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Dios existe

Se puede creer o no en Dios, pero muchos entendemos que Dios es la invisible… evidencia.

Desde que supe un poco de la vida, siempre me fastidió ese decir popular -y tan frecuente en el País Vasco- de que “hoy no hay sol”. Cuando era pequeño contestaba: “Claro que hay sol, pero las nubes no dejan verlo”. La existencia del sol queda probada por la luz durante el día, incluso por el amanecer que sucede a cada noche. Así mismo, a veces, desde la desolación podemos dudar de que Dios exista, pero Dios es como el viento que pasa: puede sentirse por todas partes, aunque no se vea en ninguna.

Es respetable la opción de negar la existencia de Dios. Y no sólo aquéllos a quienes no conviene que Dios exista, niegan su evidencia. Lamartine declaró que “Dios no es más que una palabra soñada para explicar el mundo”; Nietzsche, “Dios ha muerto”; y Gagarin, tras su vuelo orbital, “No he visto a Dios allá arriba”. Algunos insisten en que Dios no existe, que eso ya se acabó. Pero se equivocan.

Dios existe, porque nosotros existimos. Dios vive en nuestras conciencias, en el alma de la Humanidad, en todo el Universo que nos circunda. Dios existe, pero se toma su tiempo en hacerlo saber a algunos. Abundan las religiones, que no son sino formas variadas de un mismo Dios, interpretado desde cada civilización y cada época. Como Mahoma señaló: “Dios ha dado a cada pueblo un profeta en su propia lengua”.

Es fácil reconocer a Dios: Está ahí donde hay amor. Dios nos dice de millones de formas diferentes, pero siempre mediante el corazón y nunca mediante el odio, que sigue confiando en los seres humanos. Y, al final, Dios nos perdonará a todos, a creyentes y ateos, porque ése es su oficio.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/dios.htm

El algoritmo de Dios

El algoritmo de Dios 
Seguramente Ernő Rubik no imaginó “la que se iba a montar” con su juguete. Si ahora miramos hacia atrás, podemos comprobar que el cubo de Rubik, el rompecabezas que este profesor húngaro inventó en 1974 para ayudar a sus estudiantes a comprender ciertos problemas en tres dimensiones. Pero el Cubo de Rubik es el juguete más vendido de la historia

¿Cuál es el máximo número de movimientos que necesitaríamos para resolver un cubo de Rubik, sea cual sea la posición inicial?  Esto ha mantenido entretenidos a investigadores prácticamente desde la aparición de este rompecabezas. Existen, como ya hemos dicho, muchos tutoriales y manuales para resolver el cubo de Rubik comenzando desde cualquier posición, pero muchos de ellos nos “obligan” a realizar más movimientos de los que quizás podríamos haber hecho partiendo de la posición inicial que tengamos entre manos. 

La cosa es que Dios, si existiera, seguro que dispondría de un algoritmo de resolución (es decir, una secuencia de pasos para resolver el cubo) totalmente eficiente, un algoritmo que resolviera el cubo de Rubik en el menor número de pasos posibles. A este algoritmo se le llamó Algoritmo de Dios, y al número máximo de movimientos necesarios para resolver cualquier cubo de Rubik se le denomina el Número de Dios.

Este número de Dios, que en 1981 estaba acotado entre 18 y 52, era el Santo Grial del cubo de Rubik, el número deseado por todos los amantes del estudio de la resolución de este rompecabezas. En 1990 ya lo teníamos acotado entre 18 y 42; en 1995 entre 20 y 29; en 2008 Tomas Rokicki lo reduce a entre 20 y 22; y, por fin, en 2010 Tomas Rokicki, Herbert Kociemba, Morley Davidson y John Dethridge demostraron que el Número de Dios es exactamente 20

Esto significa que todo cubo de Rubik, sea cual sea la posición inicial de sus piezas, se puede resolver en, como mucho, 20 movimientos. Habrá posiciones iniciales que necesiten menos de 20 movimientos, pero no hay ninguna para la que estemos obligados a realizar más de 20. Y, además, está demostrado que este número no se puede mejorar, ya que se sabe que hay posiciones concretas que necesitan de exactamente 20 movimientos. Por tanto, esta búsqueda está completamente cerrada: el número de Dios es 20. Si queréis más información sobre esto, vale la pena acudir a Cube20.
El algoritmo de Dios
El Algoritmo de Dios (God's algorithm, AI) es un concepto originado en discusiones sobre formas de resolver el rompecabezas del Cubo de Rubik, pero que también se puede aplicar a otros rompecabezas combinatorios y juegos matemáticos. Se refiere a cualquier algoritmo que produzca una solución con la menor cantidad de movimientos posibles, siendo la idea que solo un ser omnisciente conocería un paso óptimo de cualquier configuración dada.

La noción se aplica a los rompecabezas que pueden disponer de un número finito de "configuraciones", con un arsenal relativamente pequeño y bien definido de "movimientos" que pueden ser aplicables a configuraciones y luego conducir a una nueva configuración. Resolver el rompecabezas significa llegar a una "configuración final" designada, una configuración singular o una de una colección de configuraciones. Para resolver el rompecabezas se aplica una secuencia de movimientos, partiendo de alguna configuración inicial arbitraria.

Se puede considerar que un algoritmo resuelve tal rompecabezas si toma como entrada una configuración inicial arbitraria y produce como salida una secuencia de movimientos que conducen a una configuración final (si el rompecabezas se puede resolver a partir de esa configuración inicial, de lo contrario, indica la imposibilidad de una solución). Una solución es óptima si la secuencia de movimientos es lo más corta posible. Este recuento se conoce como el Número de Dios, o, más formalmente, el valor minimax.​ El algoritmo de Dios, entonces, para un rompecabezas dado, es un algoritmo que resuelve el rompecabezas y produce solo soluciones óptimas.

Algunos escritores, como David Joyner, consideran que para que un algoritmo se denomine correctamente "Algoritmo de Dios", también debería ser práctico, lo que significa que el algoritmo no requiere cantidades extraordinarias de memoria o tiempo. Por ejemplo, el uso de una tabla de búsqueda gigante indexada por configuraciones iniciales permitiría encontrar soluciones muy rápidamente, pero requeriría una cantidad extraordinaria de memoria.
Algunos juegos bien conocidos con un conjunto muy limitado de reglas y movimientos simples y bien definidos nunca han tenido el Algoritmo de Dios para una estrategia ganadora determinada. Algunos ejemplos son los juegos de mesa ajedrez y go. Ambos juegos tienen un número de posiciones que aumenta rápidamente con cada movimiento. El número total de todas las posiciones posibles, aproximadamente 10^154 para el ajedrez y 10^180 (en un tablero de 19 × 19) para el go, es demasiado grande para permitir una solución de fuerza bruta con la tecnología informática actual (compare el ahora resuelto, con gran dificultad, el cubo de Rubik en solo aproximadamente 4.3×10^19 posiciones, es decir más de 43 trillones de posiciones). 


