Hemos improvisado un encuentro con un núcleo de AUVE Bizkaia en la Feria Mangamore de Zornotza. Su organizador desde hace 16 años, Fernando García, Cosmo, es un activo miembro de AUVE que nos invitó a conocer esta feria omnipresente en el centro de este municipio de Amorebieta. Junto a "Cosmo" estaba otro voluntario colaborador y miembro de AUVE, Néstor o Neno Powa (foto conjunta).
Nos hemos acercado hoy, junto a otros usuarios que no citaremos, el pionero Carlos Berjano, Eli y Mikel, el tercer José Miguel Luke, Joseba, Esther,... además de nuestro Subdelegado Néstor Lázaro y el Delegado de Bizkaia Gorka Retes e Iratxe (que han estado los tres días).
También hemos coincidido con José Miguel y Elena, YouTubers de Electro Miau Miau. Una activa pareja que desde Galdakao asisten a eventos de movilidad eléctrica de todas partes con su Ford Mustang Mach-E. Mientras esperamos su reportaje, adjuntamos una grabación sin editar del encuentro.
A diferencia de otros crustáceos, son venerados por los pescadores locales debido a una condición que, a los ojos de la cultura popular, los hace especiales:
La mayoría de ejemplares presenta un patrón único en su coraza que da forma a una figura familiar para los pobladores, el rostro de un guerrero samurái de principios del siglo XII.
Esta pareidolia(la capacidad humana para interpretar formas aleatorias como patrones, especialmente caras) se explica desde el folklore japonés a partir de la Historia de los Heike, el clan que dominó Japón durante 350 años, antes de perecer dramáticamente a manos de sus enemigos.
La historia cuenta que el final de la dinastía Heike ocurrió en una batalla naval, librada en el Estrecho de Kanmon, al sur del archipiélago, en abril de 1185. A pesar de sus conocimientos navales, los 500 barcos de guerreros Heike fueron superados en número por los Genji, que aprovecharon las corrientes marinas para imponer condiciones en un combate que se prolongó por horas.
Una vez que las posibilidades de victoria de los Heike fueron nulas, ocurrió el asedio final de los Genji; sin embargo, en vez de huir, los guerreros Heike restantes decidieron arrojarse al mar antes de caer en manos de los enemigos.
Desde entonces, las leyendas sobre la épica de los Heike proliferaron y forman parte de la cultura popular japonesa.
El relato aparece en el poema épico Cantar de Heike, mientras la batalla ha sido inmortalizada en innumerables grabados que presentan a los espíritus de los guerreros emergiendo desde el fondo del mar o bien, fusionándose con los cangrejos que habitan en las profundidades.
La creencia de que los cangrejos samurái representaban a los guerreros Heike muertos en combate puso en marcha un mecanismo de selección artificial perfeccionado durante siglos por los pescadores de la zona, de modo que los cangrejos cuya coraza simulaba un rostro samurái eran devueltos al mar, limitando la pesca a los ejemplares sin esta característica.
Con el paso del tiempo y sin siquiera saberlo, los pescadores influyeron en la evolución de los cangrejos samurái, favoreciendo la supervivencia y reproducción de los que consideraban, poseían rasgos que emulaban el rostro de un guerrero Heike.
Esto provocó que los cangrejos cuyos dorsos dibujaban una figura similar a un rostro humano sobrevivieran, aumentaran su descendencia y transmitieran sus genes de generación en generación, mientras las variedades con otras formas en la coraza perecían con la pesca, disminuyendo la diversidad del patrón en el dorso de la especie. Carl Sagan popularizó la historia de los cangrejos samurái en ‘Cosmos’ (1980) y desde entonces, se convirtió en un ejemplo de selección artificial que describe el poder humano para intervenir en la evolución de las especies.
Kanikosen. El Pesquero, de Takiji Kobayashi, es la obra maestra de la literatura proletaria japonesa. Es un relato horrendo y la vez esperanzador de las duras condiciones de vida a bordo de un buque factoría. Fue publicado por primera vez en 1929 y ahora, casi un siglo después, reaparece en las listas de los libros más vendidos.
