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El Muelle de Hierro en Portugalete

El Muelle de Hierro en Portugalete es una obra esencial para el desarrollo de Bilbao y de Bizkaia. Antiguamente, para arribar al puerto de Portugalete o remontar la ría, las embarcaciones debían salvar un potente banco de arena que cegaba la desembocadura del Nervión. Fue el ingeniero Evaristo Churruca quién se encargó de realizar un estudio sobre la desembocadura del Nervión para después llevarlo a la práctica con la construcción de un muelle y un rompeolas, que resultaron ser la solución definitiva a un problema que había existido durante siglos. Esta obra contribuyó a impulsar el desarrollo industrial de Bizkaia, en tres sectores: el de la construcción naval, el de la industria siderúrgica, y el del movimiento portuario. A los veinte años de haber comenzado Churruca su obra, Bilbao era ya el segundo puerto comercial de España, después de Barcelona (texto de Wikimapia). El Muelle de Hierro tenía una longitud de 800 metros, de los cuales, 600 estaban construidos en armazón de hierro y los 200 restantes en piedra. Estaba formado por los siguientes elementos : armazón de hierro sobre pilotes de rosca, basamento de escollera entre dichos pilotes y un macizo de hormigón descansando sobre la escollera.
El mareógrafo o mareómetro de Portugalete es un aparato pintoresco, parecido un reloj, que sirve para medir las mareas. Fue instalado al final del Muelle de Churruca (Portugalete) en el año 1883 y fue un elemento imprescindible para la navegación ya que antes de la construcción del Muelle de Hierro (1887) había una terrible barra de arena que provocaba la imposibilidad de la navegación en bajamar. Está nuevamente en funcionamiento desde al año 2000 (texto de la Wikipedia). Se trata de un artístico elemento, instalado en el Muelle de Churruca por la Junta de Obras del Puerto hacia 1883. Como su propio nombre indica, es un aparato que sirve para medir las mareas. Consta de dos partes perfectamente diferenciadas: la base y el mareómetro propiamente dicho. La base es un pétreo podium circular con molduras decorativas y el mareómetro es una caja circular que se apoya sobre una columna de hierro, cuya base tiene toro y escocia. El fuste de la columna está delimitado pòr doble collarino. Su capitel tiene friso toscano y la flor de loto egipcia. La esfera del mareómetro mide 80 centímetros de diámetro y lleva la inscripción Maremetre / Borrel Wagner / Paris (texto de Wikimapia). Fotos propias del día, del Muelle de Hierro y del Mareómetro (obsérvese la diferente medida de profundidad que marca en función de la hora, pasando de 2,2 a 1,8 metros en el tiempo del paseo y comida).

Monumentos tumbados

Vivo y disfruto de un municipio turístico como es Getxo, en el País Vasco muy cerca de Bilbao. Un creciente turismo de calidad lo visita con intereses culturales por sus monumentos reconocidos y su variada arquitectura distribuida en un privilegiado urbanismo costero. El referente turístico principal es el Puente Colgante de Bizkaia, el primer Puente Transbordador del mundo y de gran similitud constructiva con la Torre Eiffel, debido a la amistad personal entre sus constructores -Eiffel y Palacio-, a la que iguala en grandiosidad y supera en utilidad cotidiana.

Los turistas deambulan por los alrededores del Puente Colgante, sin apreciar un monumento aún más admirable pero menos espectacular porque no se erige sobre las aguas de la ría Ibaizabal (o Nervión), sino que aparentemente apenas sirve de pavimento para paseo de viandantes. Se trata del Muelle de Churruca en Portugalete (enfrente del monumento, y al otro lado de la ría), que venció la temible barra de arena de posición variable que hacía imposible la navegación en épocas de temporal, y llegó a paralizar toda la floreciente industria de Bizkaia en 1875. Evaristo Churruca tras estudiar detenidamente a base de continuas mediciones de vientos, mareas, corrientes y aluviones del río, inició la obra del muelle de hierro en 1881. Se trataba de prolongar el muelle con 800 metros y una ligera curvatura hacia el norte para favorecer la tendencia natural de la corriente y ayudar a ésta a abrir un cauce suficiente en la barra. Así logró un cauce profundo que permitió la entrada de barcos de 25 pies de calado (hasta entonces encallaban los de 13 pies), con lo que pudieron llegar hasta el mismo Bilbao buques de 300 pies de eslora y 20 pies de calado. Además conjuró el peligro histórico de las inundaciones producidas frecuentemente en la Villa bilbaína. Al triplicarse el tonelaje medio de los barcos, los fletes se redujeron, y el tonelaje de importación y exportación se cuadruplicó. Esta gigantesca obra apenas denota el esfuerzo constructivo porque mayoritariamente queda sumergida. A pesar de sus enormes dimensiones, añade a la belleza de un paisaje natural marítimo hasta entonces intacto la contribución de una ingeniería respetuosa que, en términos modernos, podría calificarse de integradora y minimalista. Representa la iniciativa y dinamismo de la sociedad civil vasca de su época. Recientemente el Ayuntamiento de Getxo ha embellecido toda la jardinería y mobiliario urbano del Muelle getxoztarra, y sólo cabe añadir algún panel informativo junto al elegante conjunto escultórico dedicado al ingeniero Churruca, construido por M. G. de Salazar en 1939 y donde se representa alegóricamente la lucha de titanes entre la tierra y el mar (neptuno).