El algoritmo de Dios
En consecuencia, no es posible una determinación de fuerza bruta del algoritmo de Dios para estos juegos. Si bien se han construido computadoras de ajedrez que son capaces de vencer incluso a los mejores jugadores humanos, no calculan el juego hasta el final. El IBM Deep Blue, por ejemplo, buscaba solo 11 movimientos hacia adelante (contando un movimiento de cada jugador como dos movimientos), reduciendo el espacio de búsqueda a solo 10^17. Después de esto, evaluó la ventaja de cada posición de acuerdo con las reglas derivadas del juego y la experiencia humanos.

Por otro lado, las damas, con similitudes superficiales con el ajedrez, han sido sospechadas durante mucho tiempo de ser "jugadas" por sus expertos practicantes. En 2007, se demostró que esto era así calculando una base de datos de todas las posiciones con diez o menos piezas. Por lo tanto, tiene un Algoritmo de Dios para todos los juegos finales de damas y lo utilizó para demostrar que todos los juegos de damas perfectamente jugados terminarán en empate. Sin embargo, las damas con sólo 5×10^20 posiciones​ e incluso menos, 3.9×10^13, es un problema mucho más fácil de descifrar y es del mismo orden que el cubo de Rubik.

La existencia de Dios...

... no se dilucida en la publicidad de los autobuses. La polémica la inició en Barcelona el "autobús ateo" de la Unión de Ateos y Librepensadores, aunque inicialmente un proyecto similar había surgido anteriormente en Londres. Merece ser analizado el mensaje incluido en los transportes públicos: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida". Al estar todas las letras en mayúsculas no se sabe si quería decir dios o Dios. El adverbio "probablemente" introduce una incertidumbre que se agradece, porque deja abierta la rendija a que "posiblemente Dios sí existe". La segunda frase parte de una suposición errónea y es considerar que quienes creen en Dios se preocupan y no disfrutan de la visa. Es obvio que para muchas personas sus creencias religiosas les liberan de preocupaciones terrenales y que disfrutan más de la vida. Al primer autobús de ateos (arriba) le ha respondido con otra iniciativa similar (abajo) la iglesia evangélica Centro Cristiano de Reunión, desde Fuenlabrada (Madrid). Su tesis es antagónica, pero en términos similares: "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo". Aquí no hay dudas sobre las mayúsculas, y responde al subtítulo adversario alegando que se puede disfrutar más de la vida con Cristo. También promociona un vídeo en YouTube, Límites Insospechados.
La fe en Dios, o su ausencia, es algo más serio, personal e íntimo que estas campañas publicitarias. Siendo positivos hemos de reconocer que han suscitado un debate, esperemos que sosegado o incluso introspectivo, sobre la existencia de Dios.
Nosotros creemos que Dios existe, pero respetamos absolutamente a quienes no creen en Dios y defendemos su derecho a proclamar su ateísmo (otra variante de apostolado), al igual que nosotros exponemos nuestra fe.

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¡Dios, Él es, Oíd!

Un remoto amigo, webmaster de publicaciones con difusión mundial por Internet, sugiere que hablemos de Dios. Esta petición es muy difícil, porque exige prudencia y cuidado en lo expuesto para lograr la exactitud y el rigor que la magnitud del tema exige. Pero, podemos convertirlo en algo fácil, si compartimos simplemente ideas muy sencillas, pero muy sentidas por cada uno de nosotros.

Hay muchas razones para creer en Dios, en mi opinión. Citaré solamente dos. Un argumento racional, definitivo a mi juicio, sería que los seres humanos, todos, tenemos una ansiedad de espiritualidad, de trascendencia, de inmortalidad. Este deseo es generalizado, y sólo caben dos posibilidades: O somos seres espirituales con una breve existencia humana, o sólo somos personas mortales con falsas pretensiones de eternidad. Lo segundo no somos, ¡no podemos ser!, sólo “entes engañados” por un afán inalcanzable de infinitud. Sólo podemos ser “realidades con alma imperecedera” que ahora vivimos una breve fase terrenal.

Una segunda demostración, más emocional e íntima, sería ese “hombrecillo” que llevamos dentro y que descubrimos con los años. El “hombrecillo” somos nosotros mismos, que miramos a través de unos ojos gastados la imagen reflejada en el espejo y que casi no nos reconocemos, porque nos empezamos a parecer no ya a nuestro padre, sino incluso a nuestro abuelo. Pero ese “personajillo” que transportamos en nuestro interior no cambia. Nos sentimos con 50 años como éramos con 30, con 15 o con 5 años. “Nosotros” somos el mismo, aunque nuestro aspecto haya envejecido. Los que vamos hacia la edad de ser abuelos, a menudo sentimos la urgencia de subir al camarote y montar el “corralito infantil” de nuestros hijos, para meternos dentro y volver a sentirnos bebés que quieren escapar de ese vallado para descubrir el mundo. Aquel niño que fuimos, desde donde recordamos, y el anciano que seremos son el mismo “ser”, que no siente el paso del tiempo. Con la edad vamos entendiendo que el “yo” no puede ser nuestro físico, que este “yo” de la madurez es exactamente el mismo “yo” que descubrió el amor filial y familiar con 3 años, el amor humano de una mujer con 18 años, la vocación profesional con 22 años, el amor paternal con 30,… Ese “yo” no puede ser mi cuerpo, ni mi cerebro, ni mi consciente,… Ese “yo” es mi alma.

¡Hoy creo en Dios!, como dijo Bécquer. Creer es muy fácil. Lo verdaderamente difícil es ser coherente con Dios, porque en ese compromiso no caben medias tintas. Éste es un mensaje de ida y vuelta, capicúa o palindrómico, como el título y la frase final: “Sólo Dios o ídolos”.

"Conversaciones con Dios", la película

Una recomendable película basada en la obra autobiográfica de Neale Donald Walsch, que forma parte de un amplio proyecto (web oficial). Muy presente en Internet, donde se recogen impresiones y testimonios. Nos presenta el Dios en el que muchos creemos, un Dios de amor (no del miedo), un Dios del Nuevo Testamento,... Algunas de las ideas transmitidas en la película (ver trailer): - El sentimiento es el lenguaje del alma.
- La cuestión no es a quién habla Dios, sino quién le escucha...
- Podríamos vivir en un mundo que recompensase más a quienes otorgan los mayores dones, las madres y los padres, los profesores, los médicos,...

