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Hoy, o tienes un blog o no eres nadie

Un blog es tu sombra blogosférica (perdón por entrar lo definido en la definición, como en este paréntesis mismo autorecursivo).
Un blog es como un lento stripstease de intimidad, la prueba definitiva de un naturismo espiritual, un mensaje de S.O.S. en una botella lanzada al mar,...
Pienso, luego blogueo.
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Los dos paraísos: Un cuento que habla de amistad

Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre comprendió que los tres habían muerto en un accidente.

Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición. La caminata era muy larga, cuesta arriba. El sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada, bajo el rótulo de "PARAÍSO".

-Buen día -dijo el caminante.

-Buen día -respondió el hombre.

-¿Qué lugar es este, tan lindo? -preguntó el caminante.

-Esto es el cielo -fue la respuesta.

-Qué bueno que llegamos al cielo, estamos con mucha sed -dijo el caminante.

-Usted puede entrar a beber agua a voluntad -dijo el guardián, indicándole la fuente.

-Mi caballo y mi perro también están con sed.

-Lo lamento mucho -le dijo el guarda-. Aquí no se permite la entrada de animales.

El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas él no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino. Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semiabierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero; parecía que dormía...

-Buen día -dijo el caminante.

-Buen día -respondió el hombre.

-Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.

-Hay una fuente en aquellas piedras -dijo el hombre indicando el lugar-. Pueden beber a voluntad.

El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.

-Muchas gracias -dijo el caminante al salir.

-Vuelvan cuando quieran -respondió el hombre.

-A propósito -dijo el caminante- ¿cuál es el nombre de este lugar?

-Cielo -respondió el hombre.

-¿Cielo? ¡Mas si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!

-Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.

El caminante quedó perplejo. Dijo:

-Esa información falsa debe causar grandes confusiones.

-De ninguna manera -respondió el hombre-. En verdad ellos nos hacen un gran favor. Porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos. [Autor anónimo. Fuente.]

Pr. House

En televisión abundan los médicos o los alumnos rebeldes, incluso hay supernannies, pero inexplicablemente no hay un solo docente como personaje central.

Aunque el apodo de “Profesor House” es reciente, hacía años que le admiramos por su pericia profesional y le toleramos sus cáusticas críticas. Este educador existe y se mantiene en activo, por lo que alteramos algunos datos descriptivos a fin de proteger su identidad, pero todo este relato está basado en hechos reales y describe situaciones inverosímiles… pero verídicas. “Pr. House” representa una tipología abundante entre el profesorado, sólo que con unos caracteres tan marcados y extremos que lo convierten en un paradigma de la profesión.

Su vena ácida es padecida por el alumnado indolente o por quienes no merecen ser reconocidos como colegas suyos. Por desgracia, su incisiva mordacidad se explicita también ante sus superiores menos competentes, lo que le ha impedido progresar. Por último, sólo quienes pertenecemos a su círculo de amistad conocemos sus más acerbas y punzantes sátiras sobre el desinterés de los políticos por la educación, o la ligereza periodística con la que se trata la complejidad del sistema educativo.


En su labor cotidiana “Pr. House” actúa en equipo, y para ello cuenta con un excelente grupo de colaboradores, quienes le aprecian tanto como le temen por sus inopinadas salidas de tono. Habitualmente, nuestro “House” funciona en paralelo con una inapreciable socia, una mezcla en la sombra de las doctoras Allison Cameron y Lisa Cuddy, de inmenso talento personal que modera y amplifica la leyenda de su inefable colega.

El historial de asuntos tratados y superados por “Pr. House” es incalculable, con éxitos tan sorprendentes como desconocidos. Su especial olfato de diagnóstico como especialista pedagógico ha resuelto favorablemente misterios discentes, estableciendo modelos de aprendizaje para alumnado problemático, inmigrante o de minoría étnica, o límite de educación especial. En este ámbito, ha llegado incluso a revelar algunos superdotados entre los mayores fracasados escolares.

