La nada está llena de oportunidades. Desde Demócrito sabemos que el universo está constituido por aislados átomos y mucho vacío.
El vacío parece asociado a algo negativo, y muchas veces así es. Con la tripa vacía, no hay alegría. Una botella vacía, un plato vacío, el bolsillo vacío o la cabeza vacía, no es algo bueno. Tampoco lo es construir castillos en el aire, o besar el vacío. Pero la nada es paradójica, por eso la cántara vacía hace más ruido. Y la barriga vacía es un fardo pesado. También cuanto más vacío está un corazón, tanto más cuesta llevarlo, porque en un corazón lleno siempre hay espacio para todo, mientras que en un corazón vacío no queda lugar para nada.
El vacío puede ser gratificante, es lo que resta cuando ya nada queda. Es un espacio de libertad absoluta. Como dijo el gran Newton: “Llamo vacío a todo lugar donde un cuerpo pueda moverse sin encontrar resistencia”. A veces, el vacío se busca y se fabrica, porque de su nada surge la utilidad. Un jarrón para flores hecho de arcilla, es sólo una forma de rodear el vacío para llenarlo de vida.
La naturaleza aborrece el vacío, y tiende a llenarlo. El vacío repugna a la razón. En todo proceso creador hay un vacío o una prueba del vacío. Primero, hemos de vaciar un entorno para colmarlo de dicha. Nacemos y morimos con las manos vacías. Siempre que haya un vacío en nuestra vida, llenémoslo de ilusión, de amistad, de amor. Los tiempos felices de la Humanidad surgen de las páginas vacías de la Historia.
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/vacio.DOC
Publicado en el Diario de Noticias de Gipuzkoa, el domingo 9-12-2007.
ResponderEliminarPublicado en el Diario Noticias de Álava, del viernes 14-12-2007.
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