El frío no existe

Estos días invernales son propicios para aprender una enseñanza ética de la física moderna.

Una difundida historia apócrifa cuenta que un profesor universitario retó a sus alumnos con una espinosa cuestión: “¿Dios creó todo lo que existe?". Un audaz estudiante respondió: “Sí, todo lo hizo Dios”. Entonces el profesor arguyó: "Si Dios todo creó, también hizo el mal, y si nuestras obras son el reflejo de nosotros mismos, entonces Dios debe ser malvado".

Los alumnos callaron ante tan contundente respuesta, hasta que otro estudiante levantó tímidamente su mano y repreguntó al docente, tras pedirle permiso para ello: “¿Profesor, existe el frío?”. El profesor hubo de reconocer que, según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. Volvió a insistir el aprendiz: "¿Y existe la oscuridad?”. Nuevamente el catedrático confesó: “Por supuesto que tampoco existe, dado que la oscuridad sólo es ausencia de luz”. Finalmente, el joven concluyó con una pregunta retórica: “¿Quizá tampoco exista el mal no, sino como ausencia del bien?”. Cuenta la leyenda que aquel alumno era Albert Einstein.

Quizá sea valiosa esta anécdota, aunque no sea verídica y aunque muchos llamen a Dios con distintos nombres. Lo verdadero es que en la Naturaleza sólo existen magnitudes positivas, que llamamos con denominaciones como calor, que es energía molecular transferida de un sistema de mayor temperatura a otro de menor, o luz, que es otra forma de energía. De la misma forma tampoco en economía existe la pobreza, sino como ausencia o mal reparto de la riqueza. Lo que existe y se puede sumar para distribuir es calor, luz o riqueza; no se puede acumular frío, oscuridad o pobreza.

Los seres humanos estamos plenamente capacitados para percibir las diferencias de temperatura, de luz, de riqueza o de bondad. Ojalá aprendamos pronto que sólo podremos disfrutar de los bienes que pusieron a nuestra disposición, si los compartimos debidamente entre todos.

Felipe González y Dios

Discutían tres viejecitos:

Dice el primero: "Felipe es como Dios".

Añade el segundo: "No, no, no. Felipe es Dios".

Apostilla un tercero: "Ya quisiera Dios ser como Felipe".

(Es que hay algunos...)

Un secreto de Dios

Unos lo llaman Dios, otros Naturaleza. En cualquier caso, las leyes divinas o naturales son difíciles de descubrir, pero creemos haber desvelado una.

Dios conoce todos nuestros secretos, y a la Vida no se le esconde nada. Más inextricables son las reglas de funcionamiento del Universo, que la Ciencia y la Religión tratan de revelar. Pocas cosas son fáciles de entender, y todos los seres humanos estamos plenos de dudas sobre cómo funciona el mundo.

Muchos años de docencia y toda una vida de aprendizaje nos han mostrado un recóndito misterio de cómo estamos hechos y de cómo funcionamos las personas. En la Educación si hay algo evidente es que dos escolares nacidos en situaciones extremas, uno muy pobre y abandonado frente a otro querido y arropado, deberían alcanzar metas vitales y sociales muy diferenciadas. Con el más agraciado, poco o nada podría competir el más desfavorecido por origen y condiciones.

Para compensar esto, Dios o la Naturaleza hicieron un milagro. Además de la inteligencia, del conocimiento, de la capacidad, de la familia, del entorno,… crearon la voluntad. Sólo con las ganas, con el trabajo, con el esfuerzo, con la paciencia se logran equilibrar y superar las desigualdades iniciales. Fue voluntad divina crear el brío, el tesón, el empeño, la determinación,… La voluntad puede transformar a nuestro favor las circunstancias. Basta creer, querer y hacer. Así se crea el carácter, esa fuerza sorda y constante de la voluntad que, templada por el dolor, es increíblemente libre y omnipotente.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2008/secreto.DOC
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Últimas palabras famosas

CLIC para leer más...- Pardonnez-moi, monsieur. (Discúlpeme, señor) María Antonieta Cuando se aproximaba a la guillotina, condenada a ser decapitada por traición, tropezó accidentalmente con el pie del verdugo.

- Condenada a ser decapitada por presunto adulterio y alta traición, Ana Bolena fue llevada al cadalso, donde le dijo a su verdugo: “No le dará ningún trabajo: tengo el cuello muy fino".

- Napoleón: "France, armée (ejército), Joséphine", o, según la versión de las memorias de Santa Helena "...tête...armée...Mon Dieu !". Tenía entonces 52 años.

La política como Deus ex machina

La política no puede ser la única esperanza de solución para una humanidad necesitada de salvación.

‘Deus ex machina’ es una expresión latina, traducción de la locución griega απó μηχαυης Θεóς (apo mikhanis theos), que significa un dios surgido como por arte de magia, como se conocía en el teatro clásico la súbita aparición en escena de una deidad, que venía literalmente volando a rescatar prodigiosamente a los protagonistas de alguna situación desesperada. Dioses (Deus), que aparecían desde fuera (ex) de la acción teatral accionados por poleas (machina).

Dicho recurso escénico se considera invención de Eurípides (siglo V a.c.) y el artefacto, llamado mékhane, que permitía a la figurante "deidad" mantenerse en el aire sobre el escenario, no era sino una rudimentaria grúa de tramoya de la que pendía el actor sujeto por una cuerda. En la actualidad, la frase se aplica para designar lo que inesperadamente surge para resolver una situación aparentemente imposible. Virgilio es el primero en utilizar tal concepto en La Eneida. Horacio recomienda en su Arte Poética ser prudente al urdir el desenlace y recurrir a un poder sobrenatural sólo cuando lo requiera la índole de la obra: Nec deus intersit, nisi dignus vindice modus (No hagáis intervenir a un dios, sino cuando el drama es digno de ser desenredado por una divinidad).

Cuando vivimos una era que revisa permanentemente la fe religiosa, Henri Bergson nos recuerda una verdad poco halagüeña para la naturaleza humana: “El mundo es una máquina para fabricar dioses”. Todos sentimos la necesidad de que se solucionen los acuciantes problemas de este desdichado mundo con una intervención externa que provoque repentinamente un desenlace feliz. ‘Deus ex machina’, incluso para quienes no conocen la expresión, adopta formas variadas de soluciones providenciales que lo arreglan todo.