Ahora que Getxo quiere comprometerse como la “Ciudad de la Convivencia”, el conjunto monumental y el propio muelle recuerda a los “monumentos invisibles” del escultor alemán Jochen Gerz, que se erigieron por encargo de poblaciones víctimas de las guerras y en los que “no hay nada para ver”, representando la culminación de la desgarradura imaginaria característica de la obra de arte moderna, y que podría rememorar en el futuro el padecimiento vivido en Euskadi por causa de la violencia. Todo ello podría ser auspiciado por la UNESCO como un proyecto de los denominados "Polos de la Paz", que envían un mensaje de paz a la humanidad educando en un espíritu de paz y armonía.

Las personas también somos como los monumentos. Se ve más y mejor a quienes se alzan sobre altos pedestales y son visibles desde la distancia. Pero seguramente las mejores espíritus corresponden a las personas tumbadas y yacentes, quizá enfermas o convalecientes pero nunca derrotadas, porque la utilidad y el valor de un alma no se determina por la posición de su cuerpo.

[Homenaje a Luis Mari Guinea, hasta que recupere toda su vitalidad.]

Primer alumbrado público eléctrico en el País Vasco y en España

Grabado que representa la iluminación eléctrica en Londres, 1878. Fuente: Le blog d'histoire des sciences
1875: Toda la historia del alumbrado público empezó con la construcción de la primera central eléctrica en 1875, en Barcelona y con la posterior creación de la Sociedad Española de Electricidad en 1881, en la misma ciudad. Parece el nombre de un club de entendidos en la materia pero en realidad esta fue la primera empresa que produjo y comercializó electricidad en el Estado. 

1878: Primer alumbrado público eléctrico en Londres (una recreación en grabado aparece como imagen inicial).

1881: Tras las primeras centrales comenzó el alumbrado público de algunos municipios, siendo Comillas -Cantabria- fue el primero en empezar a usar electricidad en sus calles en 1881 con lo que se llamó la luz de los indianos. 

1883: Barcelona en 1883 tenía instalados 19 arcos para el alumbrado público distribuidos en diversas plazas y avenidas de la ciudad, pero era testimonial, la ciudad era iluminaba por gas. En Madrid y Valencia no nos consta que hubiera ninguno. Solamente Bilbao tendría 10 arcos y unas 50 luces de incandescencia para alumbrado público y sería la capital de Bizkaia entonces la ciudad con mejor alumbrado público eléctrico de EspañaLa instalación bilbaína, consta primeramente de 10 lámparas eléctricas (cinco en la calle del Correo y cinco en el Arenal) de arco voltaico, sistema Gramme-Nysten. La luz se produce por carbones Siemens, de 45 centímetros de longitud y cuya duración mínima es de 11 horas consumiendo cada lámpara, de 4 a 5 centímetros por hora. 