Por razones de secreto profesional, no es posible relatar cómo aborda y soluciona realidades espinosas, algunas en situaciones realmente desesperadas y desesperantes. En cierta ocasión, le vimos intervenir en una circunstancia muy enmarañada, donde se había implicado todo tipo de instancias familiares, académicas, médicas, sociales y judiciales, sin haber encontrado una senda de esperanza. Su experiencia nos descubrió un modelo de respuesta eficaz, que posteriormente se ha aplicado como protocolo en una determinada casuística de bullying, acoso escolar entre iguales. Recuerdo vívidamente aquel día, en el que llegué a pensar: “Hoy ha salvado dos vidas humanas”. Este suceso me trae a la memoria otros casos, algunos de ellos sumamente singulares, que merecerían una completa serie televisiva…

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2007/house.DOC
(Continuará, quizá…).

Espíritu espartano: Valeroso y sacrificado

Las citas de los espartanos son plenamente válidas hoy días, no para la guerra sino para abordar nuestro destino y nuestro trabajo. Leamos algunas:

"No son 300 hombres, son 300 espartanos";
"Los espartanos no preguntan cuántos son los enemigos, sino dónde están";
"Vuelve con tu escudo, o sobre él";
"Desayunad bien, espartanos, pues esta noche cenaremos en el Hades (morada de los muertos)"(Rey Leónidas);
"Mensajero Persa:"Nuestras flechas son tantas que taparan el sol. Respuesta de Leónidas: Mejor, así lucharemos a la sombra";
"Caminante, ve y dile a Esparta que aquí yacemos por obedecer sus órdenes".

La vida es...una maravilla

La vida es lo que hemos dado (Georges Seferis, Premio Nobel de Literatura de 1963).

Vivir cada vida es algo tan difícil que nadie antes lo ha intentado. Pero la vida es lo mejor que conocemos. La vida es lo que hacemos y lo que nos pasa. La vida es un diez por ciento como la construimos y un noventa por ciento como la aceptamos. La vida es anticipación y porvenir.

La vida es sueño, la vida es juego. La vida es un frenesí, una ilusión, una sombra, una ficción,… La vida es como un eco; nos devuelve engrandecido lo que le damos. La vida es como un espejo: Sonriámosla y nos sonreirá. El procedimiento más seguro de hacernos más agradable la vida es hacerla agradable a los demás.

La vida es una atrevida aventura o no es nada. La vida es un montón de pequeñas cosas. La vida es nueva cada día. La vida es más como pintar un cuadro, que como hacer una suma. La vida es como bracear con la realidad. La vida es un arco iris que incluye el color negro. Quizá nosotros lo somos, pero la vida no es triste. La vida es fascinante: sólo ha de mirarse con la correcta perspectiva.

La vida es hermosa por sí misma. La vida es un paraíso, pero algunos no lo saben ni se cuidan de saberlo. La vida es una serie de sorpresas. La vida es el constante prodigio de ver que existimos. Sólo a quien un día le parece demasiado largo, opina que la vida es breve. Pero la vida es demasiado efímera, para no ser también inmortal. La vida, si no se le tiene miedo, es una maravilla .
Versión .DOC para imprimir

Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/vida.htm

Sobre la verdadera Justicia

No lo digo yo, sino sus célebres autores. No sea que me suceda como a Pablo Muñoz, director del “Diario de Noticias”.

Ocasiones hay en que la justicia misma produce entuertos (Sófocles). En la justicia siempre hay peligro: o por parte de la ley, o por parte de los jueces (Henri Bordeaux). El deber de un juez es administrar la justicia, pero su costumbre es dirigirla (Jean de la Bruyère). Si reconocemos que errar es propio del hombre, ¿no constituye una crueldad sobrehumana la administración de justicia? (Luigi Pirandello). No existe peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y con los colores de la justicia (Montesquieu). La Justicia depende de la imparcialidad, y sólo pueden ser imparciales los extraños (Bernard Shaw).

Mucha tiene que ser la legislación donde es poca la Justicia (Platón). Ya que no bastaba la justicia para arruinar a la gente, se le ha añadido el procedimiento (Antoine Tournier). Cuando se posee la fuerza, se deja de invocar a la justicia (Gustavo Le Bon). Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte (Platón). El derecho es la más bella invención de los hombres contra la Justicia (Casimir Delavigne). La Justicia sin fuerza y la fuerza sin Justicia son dos grandes desgracias (Joseph Joubert). La Justicia sin la fuerza es impotente, y la fuerza sin la Justicia es tiránica (Blaise Pascal).

