Final de ETA… o de Batasuna

Análisis electoral vasco a dos meses de la cita del próximo 17 de abril. Puede alcanzarse la anhelada paz: Hay suficientes voluntades, tiempo y espacio para ello.

Como preámbulo de toda consideración, quede explícito nuestro rechazo ético a toda forma de violencia, y menos aún si cabe para negociar o convencer políticamente. Sea una vez más toda nuestra solidaridad con las víctimas de cualquier forma de barbarie, y quede reiterado nuestro ferviente deseo de pacificación y normalización de la vida en Euskadi. Pero la política siempre requiere elevadas dosis de realismo y reflexión conjunta, especialmente cuando una plural ciudadanía ha de compartir un futuro común que resulte democrático, armónico y compatible con la diversidad y complejidad de la sociedad vasca.

Tras la tramitación por la vía de urgencia en el Congreso de los Diputados del Nuevo Estatuto para la Comunidad de Euskadi, el Lehendakari Ibarretxe decidió adelantar la cita con las urnas en tres semanas. Simplemente el ciclo legislativo estaba casi concluido (excepto las ultimadas Leyes del Suelo y de Igualdad para hombres y mujeres), y el proyecto de Nuevo Estatuto debía ser valorado en las urnas por la ciudadanía de la Comunidad Autónoma Vasca para dictaminar su apoyo social, que será determinante de su futuro en las negociaciones que, en un sentido u otro, se avistan por el horizonte.

El electorado vasco es relativamente estable, con dos únicas variantes de relieve en las últimas décadas. Por una parte, la variación en vasos comunicantes entre el PP y el PSOE del voto ‘españolista’ o constitucionalista, según quién gobierne en Madrid. La segunda incógnita es el fluctuante voto de Batasuna, en función de que pueda o no presentarse, así como de las instrucciones que dirijan a su base electoral, que existe en una dimensión cada vez más difícil de evaluar por las votaciones en blanco de las últimas convocatorias electorales.

Ambas variables, subida del PSOE a costa del PP y el efecto directo o inducido de Batasuna, son las que dificultan pronosticar el reparto final de escaños en el Parlamento Vasco. La mayor incertidumbre actual reside en la presencia directa o no de Batasuna. Su queja, ante el PNV, por el adelanto de 21 días es simplemente demagógico, porque todos sabemos que llega el calendario de las autonómicas y que este mínimo anticipo deriva más del trámite sumarísimo sufrido por el Nuevo Estatuto en Madrid, por decisión del PSOE y del PP, que por preferencia del tripartito vasco.

Los principales partidos políticos mantienen unas expectativas bastantes predecibles. PNV acude en decidida coalición con EA, bajo la figura de Ibarretxe y con el programa electoral más nítido que nunca. EAJ-PNV se ha movido históricamente entre 30 y 33 parlamentarios, olvidando los 25 de las primeras elecciones de 1980 con el CDS y contabilizando la suma con EA tras su secesión de 1986. Actualmente dispone de 33 parlamentarios, 26 de EAJ-PNV más 7 de EA. Cuenta con optimistas perspectivas sólo limitadas por su ya altísimo porcentaje en Bizkaia y Gipuzkoa, con el 43,7% y el 44,7% de un electorado con ocho opciones posibles (incluidos los partidos Aralar y UA). En Araba, la coalición PNV-EA con el 33,8% del electorado fue la de mayor representación en 2001, pero la nada proporcional cuota de 25 parlamentarios por territorio no favorece a la coalición para rozar o superar la mayoría absoluta en el Parlamento de Vitoria-Gasteiz. Además, al igual que la coalición con EA ha sido designada como estratégica por Josu Jon Imaz, también el Lehendakari parece apreciar la participación de Ezker Batua (Izquierda Unida) como un elemento transversal de continuidad, aunque existan otras posibilidades como algún parlamentario de Aralar que pudiera completar un tripartito exclusivamente nacionalista (PNV-EA-Aralar).

PSOE y PP intercambiarán posiciones, porque su techo de 19 representantes del PP fue una excepción que produjo la polarización de Aznar, Oreja… y Redondo. El PP volverá a su intervalo entre 2 y 16, incluida la facción de Unidad Alavesa (UA), con una insumisa parlamentaria. El PSOE con 13 escaños actuales, mantuvo 19 parlamentarios en 1984 y 1988, pero desde entonces oscila entre 12 y 16 parlamentarios, y ello a pesar de su proceso de fusión con parte de Euskadiko Ezkerra en 1992. IU-EB, tras su creación desde el PCE, ha variado entre 6 y 2 representantes en 1994 y 1998, por lo podrá mantener o quizá mejorar sus 3 presentes parlamentarios.