Muchos creen que su ‘Deus ex machina’ será el dinero o la lotería; algunos sostienen que la fuerza o la violencia resolverán sus conflictos; terceros opinan que indiscutiblemente el mercado y el nuevo orden económico regularán la felicidad; otros consideran que la tecnología, la informática e Internet salvarán al mundo; finalmente, la mayoría supone que los gobiernos o los políticos encontrarán la solución milagrosa para encubrir automáticamente la tragedia humana de nuestro fracaso colectivo como habitantes de un planeta conflictivo repleto de injusticia.
Políticos innovadores como Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat, amplían y matizan el ‘Deus ex machina’ de su capacidad transformadora desde los poderes públicos. En su primer discurso con motivo de la Diada de Catalunya, concreta fórmulas que trasladan y comparten responsabilidades de la administración con la sociedad civil, abogando por "un nuevo patriotismo" sobre el "triángulo mágico escuela-gobierno-empresas". Nótese que hasta aquí aparece el adjetivo de mágico. Quizá sea un avance hacia una política más participativa y más realista porque es más factible la resolución de nuestras dificultades con el apoyo de sectores claves como la educación o la economía, donde todos tenemos capacidad de aportar. Los políticos acertados tácitamente nos dicen: “No confiéis tanto en nosotros, sino en lo que todos juntos y bien organizados podamos alcanzar”.

No nos escudemos en subterfugios a la espera eterna de que un cúmulo de casualidades sin motivo aparente nos alivie de nuestro infortunio. Renunciemos a la incesante necesidad de crear falsos ídolos, que nos excusen del compromiso que cada uno de nosotros hemos de asumir personalmente, superando la desesperanza. No quedan más coartadas propias de adoradores de artificios que nos eximan de nuestra responsabilidad directa. Despertemos del espejismo de la quimera que soñamos como sonámbulos andantes: Cada uno de nosotros somos los arquitectos de nuestro futuro. Esta solución, la nuestra que depende sólo de nuestro esfuerzo, cabe esperarla siempre. Con nuestra voluntad, individual y colectiva, sabremos salir airosos de las situaciones más complejas. La formulación de Ignacio de Loyola es muy sensata: “Confiad en Dios, actuando, no obstante, como si el éxito de cada acción dependiese de vos y nada de Dios". Y Kipling sentenció: “La Providencia ayuda a quienes ayudan a los demás”.

¿Qué haría Jesucristo?

La campaña electoral norteamericana desata, por razones sectarias, una pregunta postergada.

Ambos contendientes Bush y Kerry han recurrido, para la movilización del electorado indeciso, a la búsqueda de todo tipo de aliados y simpatizantes, incluso en las instancias religiosas. Numerosas jerarquías y representantes de los diferentes cultos y sectores estadounidenses se han pronunciado a favor de uno u otro candidato, en función de su posicionamiento político.

Francamente, no vale la pena recopilar las exhortaciones de algunos prelados sugiriendo un aval del Dios universal a un candidato y comparando a su adversario con el mismo demonio. En plena batalla electoral y cuando parece que todo vale para ganar a cualquier precio, se desentierran grupos que han actuado incluso con parafernalia paramilitar de brazaletes con las siglas "QHJ" (¿Qué haría Jesucristo?, en Florida incluso en castellano). Intempestivas y desafortunadas opiniones que interpretan en clave partidista y unívoca la respuesta que Jesucristo podría ofrecer a sus seguidores.

Desde una perspectiva europea, todo ello denota el trasunto de la extendida percepción estadounidense de pueblo elegido y tierra prometida, como hebreos del Antiguo Testamento. Incluso hay quién se cuestiona si Dios es norteamericano. En ocasiones, los conservadores en USA actúan como ungidos por la divinidad con la Verdad absoluta. El fundamentalismo que combaten (el islámico ahora, el comunismo antes), se efectúa con una visión igualmente intolerante y fanática por parte de algunos máximos dirigentes, que se consideran “cruzados” del Bien categórico contra el Mal absoluto.

Somos mayoría en el mundo quienes creemos que, en una verdadera democracia y con el pleno respeto a la libertad religiosa (de creer o no creer), solamente cabe proponer claves éticas para guiar los pasos de de la ciudadanía ante sus problemas cotidianos. Cada uno puede elegir en quién se inspira para tomar sus resoluciones. Para los creyentes cristianos, Jesucristo respeta el libre albedrío personal, al tiempo que nos ofrece criterios de ayuda en nuestras decisiones.

Jesucristo no es una mala opción, creemos muchos; mas es difícil discernir con certeza cómo obraría Jesús en cada ocasión. La suya fue una revolución salvadora basada en el amor y la esperanza. Su mensaje evangélico de amor fraterno es grandioso, pero persiste la incertidumbre de cómo acertar en cada caso.

En cada situación podríamos traducir el "¿Qué haría Jesucristo?" por el equivalente ¿Qué haría una persona que ama a todos?" Jesucristo nos instó a amar aun en difíciles circunstancias (Lucas 6:27-33). “El amor se sacrifica y no exige recompensa; sólo el amor trasciende y nos trae una paz verdadera”. La injusticia crea conflictos; pero también es cierto que toda contienda puede hallar una solución pacífica, no violenta, de restitución de la verdad y de la justicia política, económica y social.

No es verosímil que Dios apueste por soluciones bélicas, ni guerras santas. Las citas bíblicas que abogan por el entendimiento son innumerables: "Busquemos, pues, lo que contribuye a la paz y nos hace crecer juntos” (Romanos 14, 17-19). El amor es el punto de partida de todo, con un querer que no excluya a nadie. No basta amar a familiares y amigos, ni a los de nuestra religión, etnia o grupo social. Derribemos los muros de prejuicios que nos hacen indiferentes ante el dolor ajeno, porque la pasividad siempre será culpable. Si anhelamos la paz, debemos practicar el amor hacia todos como si fuesen hermanos nuestros. Eso haría Jesucristo. Y nosotros somos las manos de Dios en la Tierra.

El Aznar y la necesidad

Entre casualidades y obligaciones, mejor olvidar a Aznar.

"El Azar y la Necesidad" fue un popular y polémico ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna publicado en 1970 por Jacques Monod, Premio Nobel de Medicina en 1965. Toma su título de la antinomia descubierta por Demócrito: "Todo lo que existe en el mundo es fruto del azar y de la necesidad". Monod apostaba por una "ética del conocimiento" de la que pueda surgir una inédita moral humanista para asumir nuestras libertades y responsabilizarnos de nuestras vidas.