1883: En Bizkaia fue el ingeniero bilbaíno D. Evaristo de Churruca quien montó el día 13 de octubre de 1883 la primera central eléctrica, accionada por vapores de motor, para alumbrar y balizar el puerto exterior del Abra. El 15 de octubre de 1883 se iluminaba con electricidad el puerto de Bilbao, entre Portugalete y Sestao a lo largo de 6 km, mediante 33 luces de arco Brush situadas a ambos lados de la ría, para facilitar la navegación. Con ello y el muelle de hierro de Portugalete conseguía que los barcos salvasen las peligrosas barras de arena del Puerto de Bilbao también de noche en pleamar.
Puente Colgante y Muelle de hierro en la entrada del Abra, Puerto de Bilbao
1886: Poco después llegó el alumbrado público de las capitales, siendo Girona la primera en la que se inauguró la red de alumbrado público urbano, en 1886. El Ayuntamiento de Gerona, en sesión de 4 de diciembre de 1885, acordó la instalación de un determinado número de lámparas de incandescencia, adoptándose, en lugar de la instalación de máquinas de corriente continua Gramme, las dínamos Zifernowsky y Deré de corriente alterna, de 37 caballos cada una a 120 voltios, con una intensidad de corriente de 16 amperios, alimentando 193 lámparas incandescentes y cuatro focos de arco voltaico por medio de dos hilos paralelos de 45 mm. de diámetro, que a su vez alimentaban cuatro transformadores. Con esta instalación, propuesta por los ingenieros señores Planas y Flaquer e inaugurada en 24 de julio de 1886 y que aun funciona en la actualidad, Girona fue la población más notable del mundo entero a los ojos de un electricista, ya que fue la primera población alumbrada por corriente alterna

1890: En mayo de 1890 el ayuntamiento de Jerez, tras probar unas farolas en la puerta del ayuntamiento, decide instalar alumbrado eléctrico en varias calles de su centro histórico, colocando un total de 22 farolas, que se acaban de instalar en julio de ese mismo año. Se convierte así en la primera ciudad de España en contar con alumbrado eléctrico público. 

1890: Casi a la vez en Haro (la Rioja), se decide iluminar la ciudad con farolas eléctricas, y en septiembre de ese mismo año se acaban los trabajos de iluminación de las 62 calles de la ciudad. Haro ha llegado tarde a ser la primera ciudad con alumbrado eléctrico, pero puede decir orgullosa que es la primera que cuenta con dicho alumbrado en todas las calles de su casco urbano. Y aquí la influencia del vino es todavía mayor. 

Euskadi: Se tiene como el primer ensayo de luz eléctrica en el país el encendido público de la pila "Leider" en Lekeitio (Bizkaia) antes de 1876. La bujía la había traído D. José María de Murga Mugartegui, el "Moro Vizcaíno". Se encendió en una ventana de la casa Murga en medio de la expectación general de los lekeitiarras. La luz eléctrica se difundió rápidamente por el País Vasco gracias al celo de los municipios que supieron desde el primer momento construir sus centrales eléctricas aprovechando los saltos de agua de sus torrentes y ríos. En las ciudades se instaló el alumbrado público eléctrico a fines del siglo XIX. 
Primer alumbrado público eléctrico en el País Vasco y en España
1896: Otras innovaciones asociadas a la electricidad, como el tranvía eléctrico en España llegará por primera vez a Bilbao en 1896 (en la línea Santurtzi-Bilbao), seguido por las líneas eléctricas de Cartagena (1898), Madrid y Barcelona (ambas en 1899). A Valencia llegará en 1900 y a Zaragoza en 1902.

1898: Así, por ejemplo, en Vitoria se inauguró el día 1 de febrero de 1898 contratando el municipio este servicio a la Sociedad Electro-Hidráulica Alavesa por la cantidad de 23.000 pesetas a cambio de suministrarle fluido para 55 arcos voltaicos y 450 lámparas. 

En San Sebastián hasta el año 1861 el alumbrado público se reducía a menos de 100 faroles de aceite del sistema Bordier Marcet, con reverbero y quinqué, unos adosados a la pared y otros que pendían de cuerdas que atravesaban las calles. Los faroles eran de uno, tres o cuatro mecheros; se encendían al toque de la oración y se apagaban a las diez y media en invierno y a las once en verano. Las noches de luna no se encendían faroles públicos En 1861 se iniciaron las gestiones para la construcción de una fábrica de gas que dio muy buen resultado. En 1892 se dio comienzo a la construcción de otra mayor y el día 7 de septiembre del año siguiente 1893 ya surtía de gas a la ciudad. El primer ensayo de alumbrado eléctrico se hizo en 1882. 