La gran cuestión es lo que sucederá con los 7 escaños de Batasuna. Está en la cuerda floja su visibilidad pública institucional, que no sus potenciales votantes excluidos por la Ley de Partidos Políticos de 2002. Sería deseable su participación, y mejor aún que fuese por el ocaso final de ETA, que afortunadamente no ha causado víctimas mortales desde el 30 de mayo de 2003 cuando asesinó con una bomba lapa a dos policías en Sangüesa. Paradójicamente, sus postreras demostraciones de “capacidad o de fuerza”, como las recientes bombas en Getxo, Denia y en Madrid, podrían estar jalonando su final no anunciado.

Algunos entienden que existen posibilidades ciertas de una tregua definitiva de ETA en estas semanas inmediatas. La rapidez, y la sorpresa como con el voto partido del 30 de diciembre, empieza a ser el último recurso de una Batasuna cada vez más encerrada (en varios sentidos del término). También cabría, pero es sumamente dudoso por no decir imposible, que Batasuna se desmarcase de ETA, pero eso en Euskadi prácticamente nadie se lo cree. Asimismo podría ser que, manteniéndose la inacabable amenaza etarra, Batasuna presentase unas “listas limpias”, lo que sería técnicamente mucho más factible que en elecciones locales y forales, por tratarse únicamente de tres candidaturas, una por cada territorio histórico.

Incluso con escapatorias de dobles listas, una más ‘contaminada’ y otra ‘pulcra’ que podría superar la acción fiscal, cualquier opción que no implique el cese de ETA (o la desvinculación de Batasuna) es azarosa para el porvenir político de Batasuna. Ha de superar una inercia de décadas y, aunque disponga de “listas presentables”, podría encontrarse únicamente con sólo 2 o 4 parlamentarios si ETA persiste. En 2001, tras la ruptura de la tregua de ETA, la representación de Batasuna se redujo de 14 a 7 parlamentarios justamente por la gran movilización del electorado que no se abstuvo, cuando Herri Batasuna se había movido siempre con un intervalo entre 11 y 14 escaños.

Todas las estrategias posibles de Batasuna entrañan serios inconvenientes para su continuidad: Plantear nuevamente el voto en blanco para contabilizar los nulos y sus “hipotéticos parlamentarios”, es demasiado reiterativo y puede desviar votos hacia alternativas más pragmáticas, sin que lo detecte el control de voto depositado. Predicar la abstención para contener la fuga de votos, refutaría su historia anterior, obstaculizaría el cálculo de su presencia social y podría hastiar a su último reducto electoral.

ETA debe desarmarse irrevocablemente. Primeramente por razones morales válidas desde siempre y por la degradación ética que supone su existencia. Además, y es un argumento menor pero al que podrían ser más sensibles sus simpatizantes, porque el canibalismo político de ETA –que tanto daño ha causado al nacionalismo vasco democrático- está aniquilando también a su única opción partidista, Batasuna. Máxime cuando concurren otras circunstancias históricas, como la presencia incipiente de Aralar o el liderazgo reforzado de Ibarretxe tras la gestión de una nueva iniciativa política de calado, con un recorrido futuro innegable aunque difícil de predecir en plazos y en resultados.

Batasuna no ha sabido medir ni siquiera el hartazgo de “su” electorado, cuyos votos –como todos- tienen fecha de caducidad y un máximo de 4 años. Sólo un final inmediato y definitivo de ETA, sin dilación, trampa ni cartón, podría aliviar el negro futuro político que espera a Batasuna. Y lo que es mucho más relevante, sólo la desaparición de ETA aliviaría el inmenso dolor generalizado de toda la ciudadanía vasca que lleva décadas reclamando y exigiendo la paz.

Muerte al inteligente

En EE.UU. parece reeditarse el exabrupto de Millán-Astray frente a Unamuno: ¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!

