Así parece opinar Michael Fullan (Vía: La Mirada Pedagógica), quien considera que una de las principales dificultades para la mejora de las escuelas de los países occidentales no es la ausencia de innovación, sino más bien la presencia de demasiados proyectos novedosos, compartimentados y no acordados. A las reformas estructurales estatales, LOGSE, LOCE, LOE,... se suman y superponen cambios de marco europeos (generalmente bien orientados, currículos de competencias básicas) y otras muchas innovaciones autonómicas. En nuestro caso, nuevo currículo vasco, revisión de los modelos lingüísticos, mapas escolares,... más planes, programas y líneas prioritarias (hasta 17 en el último trienio),... ¿Está siendo asimilada e incorporada a la práctica real de las aulas... y de las casas... tanta renovación pedagógica poco evaluada y nada explicada a las familias?
¿No convendría en un ámbito tan esencial como la educación una mayor prudencia, análisis y evaluación de experiencias anteriores o externas antes de proyectar tantos y tan variados cambios superpuestos, relacionados y simultáneos?
Claro que cabe la prudencia y el análisis pertinente de los proyectos que muchas veces se quedan en el tintero por la inviabilidad de muchos de ellos.
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