Críticos y reseñistas coinciden en la idea de que, en la precariedad laboral que el neoliberalismo ha desatado, las jóvenes generaciones de trabajadores se sienten identificadas con las vicisitudes de los protagonistas de esta novela. Kanikosen. El Pesquero narra la vida en un cangrejero japonés que faena frente a las costas de la península de Kamchatka. Las durísimas condiciones de vida de los trabajadores se describen con un estilo parco que pone de relieve todo el horror de su situación: apaleados, torturados, obligados a trabajar sin descanso, subalimentados, acosados por piojos, pulgas y chinches, desesperados; esos hombres sólo tienen un pasado de hambre y miseria, y su futuro tal vez sea morir en las frías aguas del mar de Ojotsk.
El acierto de Takiji Kobayashi es convertir a todos los trabajadores del barco en un solo personaje. No importa si un trabajador viene del campo, otro de una fábrica y el tercero de una mina, porque su experiencia es común: jornadas agotadoras, sueldos exiguos, malos tratos y accidentes mortales. Y ese pasado común, que el autor retrata con crudeza cuando da voz a alguno de ellos que narra sus experiencias, aboca a una misma conciencia: la de que hay quien se enriquece a costa del sudor y la sangre de hombres a los que nadie trata como a tales.
Al principio, ese hombre de cuatrocientas caras (tantas como obreros, pescadores y marineros trabajan en el buque factoría) da por sentado que ésa es la vida que le corresponde: vivir miserablemente para que otros puedan hacerlo de forma opulenta. Comprende que no hay justicia en esa realidad, pero ante las duras condiciones de su día a día solo exclama «¡Mierda!». Sin embargo, las condiciones de trabajo empeoran día a día y, como una bestia acosada, los trabajadores del barco se ven obligados a reaccionar.
La ley del terror que gobierna el barco deja de surtir efecto cuando la muerte se convierte en algo deseable, en comparación con la dureza de cada día.
Así, el miedo dejará paso a la indignación y ésta a la conciencia de la propia fuerza. ¿Qué pueden el capitán, el representante de la compañía y el patrón de los obreros contra cuatrocientos hombres desesperados? La clave está en la unión, en convertirse en un sólo hombre en la lucha, como lo fueron en la desesperación.
El soberbio planteamiento del libro Kanikosenrecoge esa gradación paulatina que convierte a cuatrocientas bestias de carga en cuatrocientos hombres decididos a conquistar una nueva dignidad. La narración sencilla, pero llena de imágenes sugerentes, convierte la lectura en un verdadero placer y acentúa el interés con el que se siguen los avatares de los trabajadores del Hakko Maru.
Takiji Kobayashi murió asesinado por la policía japonesa cuatro años después de la aparición de El Pesquero, como consecuencia de sus actividades subversivas en favor del proletariado. Pero los trabajadores del siglo XXI se siguen reconociendo en sus personajes, porque la voracidad del capitalismo devora cada día un pedacito de los derechos que se conquistaron durante años de lucha. Cada paso atrás que los trabajadores damos, cada derecho que perdemos y cada mejora por la que no luchamos, es una traición a la memoria de quienes, como Kobayashi, dieron la vida por nosotros. Por eso no debe bastar con reconocerse en los trabajadores de este pesquero: hay que emularlos.
Hay semanas que parecen inacabables,... Los días primaverales se alargan, pero el verano aún no se vislumbra. Los acontecimientos nos sobrepasan en estas prolongadas jornadas. Ni un respiro hasta esta madrugada de viernes, para escribir unas líneas en un blog que añoramos nosotros más que en reciprocidad, en un amor poco correspondido.
Este trajín cotidiano es un sinvivir por encima de nuestras posibilidades del bien más preciado: el tiempo. Vamos descontando tareas cantábricas para ir conectando proyectos mediterráneos que teníamos pendientes. Ya queda menos, pero la pandemia y el encierro han alterado nuestros ritmos circadianos, aquellos que merecieron el Nobel de Medicina en 2017. El sempiterno insomnio del alba se ha convertido en un insólito trasnochar.
Añoranzas, memorias, amistades y alegrías, cuán lejanos o cercanos os sentimos,... Es una agridulce sensación, acaso un sueño que oscila a pesadilla, en cada minuto de una noche lluviosa que no quiere transformarse en una vida nueva con sus 24 horas de palpitaciones y esperanzas.
Haibunes una palabra japonesa compuesta por dos kanji (caracteres ideográficos: hai y bun, literalmente, “ensayo de haiku”) que se puede traducir como “Cuaderno de haiku” o “Diario de haiku”.