En lo trascendente, Monod no contradijo la celebérrima cita de Einstein, "Dios no juega a los dados", aunque la palabra "azar" signifique "dado" en árabe. La Física señala la naturaleza cuántica, indeterminista y probabilística de la materia y de la energía, pero sigue siendo válida la reflexión de Edouard Pailleron, "¿El azar? Pero si es Dios de incógnito", o la versión de Anatole France, "El azar es tal vez el seudónimo de Dios, cuando no quiere poner su firma".

En lo contingente y más periodístico, ¿qué necesidad hay de seguir hablando de Aznar, y de su "necesidad creada" de ser homenajeado descubierta por "interesado azar"? El azar y la necesidad nos libró de alguien que, quizá, representaba el apotegma de Camus: "La necesidad de tener razón: señal de espíritu vulgar". Si hasta Dios prefiere, en ocasiones, figurar en el anonimato, ¿no son ridículas siempre nuestras necias ínfulas de grandeza?

La viñeta del Profeta

La peor caricatura del mundo en el que vivimos es que unos ridiculicen (y criminalicen a la quinta parte de la Humanidad), mientras otros radicales alienten al enfrentamiento planetario instrumentalizando el mensaje de las distintas religiones monoteístas.

El pasado 30 de septiembre de 2005, el principal periódico danés publicó una docena de caricaturas sobre Mahoma, y el 10 de enero de 2006 fueron reproducidas por una revista cristiana noruega. El motivo alegado fue que un escritor danés se quejó de la falta de ilustradores para un libro sobre la vida de Mahoma, por temor a represalias, dado que la representación de de la imagen de Mahoma es considerada blasfema por el Islam. El periódico solicitó el trabajo a dibujantes y doce enviaron su respectiva ilustración.

Entre esta docena de viñetas variadas, hay una en la que aparece Mahoma con una bomba en el turbante con un mensaje implícito de que todos los seguidores de Mahoma son posibles terroristas. Cabía esperar que pudieran sentirse ofendidas por tal cliché un colectivo de más de mil doscientos millones de personas, incluidos los millones de ciudadanos e inmigrantes europeos que pertenecen culturalmente a esta comunidad.

La redacción aseguró que tomó esa decisión editorial como mecanismo de defensa de "la democracia secular y la libertad de expresión", y para poner a prueba si el temor a las iras de musulmanes había comenzado a limitar la libertad de expresión en Dinamarca. Pero desde el punto de vista de muchos ciudadanos la publicación tuvo un propósito de provocación hacia la colonia musulmana en Dinamarca, que representa el 4% de su población.

El diario alegó que “hacen sátiras sobre la familia real y los políticos, y que no ridiculizar a los musulmanes sería mostrar prejuicios”. Sin embargo, el dibujante Christoffer Zieler vio rechazadas unas ilustraciones suyas sobre la resurrección de Jesucristo, porque el director del diario juzgó que serían consideradas demasiado ofensivas por los lectores,… por los lectores en general, y no necesariamente por los cristianos en particular.

Las viñetas publicadas son discutibles en todo (gratuitas, innecesarias, soeces,…), pero no son inocentes. Muchos consideramos que se trató de una estrategia perfectamente consciente, calculada y planificada de un periódico de derechas. Parece confirmado que consultaron a un especialista danés en islamismo y éste les alertó de la grave repercusión que ocasionaría. Pero decidieron imprimirlas desde su posición radical y de tintes xenófobos.

La cuestión no es la legalidad o no de la ofensiva publicación, sino de oportunidad e incluso de moralidad. La libertad de expresión debe ejercitarse sensatamente y evaluando todas sus consecuencias, porque no hay derecho sin responsabilidad y respeto a las demás libertades y a las diferentes sensibilidades. Aduciendo la sacrosanta libertad de expresión, nadie puede gritar ¡fuego! en una discoteca abarrotada, ni ¡bomba! en un avión.

A la indocumentada hegemonía que reputan algunos a la civilización centroeuropea frente al islamismo, cabría recordarles que hace 70 años un popular periódico alemán de los tiempos nazis, Der Strümer, ya publicaba caricaturas (antisemitas) del mismo estilo, y que tragedias interétnicas como el holocausto judío o el genocidio de los Balcanes han ocurrido no tan lejanamente en el corazón de nuestro continente.

En democracia es fundamental la bandera del derecho a poder expresarse libremente, pero no es un derecho absoluto, sino que mantiene la obligación de reflexionar, analizar y responder de todas las consecuencias previsibles de su ejercicio. En este siglo XXI de la globalización y la interculturalidad, la Prensa, el 4º Poder debiera ser consecuente y colaborar en dos tareas esenciales:

1º Ofreciendo ponderación cabal e información objetiva, que es lo más alejado de una historieta de mal gusto con estereotipos peyorativos que, al presentar al profeta Mahoma como un instigador de la violencia, insultan no sólo a los musulmanes, sino a cualquier inteligencia cultivada en el respeto a los sentimientos de religiosidad, y

2º Colaborando a la modernidad mediante la estricta separación de la política y la religión. En este sentido debiera ser obvio que ni el Islam incita a la guerra, ni el judaísmo avala la política de Israel, ni el cristianismo está representado por el belicismo de Bush.

El mensaje de todas las religiones monoteístas es de paz, pero a lo largo de la Historia ha sido mediatizado para alentar la guerra entre civilizaciones. No son islámicos, aunque sí fundamentalistas mensajes como “el eje del mal”, la “justicia infinita”, “por el imperio hacia Dios” o el “Dios con nosotros” (Gott mit uns) inscrito en la hebilla del cinturón de los soldados nazis. Quienes matan en nombre de Dios son falsos creyentes, porque confunden a ese “dios” invocado con un asesino.

En Europa prosigue una ignorancia enciclopédica sobre el Islam, a pesar del creciente porcentaje de nuestros compatriotas de origen musulmán. Casi todo lo que se sabe está deformado con estereotipos que no resisten la prueba de la Historia, y las viñetas con descalificaciones viscerales son un paradigma del desconocimiento supino.

En árabe, Islām deriva de la raíz S-L-M que significa "paz", al igual que en musulmán, o en Salām que es la salutación común con deseo de bien. El mismo concepto de jihad se ha traducido equívocamente como 'guerra santa', cuando se refiere a la lucha personal de perfección para vivir pacíficamente. Fue el mismo Mahoma quien dictó que “sólo los pueblos que respetan todas las religiones merecen que las suyas sean respetadas”.

