El escondrijo del espíritu dormido se llama indiferencia. Seamos diferentes; nunca indiferentes.
El reciente anuncio de una ONG, Ayuda en Acción, apela a la solidaridad con un impactante mensaje: “Después de muchos años buscando la causa más importante del sufrimiento infantil en el planeta, la hemos descubierto: Se llama INDIFERENCIA”. Parece oportuno el llamamiento para el “primer mundo”, respecto al “tercer mundo” (los pobres lejanos), o el “cuarto mundo” (los pobres de nuestras calles). Parece que las causas mismas que producen la prosperidad, provocan la indiferencia.
Constantemente envidiamos a quienes más poseen, pero apenas prestamos atención a los que nada tienen, aunque estén ante nuestros ojos. Vamos en pos de lo remoto deseado, indiferentes a quienes no vemos, aunque nos rodeen y necesiten. La indiferencia, hermana gemela de la crueldad, cubre la avaricia del alma y nos ciega. Porque peor aún que odiar al prójimo, es ignorarle y desinteresarnos.
La indiferencia es el gran problema ético del siglo XXI. Sorprende la ausencia de un clamor, especialmente desde la intelectualidad ilustrada y desde la clase política, que nos prevenga de la mayor injusticia contemporánea,… la indiferencia. Prevalece una ideología de puro pragmatismo egocéntrico. Abunda el pensamiento débil, la falta de compromiso, las convicciones cómodas, la ética acomodaticia, el relativismo moral,… mezcolanza que construye la peor de las indiferencias. Incluso el aburrimiento creciente es la suprema expresión de la indiferencia imperante.
Ni los astros del firmamento debieran ser indiferentes. Hasta el perro privado de amo y querencia, prefiere el puntapié a la indiferencia. El dramaturgo Terencio lo expresó hace más de 21 siglos: “Nada humano me es indiferente”. Seamos diferentes: Apasionémonos con la vida, con la nuestra y con la de los demás. Vale la pena. ¿Cómo podemos consentir que sigan muriendo 18.000 niños de hambre cada día? Hagamos algo. Por ejemplo, apadrinemos un niño en www.ayudaenaccion.org.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/diferencia.htm
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