Siempre creí que el principal defecto de mi padre, quizá su único fallo, era que hablaba demasiado y con demasiada gente. Con la edad he comprendido que he heredado aquel defecto, sólo que ampliado y con el orgullo de parecerme a él. También yo hablo demasiado, con demasiada gente, pero además tengo un blog, algo que mi padre -fallecido hace años- jamás pudo imaginar.
Sólo espero que habiendo heredado y ampliado su único defecto, y quizá el mejor de los posibles, también haya desarrollado, en algún grado, alguna de las numerosas cualidades humanas de mi admirado padre.
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