Algunos de los antiguos haijin (poetas de haiku), acostumbraban anotar en un cuaderno sus impresiones y descripciones de viaje, sus actividades, bocetos, o todo motivo que fuera de interés, en párrafos concisos, fundamentalmente en su relación con la naturaleza y el entorno humano, cerrando esos apuntes con un haiku o, según el caso, al inicio del escrito, o intercalando uno o más poemas entre párrafos. También el texto en prosa podía ser tal sin contener ningún haikufinal, aunque estaba impregnado de su espíritu.
El haibun, por lo tanto, (tal como se ha extendido en Occidente) es el conjunto de anotaciones que combina prosa poética y un haiku y, por extensión, cada uno de los temas con inicio y cierre determinados que dan marco al poema, o bien, este como acotación incidental. El relato puede ser autobiográfico, biográfico, descriptivo, incluso imaginario, en un lenguaje en que el poeta expresa la impresión de lo que percibe y siente (frente a lo inmediato o a lo pasado), sumando a la narración uno o varios haiku, aunque la costumbre más arraigada es la de incluir el poema al final de lo referido (según el autor), procurando a veces la síntesis y, en otras, como complemento de lo expresado en una particular reciprocidad.
El haikues un género poético originario de Japón. Las redes sociales han contribuido a que sea conocido en todo el planeta. Sin duda, el rasgo más distintivo de un haiku es su forma: los haikus se escriben en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente. Esta métrica es flexible: nada nos impide escribir haikus que tengan un número de sílabas ligeramente distinto, que no por ello dejarán de ser haikus.
Okuribito (en japonés おくりびと, El que despide) es una película dramática dirigida por el cineasta japonés Yōjirō Takita, protagonizada por Masahiro Motoki, Ryōko Hirosue y Tsutomu Yamazaki y estrenada en 2008.
Su trama describe la historia de un joven llamado Daigo y su trabajo como preparador de cadáveres en una funeraria. Es conocida en español por varios títulos diferentes: Despedidas, Final de partida, La felicidad de vivir y Violines en el cielo.
Kundō Koyama redactó el guión basándose en el libro Coffinman, de Aoki Shinmon. La producción tuvo dificultades para obtener financiamiento y debió cumplir ciertas restricciones para rodar la película, debido a los prejuicios de la sociedad japonesa respecto a la muerte, considerada una fuente de contaminación espiritual.
No fue exhibida en salas de cine de Japón sino hasta después de su estreno en el Festival Internacional de Cine de Montreal en agosto de 2008, en el que recibió el «Gran Premio del Jurado». Más tarde, se estrenó en otros países y recaudó un total de 69,9 millones de dólares.
La crítica destacó las actuaciones y dirección, así como la combinación de humor y drama de la historia. No obstante, hubo quienes estuvieron en desacuerdo con su duración y con el grado de emotividad y predictibilidad del argumento.
En febrero de 2009, la Academia Japonesa de Cine la distinguió como la «Mejor película del año», además de que resultó triunfadora en la categoría «Mejor película de habla no inglesa» de los premios Óscar de 2008, lo cual marcó un hito en la industria cinematográfica japonesa, que nunca antes había obtenido ese galardón.
Dura, conmovedora y llena de tristes escenas este gran filme, "Despedidas" . Hermosa banda sonora del maestro Joe Hisashi. Oscar a la mejor película extranjera 2008. Maravilloso y profundo mensaje sobre el Adiós, de nuestros seres queridos...Honor y Belleza, magistralmente representados de un momento tan importante para cada Ser.
Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataúd y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá en este ritual de muerte la chispa vital que le faltaba a su propia existencia.
Tras la explosión de Nagasaki, un estoico niño japonés con su hermano muerto en la espalda espera su turno en el crematorio de pira.
Han pasado 75 años ya de aquel horror que la humanidad fue capaz de generar. Esta fotografía fue tomada por un reportero gráfico estadounidense, Joe O'Donnell, en Nagasaki en agosto de 1945.
Joseph Roger O'Donnellnació el 7 de mayo de 1922 en Johnstown, Pensilvania. Después del instituto, se alistó en los marines, que le enviaron a la Escuela de Fotografía. El 28 de agosto de 1945, su unidad se convirtió en una de las primeras en entrar en Japón. O'Donnell era un sargento de infantería de Marina de 23 años cuando se le encomendó documentar los efectos de los bombardeos, y pasó siete meses fotografiando la devastación de Japón. Su primer objetivo fue la devastada Nagasaki.