1890: El 18 de febrero de 1890 se inauguró en Bilbao la iluminación pública de arcos voltaicos. Ese mismo año se fundaba también la Compañía Electra y en 1893 y 1894 la Sociedad de Aguas de Arteta para la producción de electricidad y llevada de agua potable a Pamplona, bajo la dirección del ingeniero D. Ramón Aguinaga. El año 1893 se funda en Barakaldo la Eléctrica del Nervión y en 1896, en Asúa, la Sociedad Ibaizabal para suministrar electricidad a Algorta, Las Arenas y El Desierto. Al mismo tiempo se iniciaban aprovechamientos de saltos de aguas en Bedia, Santa Ana y Bolueta para el servicio eléctrico de las zonas vecinas. 

1890: En el País Vasco del norte Bayona, San Juan de Luz y Saint-Palais fueron dotando de iluminación eléctrica sus calles desde finales también del siglo XIX. Saint-Palais lo hizo siguiendo el ejemplo de San Juan de Pie de Puerto, hacia el año 1890. 

1901: El 19 de julio de 1901, se constituyó en Bilbao la que sería durante muchos años la primera gran empresa del sector eléctrico español: Hidroeléctrica Ibérica, o Hidrola. Auspiciada por el Banco de Vizcaya y el Banco de Bilbao y con un capital de 20.000.000 pesetas, una cantidad muy importante en aquel momento, inició su actividad utilizando las concesiones en el río Ebro, que sus promotores, principalmente Juan de Urrutia y Zulueta, habían obtenido, en esta y también otras cuencas del norte peninsular. Concesiones con un gran potencial de generación eléctrica, suficientes para controlar una buena cantidad de recursos de energía. Su primer salto, Quintana, entró en servicio en 1904 y su energía se transportó a la ciudad de Bilbao con una línea a la tensión de 30.000 V, consolidando rubricando el aprovechamiento de la hidroelectricidad mediante la utilización del transporte de energía eléctrica con líneas de alta tensión.
Primer alumbrado público eléctrico en el País Vasco y en España
Merece mención singular el caso del joven doctor Jean Etchepareborda que en 1853 realizó en Buenos Aires el primer ensayo de luz eléctrica por medio de arco voltaico. Era Etchepareborda un bajo navarro emigrado nacido en 1823. En la noche del 3 al 4 de septiembre de 1853 ofreció a sus amigos y colegas de la cátedra universitaria de Buenos Aires un espectáculo inusitado: la luz eléctrica. Su segunda demostración fue alumbrar el cuartel del Regimiento de Granaderos a Caballo, espectáculo que contemplaron muchos, desde fuera, subidos sobre escaleras y carretas. La tercera exhibición provocó el entusiasmo de la ciudad. Se realizó con motivo de los festejos del 25 de mayo de 1854 con la instalación de dos aparatos sobre la Recova Nueva, actual plaza de Mayo. Treinta años más tarde se adoptaba la luz eléctrica en Buenos Aires, poco antes de morir Jean Etchepareborda que tuvo la dicha de poder pasearse bajo las lámparas eléctricas de las calles de Buenos Aires antes iluminadas con velas, aceite, petróleo y últimamente, gas. En 1953 se conmemoró el centenario del experimento de Etchepareborda ofreciendo un vino de honor la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Electricidad de la ciudad.

¿Os imagináis cómo debían ser las ciudades antes de tener electricidad? Pues hubo quien lo vivió durante casi 100 años más, concretamente hasta 1981, año en que la electricidad llegó (por fin) al pueblo de Sotres, el municipio más alto de Asturias, tanto a sus calles como a sus casas. De entre sus casi 130 habitantes algunos ya habían conseguido algún avance haciéndose con alguna “burra” o generador para sus casas, pero tener luz tardó todo ese tiempo en ser algo habitual en el lugar.

Entrevista con "Objetivo Euskadi"

Ser cicerone ha sido, desde siempre, nuestra vocación oculta. Hoy hemos tenido la oportunidad de colaborar con "Objetivo Euskadi", un programa de ETB2. Nos localizaron por este blog, a fin de recoger la historia de Getxo, aunque luego se particularizó en el último siglo de las grandes familias y sus residencias en Neguri (con las ganas que teníamos de contar todo lo relativo al Puente Colgante de Alberto de Palacio y al Muelle de Hierro de Evaristo Churruca).

