Dos vidas tenemos, la despierta y la onírica, que sabiendo conjugarlas pueden enriquecerse mutuamente y mejorar nuestra existencia.
Era una persona normal, como tú o como yo. Cada día caminaba, entonando su canción. Así se levantaba, y forjaba su labor. Anónima y sencilla, pero siempre con tesón. Pero su trabajo cotidiano, no era única afición. Cuando se acostaba y se dormía, despertaba… su inmensa imaginación.
Al cerrar los ojos escogía… un caballo de ocasión. Rocinante o Platero, pero en manos de Strogoff. Acostado cabalgaba, el osado soñador. A gestas de héroe sobrevivía, en su nocturno guión. Aventuras incansables, con todo su gran fragor. A sí mismo veíase, cual quijote salvador. Cristóbal capaz de emular… al mismísimo Colón. El demostrado heroísmo que desplegaba, alentaba su ilusión. Tras soñar lo imposible, despertaba de un tirón. De la cada gesta recordada, renacía su vigor.
De día parecía un cordero; de noche,… era un león. Cada jornada necesitaba su ensueño, como la luna… al sol. Visto por la calle aparentaba… ser sólo un pobre peón. Sólo la humilde presencia, ocultaba su valor. Eso pretendía, como hace el mejor actor. Sólo observando de cerca… se advertía su fervor. Sus ojos descubrían… un insólito fulgor. No mantenía una sola vida, tenía encendidas dos. El secreto de su energía… era simplemente amor.
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Sencillo y bonito.
ResponderEliminarMe ha gustado, aunque, creo que en la vida real deberia de ser algo león para poder sobrevivir en los tiempos que corren. Por desgracia hoy en dia solo con el amor ...
Un atento saludo.
“No importa que los sueños sean mentira, ya que al cabo es verdad que es venturoso el que soñando muere, infeliz el que vive sin soñar.”
ResponderEliminarRosalía de Castro
Publicado en el Diario de Noticias">Diario de Noticias, el miércoles 17-10-2007.
ResponderEliminarLa noche es la mitad de la vida, y la mitad mejor.
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