Recientemente habló con un entrevistador japonés sobre esta imagen: “Vi a un niño de unos diez años caminando por allí. Llevaba un bebé a la espalda. En esos días en Japón, a menudo vimos niños jugando con sus hermanos o hermanas pequeños sobre sus espaldas, pero este niño era claramente diferente. Pude ver que había venido a este lugar por una razón seria. No llevaba zapatos. Su cara estaba rígida, como para no llorar. La cabecita de su hermanito estaba inclinada hacia atrás como si el bebé estuviera profundamente dormido. El niño permaneció allí durante cinco o diez minutos. Los hombres con máscaras blancas caminaron hacia él y en silencio comenzaron a quitarse la soga que sostenía al bebé. Fue entonces cuando vi que el bebé ya estaba muerto. Los hombres sostuvieron el cuerpo por las manos y los pies y lo colocaron sobre el fuego. El niño permaneció allí derecho sin moverse, mirando las llamas. Se mordía el labio inferior con tanta fuerza que brillaba con sangre. La llama ardía como el sol poniéndose. El niño se dio la vuelta y se alejó en silencio".
Esta imagen inspiró la película animada "La tumba de las luciérnagas". Es considerada por el renombrado crítico cinematográfico Roger Ebert como una de las mejores y más instructivas películas sobre la guerra, quien en 2000, la incluyó en su lista de las mejores películas de todos los tiempos. Además, junto a La lista de Schindler de Steven Spielberg y El pianista de Roman Polanski, es una de las mejores películas antibelicistas de la historia.Muestra cómo la guerra transforma a los niños en hombres y a los hombres en bestias.
Si tuviera que denunciar el horror de la guerra, sería la imagen de este niño lo que usaría. No me interesa saber quién es bueno o quién es malo, sus motivos o sus técnicas: mientras esta fotografía viva en mi cabeza, nadie me convencerá de ninguna forma de violencia.
Basta de contar la historia desde la perspectiva de los militares,... Como el rumbo de ambos aviones norteamericanos B-29, Enola Gay y Bockscar, que aniquilaron Hiroshimay Nagasakiel 6 y el 9 de agosto de 1945.
No es, en absoluto, comparable pero ahora mismo en Beirut los explosivos de guerra han causado este estrago,... Malditas sean todas las guerras y malditos los canallas que las provocan.
🚨 GIGANTESCA EXPLOSIÓN EN BEIRUT 🚨
Un depósito de explosivos ubicado en Beirut, capital y principal puerto marítimo del Líbano 🇱🇧, estalló hace unas horas. ⚠ Hay cientos de personas heridas según informo el ministro de salud Hamid Hassan. pic.twitter.com/SHo5G7dGGD
Bien ser, bien hacer y bien estar, su receta en 10 reglas. Los valores son los que hacen al individuo ser una persona de calidad. Para tener calidad como empresario, como persona y como empresa en su todo, se deben seguir cuatro pasos:
* El bien ser: Ser honesto, puntual, limpio, responsable y trabajador.
* El bien hacer: Hacer todo bien desde un principio.
* El bien estar: Dar más de lo que se recibe: a la familia, al trabajo, a la sociedad. Al final hace que uno sienta el bien estar, que es sinónimo de felicidad plena.
* El bien tener: Si se cumple con los tres pasos anteriores y en ese orden, lograrán el bien tener del dinero y las cosas materiales.
¿Sabíais que los dos años más peligrosos de la vida de una persona so el año en que nace y el año en el que se jubila? Esta conferencia TED con Dan Buettner nos desvela mitos falsos y modos eficaces para vivir con salud muchos años, para vivir una vida larga y ancha como desde la Fundación Seis Punto Cero buscamos. Francamente creemos que los consejos de Dan Buettner son infalibles, más que las mismas dietas siempre que sean contenidas, especialmente aquellas propuestas que apuntan a buenas relaciones de familia y de buenas amistades, el sentido de trascendencia o espiritualidad, el ejercicio diario y moderado,...
¿Sabíais que en Okinawa, en Japón en general, no existe una palabra para expresar jubilación, pero sí IKIGAI que significa la razón de vivir por la que te levantas cada día?