El riesgo de los fundamentalismos y de los gobiernos teocráticos no es exclusivo de algunas opciones políticas de Oriente, sino que está presente en la mentalidad agresiva, dominante y de superioridad sobre el resto del planeta (por ‘mandato divino’) que todavía reina en algunos dirigentes de Occidente. Un Norte que olvida quién ha invadido la cuna de todas las civilizaciones (Irak), creyendo actuar en respuesta a un imperativo religioso.

Las ciudadanías orientales y occidentales ansían una paz justa y perdurable, una modernidad civil donde los sentimientos religiosos sean respetados, pero nunca impuestos. Las personas aprecian la convivencia interreligiosa, intercultural e interétnica con mucha más tolerancia que los dirigentes que se mueven buscando el poder tribal, nacional o mundial. Los medios de comunicación debieran quedar al servicio de sus lectores y no al socaire de los poderes e intereses que se benefician con los conflictos menores o mayores.

No es aceptable esa falacia del “choque de civilizaciones” de Samuel P. Huntington, que -en realidad- es una construcción ideológica promovida por el “Imperio” para seguir manteniendo el control del mundo, haciendo descarrilar las iniciativas políticas de encuentro y de “alianza de civilizaciones” llevadas a cabo por algunos organismos internacionales y por gobiernos democráticos. No colaboremos con las estrategias destructivas perfectamente calculadas por parte de los sectores extremistas de uno y otro lado del planeta, que buscan justificar los inmensos y crecientes gastos de “defensa”.

El nuevo Milenio debe avanzar decididamente en erradicar las causas del conflicto, luchando contra la pobreza y la ignorancia, que afectan a dos terceras partes de la Humanidad. Sólo así construiremos un mundo donde las creencias personales sean motivo de enriquecimiento pluralista y el diálogo interreligioso proscriba para siempre el odio entre los seres humanos.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/profeta.htm

Repost: El inmenso e inhumano poder de Google

- Post duplicado de los 9 días en los que Google nos inhabilitó este blog principal -

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Hoy les hablo, en primera persona del singular, como un mortal ex-blogger. Fui uno de esos pretenciosos que se creó una cuenta de Gmail (agirregabiria@gmail.com), comencé a escribir, reuní más de mil contactos y mi cuenta creció con tantos miles de correos que no cabían en los más de 10 GB que Google facilita gratuitamente. Pagué por una cuenta ampliada de Gmail, y seguí usando intensivamente servicios del gigante Google. Me suscribí a más de dos mil blogs que leía puntualmente con Google Reader, compartía, comentaba, fasbuqueaba y tuiteaba. Me incorporé a decenas de Grupos Google, y redacté centenares de Documentos Google, solo o en compañía de diversos colegas.

Mi blog en Blogger de Google fue otra proeza, al menos de cantidad, con casi 7.000 entradas publicadas y centenares en borradores o programadas, con millones de visitas según el contador de Google. Tan grande era que no hubo forma de hacer una copia de seguridad, dado su tamaño y complejidad. Igualmente mis vídeos subidos a YouTube, siempre con la misma cuenta Gmail y con la bendición de YouTube que me felicitó y animó a subir vídeos largos (por encima de 15 minutos) y en alta definición. Mensualmente subía GBs de grabaciones, siempre propias, que eran embebidas en otras webs y blogs.

Fui un predicador compulsivo de Google, un Googleman que recomendaba confiar en la solidez de Gmail, en su capacidad, visibilidad, redundacia,... Despreciaba a quienes no trabajaban en "la nube" de Google y trajinaban con obsoletos pendrives o copias en discos externos. Animé a que los centros escolares usasen única y exclusivamente aplicaciones online de Google, en todo tipo de dispositivos desde portátiles hasta smartphones o tablets, sin depender de software propietario. Rechacé ubicar mi blog.agirregabiria.net en plataformas de medios de comunicación convencionales, porque Google era mi soporte, mi seguro, mi Dios.

La aciaga noche del 11 de julio, tras varias horas desconectado atendiendo y jugando con mi nieto, consulté mi cuenta Gmail, esa que recibía doscientos correos electrónicos diarios, y no aceptaba la contraseña. Revisé mi blog y no aparecía. Al entrar en Gmail, me respondió el servidor diciendo que mi cuenta había sido inhabilitada. Sin más, no temporalmente, sin indicar razón alguna y sin haber recibido aviso previo de ninguna clase.

El procedimiento sólo permitía indicar un email alternativo y confiar en que "pronto recibirá noticias nuestras" (ver pantallazo). Pasaron las primeras horas, y volví a cumplimentar el proceso indicando un tercer correo, por si había habido alguna dificultad en conectar conmigo. Luego, alguien me indicaría que si se insiste en menos de 48 horas, el robot pone a la cola la petición de recuperación. Han pasado 6 días y sigo sin noticias.

Entre lo poco salvado, restaba @agirregabiria mi cuenta Twitter. Con numerosas amistades que supieron del "Caso Google vs. Agirregabiria", hemos hecho múltiples intentos de acceder a personas de carne y hueso de Google, en Madrid, en san Francisco,... tras ser imposible recibir alguna atención vía telefónica llamando a las diversas sedes de Google en distintas ciudades, incluidas la sede central en Mountain View (California).

Quien suscribe, que ufanamente se proclamaba blogger (de Blogger además, y no de WordPres,...), que presidía GetxoBlog desde hace años e impulsaba BlogEu, una primera asociación vasca de bloggers, quien había había establecido en su políRica (política lírica) que toda la ciudadanía sería blogger pronto (y no solamente internauta), de pronto se ve despojado de toda su vestimenta virtual.

Google, como el Dios del Antiguo Testamento, es una multinacional omnipotente que todo lo da graciosamente, pero que -cuando sus robots creen detectar algún extraño indicio- aplica toda su ira sin dilación, ni más componendas. Y, así, devuelto al estado de ciudadano no-blogger, quedo a la espera de que alguno de sus ángeles (contactos de carne y hueso) se apiade y nos devuelva al estado de gracia (la comunión de los santos en diálogo ciberespacial), o al menos nos indique cuál fue nuestra falta, la que desató toda el castigo divino de Google.

¡Dios mío, Google mío, qué hice mal que así me arrebatas mi blog y todo mi universo virtual al que tantas horas dediqué! ¿Alguien sabe cómo salir de este infierno? ¿Es sólo un limbo temporal? ¿Cómo purgar mi falta, tras conocer cuál fue? ¿Queda algún arcángel que nos guía hasta un juez misericordioso en Google?