Al final, en la "campa de oro" de Arriluce (Harriluze, harriluze, arriluze) hemos grabado más de una hora, que luego se condensará en apenas unos minutos, toda una historia de arquitectura, aristocracia y tiempos pasados que se asentaron en el Palacio Lezama-Leguizamón y otros colindantes. Pronto resumiremos una síntesis en un siguiente post. Abajo, unas imágenes "robadas" de la grabación.

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Castro Urdiales en noviembre de 2021

Castro Urdiales en noviembre de 2021
Álbum de 50 imágenes de Castro Urdiales (Cantabria).

Para romper la rutina y mover el PAI con nuestros 12.000 pasos diarios paseando por lugares menos habituales, cada semana recorreremos DOS lugares más o menos cercanos a nuestro Getxo y Bilbao. Un viaje será dentro de la insondable Bizkaia y otro a localidades de provincias cercanas a menos de una hora de viaje desde Getxo.

Hoy nos hemos acercado a Castro Urdiales, de gran historia y que conocemos bien. El tiempo ha acompañado y la gastronomía también (aunque aún en pandemia y sin tercera dosis de vacuna).  
Castro Urdiales en noviembre de 2021
Avanzado el siglo XIX, la explotación de las minas de hierro de Mioño y Ontón llevó el progreso a una localidad, Castro Urdiales. Esto se tradujo en la construcción de múltiples infraestructuras en el municipio, que incluían, entre otras, varios embarcaderos de mineral, dispuestos a lo largo de la costa; la línea de ferrocarril minero Castro-Alén (1893-1897) y la de viajeros Castro-Traslaviña,... Ambas convertidas en Vías Verdes V.V. de Cantabria en la actualidad.

Entretanto, la villa se transformó en residencia estival y de temporada de la burguesía vizcaína. Uno de sus representantes, Luis Ocharán Mazas, contribuyó a la construcción del espigón del muelle, que permitió ganar terrenos al mar. En la actualidad, las explotaciones mineras han desaparecido y Castro Urdiales se ha consolidado como centro de esparcimiento y descanso, tanto de los ciudadanos de la comunidad autónoma cántabra como del vecino País Vasco. Simultáneamente, se ha transformado en un núcleo urbano satélite del 'Gran Bilbao' y en un incipiente centro industrial y empresarial.
Castro Urdiales en noviembre de 2021

"Homenaje a la Industria", nueva escultura de Getxo

La calle Eduardo Coste de Getxo (ver en el mapa) se ha convertido en una alameda de 700 metros de longitud que ha conseguido ralentizar el tráfico en Las Arenas y aumentar la seguridad vial. El proyecto urbanístico ahora finalizado incluye un monumento dedicado a la industria y enlaza con la temática del museo de piezas antiguas del Puente Colgante previsto para la adyacente Zubiko Enparantza (Plaza del Puente, mapa).

Adicionalmente se ha mejorado la iluminación con 44 nuevos puntos de luz, y se han plantado 140 árboles junto a 70,5 metros lineales en múltiples bancos de diferentes formas y tamaños. Haber reducido a la mitad los carriles abiertos al tráfico-uno en cada dirección-, ha permitido habilitar 106 nuevos aparcamientos. También se ha mejorado la iluminación e incorporado un tramo de bidegorri (carril bici) que conecta el muelle con Máximo Aguirre (mapa) y la estación del Metro Bilbao.

Lo mejor del profundo cambio está situado en una rotonda ajardinada en el centro de Eduardo Coste. Una gran escultura obra de José Ramón Carrera (Madrid, 1935). La pieza en hierro fundido se llama 'Homenaje a la Industria' (Industriaren Omenaldia). El propio autor explicó que «la obra tiene estructura de lauburu vista desde arriba, porque es una forma muy energética, y en el centro tiene un hueco en forma de paloma, un símbolo de la paz». Más fotos de la escultura.
Monumento a la Industria
Una cita de este post en el blog "Oteando desde Getxo".

Getxo: Ciudad de la Convivencia

Quienes pertenecemos a esas generaciones que ya han cruzado el paso del ecuador vital hemos aprendido a apreciar el valor supremo de la tolerancia. Más aún si, como habitantes de Getxo, también hemos sufrido el azote de la violencia, con gravísimos sucesos como el asesinato por ETA del magistrado José María Lidón Corbi, el 7 de noviembre de 2001. Este municipio, por su creciente trascendencia histórica, ha sido asimismo objeto de una especial atención política e informativa, que ha podido provocar un incremento de la tensión social entre sus habitantes.