IKIGAI es ese armónico equilibrio entre PASIÓN, MISIÓN, VOCACIÓN y PROFESIÓN. De este modo se aúna a los largo de toda la vida lo que cada persona ama hacer, aquello en lo que es único y excelente haciéndolo, en una labor que la comunidad y la humanidad necesitan y con lo que se puede ganar la vida.
Las zonas azules son aquellos lugares donde se concentra la gente más longeva del mundo: Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Cerdeña (Italia), Loma Linda (California) y la península de Nicoya (Costa Rica). Sitios donde a la gente simplemente "se le olvida morir". Allí se registran los índices más bajos de cáncer, obesidad y cardiopatías; las comidas siempre se hacen con la familia y los amigos; se prefiere caminar a desplazarse en coche, y la gente sigue cocinando y comiendo como sus ancestros y sus descendientes,...
"Educa a tus hijos con un poco de hambre y un poco de frío" decía Confucio,... Receta difícil de practicar para los progenitores (imposible para un abuelo), pero que contiene una pauta eficaz,... no aplicada literalmente. Sugiere que desde la infancia se traslade un sentido de responsabilidad, de que la vida no es igual que el amor incondicional de la familia y que cada persona debe asumir su carga de deberes para exigir todos sus derechos.
El modelo más semejante es el o-soji, una tradición (muy conectada con la filosofía sintoísta) en los colegios de Japón donde los estudiantes de primaria y secundaria no solo tienen que barrer, trapear y servir la merienda como parte de su rutina escolar, también tienen que lavar los baños. Para los nipones, el ōsōji (大掃除) a final de año consiste en limpiar la casa, negocio, escuela, espacios comunes… a fondo para empezar el año limpios tanto física como espiritualmente. Y en general, intentan no dejar nada pendiente en ningún ámbito (pagos pendientes, cumplir obligaciones, tareas incompletas,...) para poder empezar desde cero.
En la escuela, el alumnado no sólo estudia las materias, también aprende a cuidar lo que es público y a ser un ciudadano más consciente. Y a nadie le sorprende, porque siempre ha sido así. Tampoco existen comedores, por lo que los estudiantes comen en la misma aula y son ellos mismos quienes organizan todo y sirven a sus colegas.
Y, después de la merienda, es hora de limpiar la escuela.
Los alumnos se dividen en grupos, cada uno de los cuales es responsable de lavar lo que se utilizó durante la comida y de la limpieza del aula, los corredores, las escaleras y los baños en un sistema rotativo coordinado por los profesores.
Tradición pura, aunque haya personal profesional encargado del aseo en las escuelas denominada yomushuji.
Así el pueblo japonés aprende desde pequeño a cuidar del patrimonio público. Del cual, el más valioso son las escuelas, que van a ser utilizadas por las próximas generaciones.
La cita inicial nos la recordó Aitor Uriondo, el excelente director de Axular Lizeoa que la había visto muchos años expuesta en el frontispicio de un colegio religioso, Marianistas de Donostia. Es un proverbio atribuido a Confucio,... en español. Imposible encontrar dicha atribución en inglés, o francés,... ni siquiera tal afirmación,... ¿Curioso, no?
Dicen que la concentración es la raíz de los grandes talentos,... Y Japón destaca por el cultivo, hasta niveles insanos -en ocasiones- del arte de la disciplina. Un inmejorable ejemplo de concentración y entrenamiento, así como otra razón más para amar a Japón: los Shuudan koudou, concursos de caminata grupal sincronizada de precisión (Precision Walking), un arte netamente japonés.
Estos concursos Shuudan koudou comenzados por la NSSU (Universidad de Ciencias del Deporte del Japón) tuvieron lugar desde hace más de medio siglo a puertas cerradas, y recientemente se han hecho públicos atrayendo una gran audiencia. Reúnen en noviembre a estudiantes de todo el Japón, pero principalmente de la NSSU, para participar en los denominados Shuudan koudou (acción colectiva). Las rutinas requieren meses de entrenamiento, al punto que se puedan hacer perfectamente de memoria y con los ojos cerrados (y no es exageración).
Han sido utilizados estos ejercicios como publicidad, como paradigma del cuidado y precisión de la cultura japonesa, como en el anuncio de Honda que se adjunta.