El condenado a muerte, Daryl R. Atkins, evitó la inyección letal hace tres años porque su sentencia quedó suspendida por el Tribunal Supremo norteamericano al establecer la prohibición de ejecutar a reclusos cuyo coeficiente intelectual (CI) corresponda a la categoría de retrasado mental. Su célebre dictamen estableció que la ejecución de “retrasados” es inconstitucional, porque atenta contra la Octava Enmienda, que prohíbe los "castigos crueles" (sic). No se pronunciaron sobre la crueldad de la ejecución de los “normales”. Al menos, se creó una jurisprudencia de salvaguarda para “los deficientes” en esta extraña democracia que mantiene la pena de muerte en algunos Estados.

En 1998 Atkins sólo obtuvo un cociente intelectual de 59, siendo el promedio de la población 100 y estando fijado en 70 el umbral del retraso mental en el Estado de Virginia. Daryl, a quien en sus 27 años de existencia ni su familia, ni la educación recibida, ni el Estado lograron desarrollar su inteligencia, ahora parece que se ha “espabilado” por el trato con sus abogados para luchar por su vida. En su última evaluación ha alcanzado –desgraciadamente- un CI de 76. Haber llegado a ser “tonto estadístico”, pero no “retrasado”, le puede llevar finalmente a ser “matado legalmente” según el inhumano sistema judicial virginiano.

El psiquiatra forense encargado del caso, Evan S. Nelson, declaró el pasado noviembre que el convicto "Atkins recibió más estímulo intelectual en la prisión que durante toda su infancia y adolescencia, incluyendo las capacidades académicas teóricamente obligatorias de lectura y escritura, así como la competencia para aprender conceptos legales abstractos en su comunicación con los profesionales del Derecho que le defendieron”.

El disparate legal es inconmensurable: Establece una retroactividad para quien era un manifiesto “deficiente mental” cuando cometió su crimen. Se le condena a morir,… o a no progresar jamás en su vida, a pesar de haberse demostrado que podía hacerlo y que nadie se preocupó de él antes de iniciar su carrera criminal. Resulta bochornoso para todo el autodenominado “Primer Mundo” que, en el supuesto país líder mundial, las insuficiencias e ineficiencias de todo el gigantesco sistema social, en su escala familiar, educativa, sanitaria y de seguridad, la paga una víctima, que a su vez causó otra muerte aún más inocente.

Gran patrimonio

"Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ése era todo su patrimonio".
Rafael Sabatini (1875-1950)Scaramouche.
Mikel Agirregabiria Agirre

Libre asociación conjugal

En 1977 mi esposa, Carmen, y yo firmamos un “proyecto de libre asociación” por mayoría absoluta de la mitad más uno.

Habíamos comenzado las negociaciones para la unión en 1973, pero necesitamos cuatro años para formalizar protocolariamente nuestras relaciones. En la década de los años ’80, la fusión originó algunas ampliaciones de nuestro mercado interno, en forma de dos nuevos miembros con clara vocación europea, como se demostró bien pronto. Todo ello produjo una notable ampliación de las lenguas oficiales, con sus correspondientes costos de aprendizaje, viajes e intercambios, pero nuestros idiomas de relación siguen creciendo notablemente.

Nuestro “proyecto libre y amistoso” es claramente asimétrico, lo que sin restar funcionalidad resulta plenamente satisfactorio para las dos partes contratantes. Hablando por mí mismo, dado que jamás asumiría que entiendo con claridad a mi esposa, sólo señalaría un inconveniente frente a las incontables ventajas en el reparto de funciones mutuas. Mi única objeción, que ya tras más de tres décadas he asumido exclusivamente con un resto de perplejidad más que de incomodidad, es que ella ha establecido cómo y cuándo repartirnos los papeles. Lo cierto es que creo que la división de poderes que instauró fue perfecta, dado que sólo me atribuye aquellas facultades poco comprometidas que mi escasa capacidad aconseja.

Dado que ella se ocupa de casi todo, para acabar antes relataré mis contadas ocupaciones. Tengo las competencias exclusivas en materias como transportista, taxista, porteador y arregla-todo, con licencia para toda la amplia familia. Lo cierto es que no sé reparar nada, pero soy ese personaje indispensable al que se llama para enseñar cualquier desperfecto tan pronto como se produzca: “¡Ven a ver lo que ha pasado…!”. Con el transcurrir de los años he aprendido a salir del paso, organizándome una completa agenda de persianeros, electricistas, fontaneros y carpinteros.