Donde reina la Justicia, obedecer es ser libre (James Montgomery). La estabilidad de un pueblo reside en la Justicia (Proverbio árabe). Más que la civilización, la Justicia es la necesidad del pueblo (Pietro Colletta). Un pueblo puede vivir con leyes injustas, pero es imposible que viva con tribunales que no administren bien y pronto la justicia (Gumersindo de Azcárate).

Buena es la Justicia, si no la doblara la malicia (Proverbio castellano). El dinero obceca la justicia (Proverbio véneto). La ciencia que se aparta de la Justicia, más que ciencia debería llamarse astucia (Cicerón). La Justicia es como el reino de Dios, no existe como un hecho sin nosotros; está más bien dentro de nosotros como un anhelo (George Eliot).

La virtud propia de las almas excelsas es la Justicia (August Graf). En un mundo injusto, el que clama por la Justicia es tomado por loco (León Felipe). En el silencio navega la Justicia (Miguel Ángel Jubera). Si el hombre fracasa en conciliar la Justicia y la Libertad, fracasa en todo (Albert Camus).
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/justicia.htm

Charlie y la familia de chocolate

Tenemos la capacidad de construirnos (en) una amorosa familia para recibir todo el afecto, cariño y comprensión que merecemos y donde podremos ser nosotros mismos.

La película “Charlie y la fábrica de chocolate” de Tim Burton está fielmente basada en un popular cuento de Roald Dahl escrito en 1964. Estrenada el 15 de julio de 2005 ha merecido un notable éxito de difusión, que incluye una amplia reseña en la Wikipedia. El imaginativo libro es un clásico de la literatura infantil (tras un film de culto titulado "Un mundo de fantasía" que no llegó a estrenarse en muchos países) se encomienda una segunda adaptación cinematográfica al aclamado director Tim Burton, quien aporta su estilo marcadamente soñador a la entrañable obra original.

El producto es una aleccionadora comedia sobre niños y para niños, que recuerda la esencia de lo que auténticamente significa ser un niño. Se destina, oportunamente, a una infancia demasiado mimada en una época donde algunas familias parecen hechas de mal chocolate, pero no por su dulzura, sino por derretirse ante la menor calentura, como el palacio del sultán que aparece en la película.

La historia narra la vida de Charlie Bucket, un bondadoso niño de familia pobre que vive, junto a sus padres y cuatro abuelos en una vieja casa diminuta y destartalada, pero un verdadero hogar lleno de amor a la sombra de una descomunal fábrica de chocolate. Desde hace casi quince años, nadie ha visto entrar o salir de la fábrica a un solo trabajador, y tampoco han visto a su extravagante propietario Willy Wonka. A pesar de ello, incomprensiblemente, siguen elaborando grandes cantidades de chocolate que se exportan a todo el mundo. Un día aparece un trascendental anuncio, invitando a la famosa fábrica a cinco afortunados niños que encuentren unos cupones dorados escondidos entre las chocolatinas,…

Se describen, en forma de fábula caricaturesca, cuánto y cómo han malcriado algunos padres a sus repelentes hijos, tan ridículos como poseídos de sí mismos que apenas aprecian la maravilla de las alucinantes creaciones de Wonka. Uno a uno, por su grosera personalidad glotona, competitiva, mezquina o sabelotodo adicto a los videojuegos abandonan la visita antes de que haya terminado. Cuando sólo queda el pequeño Charlie, Willy Wonka le ofrece ser su único heredero con una condición imposible que obliga a renunciar a Charlie. Pero finalmente ambos descubrirán que Charlie ya era un afortunado por algo, como la familia, que faltaba a Willy, quien recibe un regalo aún mucho más generoso que el mayor emporio comercial.

La moraleja de la película, quizás demasiado explícita pero apropiada para el público infantil, es un canto al hogar y al tesoro de una familia unida que, frecuentemente, florecen mejor entre los menos pudientes. Son sublimes las escenas iniciales y finales. En las primeras puede verse el hogar de Charlie, donde la madre espera a su marido para ver si ha conseguido algo que mejore la aguada sopa de repollo. En las últimas, Wonka puede apreciar el valor de una familia reunida, donde tres generaciones comparten la magia de un menú lleno de amor. Quizá el momento supremo es cuando hasta el más pequeño de la casa, Charlie, reconoce con decidida valentía que nada es más sagrado que la familia. Decididamente el chocolate atesora un regusto de familiar a ternura.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/charlie.htm

Lo malo del verano

©Mikel AgirregabiriaNo en vano, antaño y hogaño, el vacacional alto del verano es el intervalo aventajado del año; mas queda un extraño reparo.