Por otra parte, Getxo es un modelo cívico y ciudadano de “calidad de vida”, aunque con necesidades sociales nunca suficientemente atendidas. La identidad de los diferenciados barrios, Algorta, Las Arenas, Andra Mari, Romo o Neguri, ha permitido mantener una cohesión social, de relación y conocimiento mutuo, al menos, entre sus residentes menos recientes. Generalmente, y en cada zona, ha sido fácil conservar los amplios círculos de conocidos y vecinos que acaban encontrándose periódicamente en lugares comunes con ocasión de las frecuentes fiestas locales (casi por parroquias), festivales, ferias,… También es una realidad palpable las cuadrillas de amigos, con pluralidad y coexistencia de opiniones políticas diversas, donde el debate e incluso la abierta polémica partidista es uno de los temas recurrentes de conversación. Todo dentro de los cauces democráticos y pacíficos, en la inmensa mayoría de los casos. Pero en nuestro entorno local, al igual que en Euskadi, pervive desgraciadamente aún una violencia de persecución por la opción política, que coacciona especialmente a los ediles populares y socialistas, y a sus militantes. El reelegido alcalde Iñaki Zarraoa ha puesto de manifiesto en su toma de posesión “esta falta de libertad de infinita gravedad”, expresando su solidaridad y asegurando que su prioridad en los próximos cuatro años será la de “realizar un esfuerzo por la convivencia”, como ya adelantó en su campaña electoral.

Getxo, el municipio del que nos sentimos orgullosos todos los aquí nacidos y los que lo elegimos como hogar, debe encabezar una campaña por la paz y la convivencia cívica, para toda su ciudadanía, por encima de las legítimas opciones políticas. Sería oportuno analizar y planificar una batería de acciones, que transversalmente incidiesen en los valores éticos de la tolerancia y del diálogo, en todas las actuaciones municipales y sociales. Gexto debe llenarse de Puntos de Encuentro, Elkarguneak, Meeting Points,… para la Paz. Lugares y oportunidades en las que comprobemos que lo que nos une a todos los getxoztarrak es mucho más que lo que nos diferencia. Los adversarios políticos no son sino ciudadanos que se ayudan mutuamente a descubrir cómo cohabitar mejor, sirviendo con mayor calidad a la sociedad de la que todos formamos parte. Los barrios, las plazas y el consistorio deben ser, y ya lo son en una medida siempre mejorable, lugares cálidos de relaciones personales afables, que ordenada y democráticamente busquen el entendimiento y la solución mejor a los problemas reales, dado que la vida es muy corta para desaprovecharla en disputas.

Como una de las primeras iniciativas, los grupos políticos podrían negociar y liderar un plan de “Getxo por la Convivencia”, que proponga la creación en el municipio de un "Observatorio para la Paz", con su correspondiente escuela de “Educación para la Tolerancia”. Incluiría erigir un emblemático “Monumento por las libertades y los derechos humanos, en memoria de todas las víctimas”, mirando al mar para complementar nuestro mundialmente reconocido “Puente Colgante”. Esta escultura podría señalar el inicio de una “Vereda de la Convivencia”, que avanzase entre Areeta, Neguri y Algorta. Para urbanizar la paz y construir un rompeolas contra la violencia, podemos inspirarnos en el precursor ingeniero Evaristo Churruca, que tras estudiar detenidamente los vientos, mareas, corrientes y aluviones prolongó el dique de hierro para lograr conjurar el peligro histórico de las inundaciones y formar un cauce profundo y navegable. La obra que históricamente ahora nos corresponde cimentar será como nuestro Muelle de Churruca, que apenas denota el esfuerzo constructivo necesario ya que queda mayoritariamente sumergido, pero que añade a la belleza de un paisaje natural la contribución de una ingeniería humanista, minimalista, respetuosa e integradora.

Gernika-Lumo, denominada la “Ciudad de la Paz” ya cuenta con su monumento, el "Gure Aitaren Etxea" del escultor Eduardo Chillida, orientado hacia el Árbol, símbolo de la tradición y el “Museo Gernika-Museo de la Paz”. En Getxo todos esperamos impacientes constituirnos como la “Ciudad de la Convivencia" creando nuevos “espacios de tolerancia”, porque la utopía existe. Y los “areneros” sabemos bien que ¡debajo de nuestros adoquines, está la playa realmente!