Esta batalla la hemos de ganar entre todos, y no contra Google, sino con el lado humano de Google. A fin de cuentas, un verdadero Dios siempre ha de ser justo y misericordioso. Gracias por vuestra ayuda y comprensión.

[Para ilustrar la pena, acurrucado como el pato de la imagen, están las imágenes nocturnas y californianas de Aitor Agirregabiria en su Flickr]

-- Este problema se resolvió el 20 de julio de 2012 por Google --

29 de Septiembre: Onomástica de arcángeles

Como todos los años, con puntualidad germánica me felicitan mis suegros Manuel y Esperanza. Hoy celebramos el 'santo' los muchos Miguel, Gabriel y Rafael. Los significados respectivos son: 'Nadie es como Dios', 'Dios es mi protector' y 'Medicina de Dios'. Nombres de arcángeles, adalides de los ángeles, pero sin llegar a ser principados, espíritus bienaventurados, príncipes de todas las virtudes, que cumplen los mandatos divinos y forman el séptimo coro celestial (un poco de cultura teológica). [La imagen representa al arcángel San Miguel derrotando a Satanás]

Blogs sin solución Deus Ex Machina

"El final hace la película,... Ganáte al púbico en el final",... 
Untitled from daniel tubau on Vimeo.

Deus ex machina, es una expresión latina que significa «Dios desde la máquina», originada en el teatro griego y romano, cuando una grúa o cualquier otro artificio mecánico introducía desde fuera del escenario a un actor que interpretaba a una deidad para resolver una situación o dar un giro para resolver la trama final. Obviamente, ese recurso inesperado, sin seguir la lógica interna de la obra, incurre en una falta de coherencia y puede ser desconsiderado para el espectador que espera un sentido claro en el devenir del relato.

Aristóteles desaprueba en su Poética el recurso fácil al Deus ex machina: “El desenlace también debe surgir del argumento mismo, y no depender de un artificio de la escena, como en la Medea”.  En la Medea de Eurípides, en efecto, Apolo salva a Medea de una muerte segura enviándole el carro del Sol, en el que huye volando.

Quienes mantenemos un blog, periódicamente sufrimos asaltos de dudas sobre el sentido de dedicar este tiempo a escribir nuestras humildes y limitadas vivencias. Emulamos, jugamos, a los guionistas, pero de historias cotidianas.

¿Por qué escribimos un blog? Y sobre todo, ¿para qué escribimos un blog? Respondiendo en unas líneas, algo tan desconocido por la poliédrica naturaleza de esta cuestión, lo más probable es que dediquemos estos ratos a congraciarnos con esas generosas gentes que nos leen,... Y por ello, como recomiendan al protagonista del vídeo inicial, antes de concluir una etapa hemos de buscar un final redondo, sin recurrir a un Deus ex machina.

Porque si algo es cierto, es que cualquier blog no es digno de acogerse a la excepción de Horacio inserta en el Arte poética o Epístola a los Pisones, verso 191, a propósito de la tragedia: Nec deus intersit, nisi dignus vindice nodus. Clásica locución latina que se puede traducir como: "No hagáis intervenir a un dios sino cuando el drama es digno de ser desenredado por un dios".

Concluiremos señalando que va llegando el tiempo de remozar este blog, de darle un giro argumental o vuelta de tuerca, quizá incluso de "saltar sobre el tiburón" (jumping the shark),... Y que no sea solamente otro de esos buenos deseos de principio de año,...  

Ya no es tiempo sino de... leer a Francisco de Aldana

Ya no es tiempo sino de... leer a Francisco de Aldana
El pasado martes 10 de mayo de 2016 en una sesión de formación de Aurrerabide, con nuestra instructora Aurkene Redondo, en uno de los interesantes debates que se suscitan alguien de nuestros colegas citó una frase que inmediatamente reconocimos como del capitán Francisco de Aldana: "... ¡Oh Dios!, tras tanto error del buen camino, yo mismo de mi mal ministro siendo!,...".

La frase forma parte del soneto titulado "La vanidad del mundo". Así dice: 

En fin, en fin, tras tanto andar muriendo, 
tras tanto variar vida y destino, 
 tras tanto de uno en otro desatino 
 pensar todo apretar, nada cogiendo, 

 tras tanto acá y allá yendo y viniendo 
 cual sin aliento inútil peregrino,
 ¡oh Dios!, tras tanto error del buen camino, 
 yo mismo de mi mal ministro siendo, 

 hallo, en fin, que ser muerto en la memoria 
 del mundo es lo mejor que en él se asconde,
 pues es la paga de él muerte y olvido, 

 y en un rincón vivir con la victoria
 de sí, puesto el querer tan sólo adonde 
 es premio el mismo Dios de lo servido.

Francisco de Aldana, nacido en Nápoles en 1537, luchó en Italia y Flandes, espió en Marruecos y tuvo una muerte acorde con su vida en la derrota de Alcazarquivir el 4 de agosto de 1578, en la batalla  de los Tres Reyes porque  los tres monarcas combatientes murieron. Habiendo llegado Aldana a ser consejero y amigo del rey Felipe II, fue puesto por el monarca español al servicio del joven rey de Portugal Don Sebastián I, sobrino de Felipe II, aun cuando Aldana hubiese querido retirarse en el Monte Urgull de Donostia-San Sebastián.

En pleno fragor de la batalla de Alcazarquivir, andando Aldana a pie por haberle muerto el caballo, le encontró el rey Sebastián I y le dijo:
- "Capitán, ¿por qué no tomáis caballo?"
- Dicen que Aldana le respondió: "Señor, ya no es tiempo sino de morir, aunque sea a pie". Y con la espada en la mano teñida en sangre se metió entre los enemigos,...


La imagen inicial procede de una presentación de la profesora  .

Cuando el amor os llame, seguidle

Sobre el amor. EL PROFETA. Kahlil Gibran
"When love beckons to you, follow him, Though his ways are hard and steep,...


Entonces dijo Almitra: Háblanos del Amor,
Y él alzó la cabeza y miró a la multitud, y un silenció cayó sobre todos, y con fuerte voz dijo él:
Cuando el amor os llame, seguidle,
aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, ceded a él,
aunque la espada oculta en su plumaje pueda heridos.
Y cuando os hable, creed en él,
aunque su voz pueda desbaratar vuestros sueños como
el viento del norte asola vuestros jardines.
Porque así como el amor os corona, debe crucificaros.
Así como os agranda, también os poda.
Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia
vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también
penetrará hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.
Como gavillas de trigo, se os lleva.
Os apalea para desnudaros.
Os trilla para libraros de vuestra paja.
Os muele hasta dejaros blancos.
Os amasa hasta que seáis ágiles,
y luego os entrega a su fuego sagrado, y os transforma
en pan sagrado para el festín de Dios.
Todas estas cosas hará el amor por vosotros para que
podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con
este conocimiento os convirtáis en un fragmento del corazón de la Vida.