Tras el trabajo ya viene el descanso. Del chubasco norteño al soleado sur, del asfalto a la arena, del atlántico océano al mar mediterráneo. La marcha triunfal recreamos. ¡Ya llega el verano, ya se oyen los claros clarines! La escapada se anuncia con vivo reflejo; ¡ya viene, oro y hierro, el cortejo de los malandrines! Ya pasamos debajo los arcos vulgares del apagón inesperado, el móvil urbano sin cobertura y lo peor, un Internet depauperado.

Los soles rojos del verano asoman mansos si guardamos un cambiado horario. Al mediodía nos encerramos a la sombra del nido refrigerado. ¿Sesteamos o navegamos? Domicilio de invierno, hogar de verano: Queridos ambos con un raro desaguisado: ¡Aquí estamos incomunicados! ¡Añorado cable-módem con sus desbocados gigas triplicados, ahora achicado a un goteo caro de bitios avergonzados!

¡Altercado asegurado de teléfono precario, sin mantenimiento raudo, caudal falto, e-mails ralos e Internet escaso! ¿Para cuándo el necesario fin del oligopolio obligatorio? Ansiamos ser usuarios liberados, gasto facturado por mes sin compromiso forzado de todo un año, cuota sin escándalo o acceso inalámbrico.

“¡Agua para todos!”, exigen valencianos y murcianos. “¿Sólo Internet para unos cuantos? Tampoco”, concordamos vascos y foráneos. Hartos de ser tratados como esclavos, del abandono interesado y de tanto retraso tecnológico acumulado, enviamos este comunicado por correo ordinario.

Desde Pilar de la Horadada (Alicante)

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/verano.htm

Beldad, verdad, bondad


La vida suele ser una sucesión de tres etapas: Primero la época de la belleza, seguida del tiempo de la verdad y concluye con la era de la bondad.

Cuando ya son demasiados los objetivos perseguidos y no conseguidos, cuando los fracasos multiplican los éxitos, cuando la fecha de caducidad propia se atisba por el horizonte,… llega la edad de la bondad. Algunos, quizá, hemos descubierto esta secuencia con demasiado retraso. Si quien lea estas palabras descubre esta paradójica trinidad y la asume con juventud de espíritu, se le puede augurar una vida provechosa y feliz. Existen verdades tan grandes que tardan en entrar en algunas mentes, porque las verdades más elevadas y puras no se adquieren mediante la reflexión y la inteligencia, sino por el sentimiento, según Anatole France.

La Belleza: Es aquello que es inteligible sin reflexión y que, según Stendhal, no es más que la promesa de la dicha. La belleza es ese misterio hermoso e indescifrable. La belleza del cuerpo suele ser indicio de la del alma, y casi siempre la belleza de las cosas reside en el espíritu de quien las contempla. Y de la belleza se pasa a la verdad, porque la belleza siempre tiene razón. Según Keats, la belleza es verdad, y la verdad belleza; esto es todo lo que acá abajo sabemos, y necesitamos saber.

La Verdad: Es un alimento como el trigo, es una antorcha que luce entre las tinieblas. Es como el sol, lo hace ver todo y no se deja mirar. La verdad es como la luz: una y diversa; es como la naturaleza: una y fecunda; es como Dios: uno e inmenso. La verdad es grande y prevalece, porque es hija del tiempo, no de la autoridad. La verdad padece, pero no perece. La verdad existe; sólo se inventa la mentira. Y, de nuevo según Víctor Hugo, la verdad está dentro de nosotros, no surge de las cosas de fuera, porque es fundamento de la virtud más sublime,…

La Bondad: Es la flor de la fuerza. La bondad vence a la maldad como el agua al fuego. La bondad, más que cualquier otra cosa, desarma a todos. Pero la bondad si no está en la conducta, sobra en las opiniones. Una prueba no pequeña de la propia bondad, reside en confiar en la bondad de los demás. El círculo de unidad se cierra: beldad, verdad y bondad. La bondad es la belleza del alma, y esta verdad está en marcha y nada puede pararla.

