¿Cómo V.A.S.?

Déjame confesarte mi lema preferido: Vivir, Aprender, Soñar.

Tres verbos de acción marcan el mejor estilo vital si se conjugan bien en el tiempo: Aprendamos del pasado, vivamos el presente y soñemos el futuro. Son además tres paradigmas que interaccionan entre sí: aprender soñando y viviendo, vivir soñando y aprendiendo, soñar viviendo y aprendiendo. Son tres procesos cíclicos que se necesitan para su buen funcionamiento trilateral : no se puede aprender sin soñar y vivir, ni se puede soñar sin vivir y aprender, ni vivir sin soñar y aprender.

A quienes nos cuesta aprender y nos cuesta soñar, acaso nos duela luego vivir. Quienes aprenden fácil, sueñan felices y viven dichosos. Aprender es el primer paso, soñar no es más que el segundo, vivir es el tercero y definitivo. Cada día que amanece, apresurémonos a aprender; cada hora que disfrutemos, recordemos soñar; cada minuto que respiremos, gocemos de vivir. No pospongamos ni un momento la posibilidad de aprender, ni la ocasión de soñar, ni la oportunidad de vivir.

Descubramos plenamente la vocación de aprender, la inspiración de soñar, la afición de vivir. Dentro de cada uno de nosotros habita un aprendiz de soñador vitalista. Dejémoslo crecer. Que nunca puedan decir de nosotros que no tuvimos entusiasmo para aprender, audacia para soñar o valor para vivir. ¿Cómo Vives, Aprendes y Sueñas? ¿Cómo VAS?

Plan legal

Respetando que se pueda debatir la legitimidad del Plan Ibarretxe, ¿cabe aún la mentira de su supuesta ilegalidad?

Quienes vivimos en la época franquista, diferenciamos perfectamente entre lícito y legal, porque entonces lo democrático era ilegal, pero no ilegítimo. Ahora al “Plan Ibarretxe” se le califica gratuitamente de ilegítimo y, además, de ilegal. Si bien la licitud pudiera ser de más difícil evaluación, aunque siempre la voluntad popular es la única que otorga legitimidad a las leyes, ahora muchos vascos nos preguntamos:

¿Las elecciones autonómicas del 13 de mayo de 2001 fueron legales? ¿El actual Parlamento Vasco es legal? ¿Todos sus parlamentarios y parlamentarias son legales? ¿Sus decisiones son legales? Creo que la respuesta es afirmativa a todo ello, porque no hay ninguna causa judicial interpuesta en sentido contrario. Por lo tanto, ¿en base a qué razones se afirma que es ilegal el nuevo “Estatuto para la Comunidad de Euskadi”, aprobado por mayoría absoluta en el Parlamento Vasco?

Pastillas de tristeza

Fue uno de esos extraños sueños cuyo sentido se adivinó al despertar súbitamente.

No sé muy bien cómo empezó todo. Alguien me contó que una joven, conocida mía, disponía de unas extrañas píldoras que provocaban un inmediato estado de tristeza profunda. Opiné que debía tratarse de un bulo, porque en caso de resultar la noticia verdadera sería la más estúpida invención posible. Días después, me volvió a llegar el rumor de que la susodicha vecina había traído tales comprimidos de un lejano viaje, y que se estaban vendiendo rápidamente con un promocional precio inicial. También supe que esta estudiante se estaba haciendo rica con su producto, habiendo abandonado la universidad para centrarse en aquella distribución en la que había invertido todos sus ahorros.

Me explicaron que existe mucha gente que, aún disponiendo de todo y siendo más o menos felices con sus vidas, decidían probar la nueva experiencia de entristecerse abismalmente, como último reto para combatir la posibilidad de una vida alegre y tranquila. Finalmente me propusieron probar una de las “pastillas tristes”, de bello color, con el módico precio de un euro.
Me aseguraron que descubriría una nueva dimensión de la aflicción y del dolor, como nunca antes hubiera podido imaginar. Garantizaron que la experiencia sería inolvidable y que desearía volver a vivirla, porque su recuerdo queda grabado para siempre. Tanto me tentaron que hube de tomar una determinación final.

Contesté con rotundidad: ¡NO! Que no me interesaba en absoluto saber de penas artificiales, de pesadumbres químicas, de muerte adelantada. Y entonces desperté. Comprendí que eso es la droga, que promete divertida felicidad, pero sólo aporta un seguro sufrimiento y una atormentada agonía.

Acompañados

Para vivir felizmente sólo es necesaria una condición ineludible: la compañía de otros.

Todos, en ocasiones, nos quejamos de la gente. Las muchedumbres, a algunos, nos aterran. Somos incapaces de acudir a esos recintos cerrados como estadios de fútbol y sentirnos rodeado de decenas de miles de personas hasta el punto de sospechar que el oxígeno circundante será insuficiente para tantos. O esas playas abarrotadas donde parece que la tierra seca se ha agotado y que algunos nos tendremos que reconvertir en la especie acuática que fuimos para refugiarnos bajo el mar todavía despejado.

Algunos refranes abundan en la idea que la soledad no es tan negativa, como el proverbio de origen italiano de que “mejor solo que mal acompañado”. Pero esta sugerencia no hace sino resaltar el valor de una buena compañía, obviamente cuando el grupo aporta valor positivo para todos sus componentes. Tras las fiestas navideñas apreciamos especialmente la inconmensurable aportación de los equipos humanos que la naturaleza y la sociedad nos proporcionan: nuestra familia, siempre en primer término; pero también las amistades, los vecinos o quienes comparten con nosotros su tiempo de trabajo o de ocio. La compañía que procura una pareja apropiada, o unos padres, hermanos o hijos, es infinitamente más gratificante que todas las posesiones materiales gozadas en soledad.

Especialmente meritorio es el compromiso ético de quienes reconociendo el tesoro de la compañía, ofrecen parte de su vida para acompañar a los más desamparados, muchas veces abandonados en la pobreza, la enfermedad o el olvido. Una faceta de esta solidaridad, anecdótica pero entrañable, radica en la sabiduría popular de esas acogedoras comunidades de paisanos extravertidos que, según nos consta, salen a la calle para ver si encuentran algún forastero a quien acompañar.

Sabemos que nunca estarán solos quienes viven acompañados de sí mismos y de nobles intenciones. De acuerdo, pero muchos deseamos vivir más acompañados. Desayunar acompañados, trabajar acompañados, comer acompañados, aprender acompañados, disfrutar acompañados, dormir acompañados,… incluso morir acompañados, como todos nacimos acompañados.

La vida es una serie de sorpresas

"Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día".
Archibald MacLeish (1892-1982), poeta estadounidense.