Pero si en vuestro temor sólo buscáis la paz del amor
y el placer del amor,
Entonces más vale que cubráis vuestra desnudez y
salgáis de la la era del amor,
Para que entréis en el mundo sin estaciones, donde
reiréis, pero no todas vuestras risas, y lloraréis, pero no
todas vuestras lágrimas.

El amor sólo da de sí y nada recibe sino de sí mismo.
El amor no posee, y no quiere ser poseído.
Porque al amor le basta con el amor.
Cuando améis no debéis decir "Dios está en mi corazón",
sino más bien "estoy en el corazón de Dios".
Y no penséis que podéis dirigir el curso del amor,
porque el amor, si os halla dignos, dirigirá él vuestros corazones.
El amor no tiene más deseo que el de alcanzar su plenitud.
Pero si amáis y habéis de tener deseos, que sean estos:
- De diluiros en el amor y ser como un arroyo que
canta su melodía a la noche.
- De conocer el dolor de sentir demasiada ternura.
- De ser herido por la comprensión que se tiene del amor.
- De sangrar de buena gana y alegremente.
- De despertarse al alba con un corazón alado y dar
gracias por otra jornada de amor;
- De descansar al mediodía y meditar sobre el éxtasis del amor;
- De volver a casa al crepúsculo con gratitud,
Y luego dormirse con una plegaria en el corazón para
el bien amado, y con un canto de alabanza en los labios.
Cuando el amor os llame, seguidle

Paranoia de paradojas

Reflexiona antes de pensar y elige la paradoja para mostrar la lógica.

Las frases paradójicas abundan, y más en lo relativo a algunos temas. Sobre religión, Luis Buñuel confesó: “Yo aún soy ateo, gracias a Dios”. Otros opinan: “Como Dios no exista estamos apañados; pero anda que como exista…” o “hay muchos creyentes a quienes les estaría muy bien empleado que Dios existiera”. La ética se explica con paradojas, como “la ‘vida fácil’ suele ser la más difícil” o “mucho mejor que arrepentirse es no tener que arrepentirse”. Muy válidas porque todos “sabemos que sólo vivimos una vez, pero lo ignoramos”.

En ciencia también se acumulan las paradojas explicativas, como cuando Albert Einstein afirmó: “Lo más incomprensible del universo es que resulte comprensible”. El gran matemático George Pólya señaló: “Este principio es tan general que no es posible aplicarlo a ningún caso particular”. La Rochefoucauld apuntó que “conservar la salud merced a un régimen excesivamente severo constituye una verdadera enfermedad”, para gente “que dice que el apetito viene comiendo, sin conocer el apetito que viene... no comiendo”.

Más contradictoria es la política, de la que se afirmó: “Parece imposible, pero la política es el arte de lo posible”. Stephen Jay Gould proclamó: “Muchísimos son liberales para todas las libertades ya conseguidas y conservadores para las que aún hay que alcanzar”. Con todo no existe mayor contrasentido que el de “Si quieres la paz, prepara la guerra”, porque “si las guerras sirvieran para algo, debería de haber más guerras” como creen quienes opinan que “a los violentos había que matarlos a palos”.

Existen muchas otras gloriosas paradojas sobre temas variados, como la de Pablo Picasso, “el arte es una mentira que permite darnos cuenta de la verdad”. El escritor Alphonse Allais solía decir: “Mi holgazanería no me deja tiempo libre para nada”. Hasta el propio Platón apuntó: “El sexo débil es generalmente el sexo fuerte debido a la debilidad que siente el sexo fuerte por el sexo débil”.

Por último, los juegos de palabras paradójicos son los más divertidos. Como los Hermanos Marx en la película "Sopa de Ganso": “Si nos encuentran, estamos perdidos”. U otras: “Asistimos a un encierro bastante abierto”, “los fuegos artificiales fueron muy naturales”, “el dinero sólo sirve para todo, pero para nada más”, o ”ya nadie va a ese lugar, porque siempre está lleno de gente”. Acabo porque se me ha quedado la mente en blanco y lo veo todo negro.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2007/paradojas.DOC

Perdón y pasión

Hemos de aprender a pedir perdón. Pido perdón por todos mis errores, por todo el daño que he causado, deliberada o involuntariamente, por egoísmo o por indiferencia. Perdonadme, os lo ruego. Recordad que al perdonar os asemejáis a Dios. ¡Perdón, os suplico! Dicen que el perdón es la mayor venganza y la única tolerable.

Contad con mi perdón, para todos, en todo, sin excepciones. Gracias incluso os doy, porque cuando me sentí dolido quizá me sirvió para aprender y para entender el sufrimiento mayor que yo os causaba con mi inconsciencia y con mi ligereza. Perdonadme también, por creer que podría perdonaros algo.

“Dios nos perdonará, porque ése es su oficio” dijo Heine, y Shakespeare que “el perdón es doblemente bendito, porque bendice al que lo da y al que lo recibe”. Si Dios nos perdonará, hagámonos un favor doble: Perdonémonos a nosotros mismos. Digamos “Me perdono”, después de pedir perdón a los demás. Todos necesitamos que nos perdonen mucho, y las lágrimas genuinas de arrepentimiento no sólo piden perdón, lo merecen. Perdón, y propósito de enmienda, porque es mejor aprender a no ofender que luego a solicitar piedad, que a menudo no repara todo el mal provocado.

Perdonar en comenzar a amar. El perdón es una decisión, no un sentimiento. Perdona a todos y perdónate también a ti mismo. Acéptate, reconócete y ámate, recuerda que siempre tendrás que vivir contigo mismo. Abandona el resentimiento hacia ti mismo y la crítica hacia los demás. No seas cómplice, ni siquiera juez, de lo que te disguste. No pierdas tu valioso tiempo con recriminaciones ajenas o propias. Asume tus responsabilidades, acepta tus dificultades y colabora en hacer el bien. Lo que deba suceder, sucederá. Que te encuentre activo, apasionado en un trabajo de ayuda a los demás, amando hasta donde tu corazón te permita. Pongamos pasión en la compasión.