La insignificancia de un ser vivo se alza con la piedad hacia el infinito de la deidad, incluso en la Tierra, ciudad de maldad. Aprendamos a mirar,… a los que tienen menos. En una pared de la impresionante Capilla del Hombre puede leerse: “Yo lloré porque no tenía zapatos,… hasta que vi un niño que no tenía pies”.

La común esencia de belleza, verdad y bondad se llama AMOR, esa sustancia divina a la que esta noche, a lo lejos, alguien canta,... Son los versos más tristes y bellos que pueda imaginarse y que han inspirado este texto. Se oye in crescendo a Yolandita Monge, en http://www.goear.com/listen.php?v=c242fce. Todo lo que dice del amor vale para la vida, porque una vida sin amor no es vida, porque la belleza es la expresión estética del amor. Eso es todo. Escucha y estremécete, si no estás muerto,… ¡Es fabuloso saber que existen personas como tú,…, efímeros supervivientes que han comprendido algunas claves antes del final anunciado!

El amor es un rayo de luz indirecta, / una gota de paz, una fe que despierta, / un zumbido en el aire, un punto en la niebla, / un perfil, una sombra, una pausa, una espera,... / El amor es un suave rumor, que se acerca, / un timbre a lo lejos, una brisa ligera, / una voz en la calma, un aroma de menta, / un después, un quizá, una vez, una meta. / El amor va brotando, entre el aire y el suelo, / y se palpa y se siente y hay quien puede verlo, / y hace que te despiertes y pienses en él, / y te llama despacio, rozando tu piel.

El amor te hipnotiza, te hace soñar, / y sueñas y cedes y te dejas llevar, / y te mueve por dentro y te hace ser más, / y te empuja y te puede y te lleva detrás,…/ Y de pronto te alza, te lanza, te quema, / hace luz en tu alma, hace fuego en tus venas, / y te hace gritar al sentir que te quemas / te disuelve, te evapora, te destruye, te crea,... / Y te hace viajar, en el filo del tiempo, / remontando los ríos de mil universos, / y te lleva a la gloria y te entrega a la tierra / y te mira,... y te ve,... y piensa,... y piensa,...

Y de pronto el amor, es la luz de una llama, / que se empieza a apagar,... y se va,... y se apaga, / es la isla pequeña perdida en la niebla, / una gota, un no sé, una mancha, una mueca. El amor es la hoja caída en la tierra, / un punto en el mar, una bruma que espesa, / un peso en el alma, un sol que se vela, / un porqué, un según, un ya sé, una queja.

El amor va bajando, peldaño a peldaño, / con las manos cerradas y el paso cansado, / te pregunta quién eres, para hacerte saber, / que apenas te conoce, que qué quieres de él,... El amor te hace burla, se ríe de ti, / mientras tú sigues quieto, sin saber qué decir, / y deseas seguirle y decirle que no, / que se quede, que vuelva, que comete un error.

Y el amor desbarata tus grandes ideas, / te destroza, te rompe, te parte, te quiebra, / y te hace ser ese, que tú no quisieras,/ y te empuja a ser malo / y te deja hecho mi**da / Y te arroja de bruces, al último infierno, / arrancándote el alma, pisándote el cuerpo, / y te ahogas de ansia, de volver a la nada, / y de pronto,... se para,... y te ve,... y se apiada,...

Definición poética de Blog

"Un blog es como la sombra,
que se proyecta y se asoma,
y que siempre nos asombra,
más allá de lo que nombra".
Quiero pensar...
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Mikel Agirregabiria

Sabio Fabio

La felicidad impide llevar un diario, sea un periódico o un simple memorando en un cuaderno.

Lope de Vega creó un personaje imaginario con quien hablar para convertir los monólogos en diálogos. Su reconocido soneto "Mientes Fabio" termina así: "¿Entiendes, Fabio, lo que voy diciendo? / — ¿Y cómo no entenderlo? — ¡Mientes, Fabio, / que yo mismo que lo digo, no lo entiendo!". La vida y, más aún, la felicidad son asuntos demasiado intrincados para quien esto suscribe y, por ende, para mi sempiterno interlocutor Fabio. Esto pensaba yo, a la sombra de mis Ficus Benjamina, tras un largo viaje en coche, y sin apetitos para pergeñar alguna reflexión en mi weblog kideak.blogspot.com por el consejo: "Si conduces, no escribas".

