salamanca.
Actualización en octubre de 2020.