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Un chiste macabro, pero ilustrativo de los pequeños detalles

El gato gafe nos ha recordado la historia, apócrifa, según la cual la habitación de un hospital estaba maldita, porque todos los sábados exactamente a las tres de la madrugada moría el paciente asistido que la ocupase. En la ronda matutina los médicos comprobaban su muerte, y los aparatos demostraban que el deceso se había producido a esa hora... Sólo cuando un celador avispado se quedó esperando, comprobó la causa de tan trágicos sucesos...
La señora de la limpieza, en su ronda nocturna, entraba en la habitación y enchufaba su aspiradora, desconectado el respirador automático de la corriente... ¡Qué malo! Dos conclusiones: 1ª) La formación de todo el personal es algo esencial; y 2ª) definitivamente, lo nuestro no es el humor...

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