Mas es preciso continuar. Dicen que en la vida, lo más difícil no es empezar, ni siquiera acabar, sino seguir y persistir sin abandonar. Así pues, sólo una nota de perseverancia ante la inocultable falta de inspiración. Cada uno de nosotros prefiere un lema, una divisa con la que se identifica. Hace tiempo, elegí dos. Una que Cervantes pone en boca del Quijote: "Podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo les será imposible", que declara la voluntad de no ceder jamás ante las desgracias. La segunda, menos literaria pero más realista, más madura procede del pragmático político Theodore Roosevelt, que fue Premio Nobel de la Paz en 1906: "Haz lo que puedas, con lo que tengas, donde te encuentres". Esta segunda máxima, interpretada en términos de humanidad, apela a que siempre cabe hacer el bien, sin importar dónde ni cómo estemos.

"Déjate, Fabio, servir" es un refrán para dar a entender que los honores u obsequios no deben ser rehusados. Pero no existe mayor honor que cuidar a los demás. Mi padre, sabiamente nos decía: "¿Qué prefieres: ayudar o ser ayudado?". En vacaciones es muy fácil sacar un poco de tiempo, aún a costa de cumplir con el diario personal, para auxiliar a los demás. Ya lo señaló el genio de Beethoven: "El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad".

Los dos Ficus de ramas enlazadas siguen deshojándose lentamente. No existe mejor metáfora de la brevedad de la vida que esas hojuelas amarillentas que caen. Antes de morir debieron cumplir con su misión, respiraron para toda la comunidad que forma el árbol, transformaron el aire y el agua en savia vivificante. Mueren, sí, pero proclamando que han vivido con integridad, cumpliendo con su deber hasta el momento final. ¿Ahora entienden por qué a uno de estos Ficus le llamo Fabio?

Enamorados o evaporados

Polvo seremos, mas polvo enamorado.

Dicen que “hay un solo placer, el de estar vivos, y todo lo demás es miseria”. Dicen que una persona enamorada renace por segunda vez. Dicen que es poco ser poeta: hay que estar enamorado. Dicen que el primer deber de un enamorado es ponerse en ridículo. El amor es ciego y los enamorados no pueden ver las graciosas locuras que cometen. Los enamorados no advierten en todo el mundo más que a sí mismos; se olvidan de que el mundo les ve. ¡Espectáculo digno de dioses, la vista de dos enamorados!

Taine insinuó que “Hay en el mundo cuatro tipos de gentes: los enamorados, los ambiciosos, los observadores y los imbéciles. Los más felices son los imbéciles”. Pero sólo hay dos clases de vida: Estando enamorado o estando evaporado. Y sólo pueden ser dichosas las almas enamoradas. Rebélate y revélate: Ama como nunca has querido. Aprecia la amistad de tus amigos. Vive los días con fe, amor y paz. Trabaja como si necesitases el dinero. Y baila como si nadie te viera. Quizá adivines algún día, que la vida no exigía de ti tanto sacrificio, tal vez solamente te pedía ser feliz. Quizá ese día descubras que tu andar causó pocas sonrisas, demasiado esfuerzo para tan poca alegría y tan poco amor. Quizá comprendas que no es difícil decir “Me equivoqué” y “Te amo”, y corras a decírselo a los que te queden vivos. La solución es enamorarse. Aprende del proverbio alemán: “los enamorados y los contrabandistas conocen los atajos”.

Enamorarse es cuando siempre sonríes, aunque estés cansado. Enamorarse es cuando intuyes que la otra persona es única. Nadie sabe qué es una mujer, si no ha visto una mujer enamorada. Sólo estás enamorado cuando te enamoras a cada instante. Enamorarse es cuando dos se hacen uno, de un tu yo y un mi tú surge un definitivo nosotros. Enamorarse es cuando se funden la beldad y la bondad en un vendad con piedad, unidad, verdad y deidad. Quevedo en sus versos sobre el amor constante más allá de la muerte, aquellos de “Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra, que me llevare el blanco día…”, finaliza con “Serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado”.

