Lo había pensado muchas veces, y finalmente con la desenvoltura que otorga la edad, materialicé mi ansiado proyecto.
Es una experiencia que todos sufrimos en ocasiones, propias de los tiempos modernos. Pero, justamente la innovación, nos aporta una magnífica solución ante semejante agravio cotidiano. Esta vez se trataba de una consulta médica en Las Arenas, de ésas que duplican algunos especialistas de Bilbao y que únicamente abren dos tardes en Getxo. Habíamos ido Carmen y yo a recoger un justificante, pero en el despacho la cola era de varias personas. Y no avanzaba en absoluto, porque el teléfono sonaba continuamente pidiendo citas o preguntando sobre diversas cuestiones.
Después de media hora de espera, escuchamos la enésima llamada, a la que la enfermera con parsimonia contestó: “Para recoger eso, usted debe pasar por aquí”. Entonces, alargué la mano por encima del biombo que nos separaba al tiempo que contesté: “Eso es lo que estamos haciendo sin éxito, porque usted atienda antes a quienes llamamos que a quienes venimos en persona”. Un poco abochornados todos, apagué mi móvil, recogimos el recibo y nos fuimos. Detrás repicó de nuevo: Ring, ring...
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/personas.DOC
Mikel debió llamarla desde su cola por el celular y luego pedirle que levante la mirada para que vea lo "rápido" que llego al lugar, a ver si sigue con la parsimonia.
ResponderEliminarMikel, amama hacía de esas (sin TIC, claro) pero cuando se acercaba a los 100 años de edad ;-)
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