Mi consorte se ocupa de los ministerios de educación, sanidad, hacienda, turismo, comercio, agricultura, pesca y alimentación, temas sociales, vivienda y asuntos exteriores. Sólo algunas cuestiones menores de defensa, interior, cultura y economía son asunto conjunto del matrimonio. Mi rol en los asuntos económicos consiste en leer y cumplimentar todo el papeleo de impuestos, recibos y bancos, así como predicar (en el desierto) austeridad a la prole, mientras mi esposa se encarga de todo lo demás, incluido que yo no gaste en caprichos informáticos (el único vicio que se me conoce).

Lo mejor del reparto de funciones es que muy pronto alcanzamos una sintonía perfecta. Si suena el teléfono de noche, no es mi tema; pero sí lo es organizar el desayuno con el despertador matutino. Nuestros hijos son, en primera instancia, jurisdicción exclusiva de su madre, pero cuando ocasionalmente (durante su adolescencia) las cuestiones se ponían peliagudas, me tocaba torear a mí con los “miuras” hasta que volvían al redil. Mi singular método patentado era muy “sanfermineno”: corría delante (o detrás) de los díscolos hijos, nos perseguíamos furibundos hasta llevar a la plaza de toros (salón familiar) donde nos remansábamos y la señora de la casa nos daba a todos unos capotazos que la convertían en la triunfadora del festejo.

Ahora que está tan de actualidad, comenté con mi amada dueña si debíamos revisar nuestro “estatuto para la convivencia”. Con una sonrisa pícara, me pareció, zanjó la cuestión concluyendo que nuestra asociación ya nació libre y amistosa desde su origen, por lo que puede permanecer inmutable otro siglo más. A ella lo único que le preocupa son las futuras ampliaciones cosmopolitas o de comunidades culturalmente hermanables, pero de recia personalidad propia (también foral), que se vislumbran por el horizonte de nuestros retoños. ¿O no es así? Mejor sería que le preguntasen a ella, que nunca me entero demasiado bien.

Mi juguete preferido

El mejor juguete puede ser barato, sin pilas, sorprendente, divertido, mágico e instructivo.

Siempre es difícil escoger un juguete infantil que sea original, perdure y aporte algún valor significativo a quien lo reciba, para que llegue a ser su predilecto. Lo habitual es recurrir a un catálogo comercial y comprar presurosamente algún chisme repetido que pronto quedará arrinconado en el baúl del olvido.

Mi más querido juguete, que aún conservo, es un “pato bebedor”, también llamado el ganso insaciable de Khattabytch (o de Jottabich). Es un mecanismo sencillo, formado por un tubo de vidrio que con dos esferas en sus extremos. El globo superior representa una cabeza con un pico cubierto por una funda algodonosa que se empapa de agua cuando el pato se inclina sobre un vaso de agua del que parece ‘beber’ en un movimiento oscilante y continuo. El “tronco” del pato es un tubo que penetra en la ampolla inferior, conteniendo un líquido volátil, (éter dietílico, H5C2-O-C2H5) que ocupa la mitad del volumen total.

Para que actúe ininterrumpidamente con su motor térmico gratuito, basta humedecerle la cabeza con el agua, obligándole a beber la primera vez. Tras refrescarse se endereza y parece satisfecho, pero la temperatura inferior de su cabeza respecto al cuerpo inferior produce que el “alcohol” tintado vaya subiendo por su cuello por la mayor presión en la cavidad del buche. Así comienza a balancearse cada vez más acusadamente hasta volver a colmar su sed en el vaso. Al inclinarse se equilibran las presiones del vapor saturado de ambas concavidades, y el líquido cae nuevamente recobrando el pato la verticalidad. Se trata de un curioso movimiento que llega a ser hechizante.

Este juguete didáctico que funciona sin parar se encuentra en tiendas de “Todo a un euro”. Es un verdadero móvil perpetuo… de segunda especie, es decir un “móvil gratuito” (no perpetuo), el único tipo de móvil supuestamente perpetuo que realmente existe. En este caso transforma el calor del medio ambiente, que evapora el agua de la cabeza humedecida, en trabajo para hacer subir el éter interno, hasta que el centro de gravedad se eleva sobre el centro de apoyo y desequilibra al ganso. Este económico e ingenioso juguete resume y resuelve un deseo que la Humanidad ha perseguido a lo largo de la Historia: obtener una máquina que produzca trabajo sin consumo (aparente) de energía.