Indeseado actor político

En los orígenes del teatro en la Grecia Clásica, los actores se fueron sumando paulatinamente a las representaciones. A medida que los dramaturgos incorporaron nuevos personajes, aparecieron los sucesivos actores destacados en escena, aparte del coro. Tespis inventó el primer actor o protagonista. Posteriormente, Esquilo concibe al deuteragonista (segundo actor), y Sófocles crea el tritagonista (el tercer actor). Eurípides añade, en ocasiones, un cuarto personaje que no habla. Conforme va creciendo el número de actores, se incrementan las posibilidades dramáticas y la acción se enriquece haciéndose más realista, pero se pierde el sentido ritual y religioso del teatro griego originario.

En nuestro panorama político hemos vivido en las tres últimas décadas una transformación similar en la comedia política. De la dictadura franquista con un solo poder omnímodo de tragedia tiránica, se pasó a una democracia “vigilada” de finales de los años 70, seguida de un proceso esperanzador de protagonismo de los pueblos y de la ciudadanía, con pluralismo político, prensa variada y separación de poderes. Sin embargo, la última legislatura del PP con mayoría absoluta empieza a parecer un sainete retrógrado en opinión de muchos, por la infiltración y connivencia de poderes que debieran ser celosamente independientes en una democracia. Resulta indeseable este cuarto actor judicial, que no habla pero coarta, para la ciudadanía (héroe protagonista), para los partidos políticos (deuteragonista) y para los medios de comunicación (tritagonista).

El Talmud decía: ¡Ay de la generación cuyos jueces merecen ser juzgados! Vivimos una triste época en la que se propaga sobre el escenario político una extraña sombra negra para acallar la expresión, el debate y el diálogo entre los únicos intérpretes sociales: la ciudadanía y sus legítimos representantes políticos. El fraudulento protagonismo creciente del poder judicial en la vida política resulta escandaloso, con actuaciones estrella de primera plana amañadas por el poder ejecutivo del momento. Sólo resulta más lacerante y penoso el indigno silencio de una prensa, mayoritariamente comprada o amordazada, que otorga y calla.

Anécdota (apócrifa) de Hilary Clinton

Siempre se ha dicho que era el cerebro a la sombra de su esposo, y hasta se cuenta que el matrimonio Clinton reposta en una gasolinera y resulta que el encargado es un antiguo novio de la Primera Dama.

Una vez en marcha, Bill le dice aquello de “si te hubieras casado con él, ahora serías la esposa del dueño de una gasolinera”.

A lo que Hilary dicen que contestó, sin inmutarse: “Si me hubiera casado con él, él sería ahora el presidente de los Estados Unidos de América”.

Una célebre anécdota: Aprendiendo a pensar...

Apareció originalmente en la revista Saturday Review, el 21 de Diciembre de 1968. Su autor es un profesor americano de física llamado Alexander Calandra. Posteriormente, se ha atribuido al Premio Nobel Ernest Rutherford, en su etapa de profesor, e incluso a otro Premio Nobel, Neils Bohr, como alumno. El texto dice así...

Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de ponerle una nota muy baja a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba completamente convencido de que su respuesta era absolutamente acertada. Leí la pregunta del examen y decía: ¿Cómo determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro?

El estudiante había respondido: ‘Lleve el barómetro a la azotea del edificio y átale una cuerda muy larga. Descuélguelo hasta la base del edificio, marque y mida. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio’. Realmente, el estudiante había respondido a la pregunta, correcta y completamente. Si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota más alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta, pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirlo y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: ‘Tome el barómetro y tírelo al suelo desde la azotea del edificio. Calcule el tiempo de caída con un cronómetro. Después se aplica la fórmula: Altura = 0,5*g*T2 (Donde g es la aceleración de la gravedad y T es el tiempo que uno acaba de calcular con el cronómetro). ‘Y así obtenemos la altura del edificio.

En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta.”Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. ‘Bueno’, respondió, ‘hay muchas maneras. Por ejemplo, tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio. Perfecto, le dije, ¿y de otra manera? ‘Sí, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. A medida que vas subiendo las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que hiciste y ya tienes la altura. Este es un método muy directo. 

Por supuesto, si lo que uno quiere es un procedimiento más sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio. En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de oscilación. En fin, concluyo, existen otras muchas maneras. 

Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo. En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares). “Me dijo que sí, que evidentemente la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar".
El niño del barómetro