Escribiendo sobre "Política lírica" que desborde a la épica bélica, recuperé el binomio "educación fractal" del que escribí hace tiempo, pero que no había recogido en este blog. Siempre he creído en una Educación que transmita valores éticos, comunes y compartidos. Porque toda actuación humana se fundamenta en el código de valores de quien la ejecuta. En la esencia moral de toda persona se gestan su comportamiento, su felicidad, su destino. Si se acepta la proposición anterior, ¿cómo podría nadie propugnar su exclusión de entre las materias obligatorias de la educación? En definitiva, educar es entusiasmar con valores indelebles.
Fractal , concepto tomado de las matemáticas, es un espacio de dimensión fraccionaria, que lleva en su interior el germen de su propia construcción o identidad. Por ello, una educación ética aspira a instalar en lo más íntimo del discente un código “genético” de valores (en todas sus “células”), y no sólo a dotarle de recursos cognitivos, afectivos y actitudinales, para poder asegurar que su autonomía será plena. Sin ese esencial código de claves éticas, todo lo demás sería insuficiente y baldío.
Esta propuesta educativa abre un camino a la esperanza, no ausente de nuestro entorno. A nuestro alrededor siguen muy presentes la bondad, la belleza, la bonhomía, la generosidad, el compromiso, la lealtad, la renuncia, la ternura, la amabilidad, la honradez, la inteligencia, la humanidad,...
El vitalismo – siempre ardorosamente optimista – nos indica el mejor de los caminos para guiar la elección de valores por la juventud: ¡Basta con que pruebe los valores genuinos! Si alguien ha paladeado un amor incondicional (como el que los buenos progenitores brindan a sus descendientes, o el amor auténtico de una pareja), si alguien ha saboreado la realización de un trabajo bien hecho (que queda como un legado), si alguien ha disfrutado realmente un patrimonio cultural,... nunca seguirá otras tortuosas veredas de los placeres más efímeros, que implican el daño ajeno o la falta de solidaridad.
¡Demos la oportunidad de elegir, con libre albedrío, entre amar u odiar! ¿Quién, en su sano juicio, puede preferir la maldad a la bondad? ¿Quién elegiría destruir y no construir?, ¿Quién mataría, si pudiese -por el contrario- engendrar vida, o mejorar la de aquellos que son sus semejantes? Padres, madres, educadoras y educadores: No permitamos que nadie eclipse los valores auténticos. Ejemplifiquémoslos con nuestra vida y cuando logremos la verdadera felicidad, otros no dudarán en seguirnos. Ambiquity ~~~Draft! Please Comment from Michel Gingras on Vimeo.
Fractal , concepto tomado de las matemáticas, es un espacio de dimensión fraccionaria, que lleva en su interior el germen de su propia construcción o identidad. Por ello, una educación ética aspira a instalar en lo más íntimo del discente un código “genético” de valores (en todas sus “células”), y no sólo a dotarle de recursos cognitivos, afectivos y actitudinales, para poder asegurar que su autonomía será plena. Sin ese esencial código de claves éticas, todo lo demás sería insuficiente y baldío.
Esta propuesta educativa abre un camino a la esperanza, no ausente de nuestro entorno. A nuestro alrededor siguen muy presentes la bondad, la belleza, la bonhomía, la generosidad, el compromiso, la lealtad, la renuncia, la ternura, la amabilidad, la honradez, la inteligencia, la humanidad,...
El vitalismo – siempre ardorosamente optimista – nos indica el mejor de los caminos para guiar la elección de valores por la juventud: ¡Basta con que pruebe los valores genuinos! Si alguien ha paladeado un amor incondicional (como el que los buenos progenitores brindan a sus descendientes, o el amor auténtico de una pareja), si alguien ha saboreado la realización de un trabajo bien hecho (que queda como un legado), si alguien ha disfrutado realmente un patrimonio cultural,... nunca seguirá otras tortuosas veredas de los placeres más efímeros, que implican el daño ajeno o la falta de solidaridad.
¡Demos la oportunidad de elegir, con libre albedrío, entre amar u odiar! ¿Quién, en su sano juicio, puede preferir la maldad a la bondad? ¿Quién elegiría destruir y no construir?, ¿Quién mataría, si pudiese -por el contrario- engendrar vida, o mejorar la de aquellos que son sus semejantes? Padres, madres, educadoras y educadores: No permitamos que nadie eclipse los valores auténticos. Ejemplifiquémoslos con nuestra vida y cuando logremos la verdadera felicidad, otros no dudarán en seguirnos. Ambiquity ~~~Draft! Please Comment from Michel Gingras on Vimeo.
Suena a utopía, Mikel; pero, con buena voluntad casi todo es posible.
ResponderEliminar(Qué pronto te pusiste las pilas, Mikel !!. Estuve de mini-vacaciones en Donosti, y mi único alivio es ponerme de fondo de escritorio el puente del Kursaal.)
Para la bronquitis...miel de la Alcarria, y respirar al lado de la cebolla ;)
Oye, soy Blanca. Aquí La Rioja!!.
ResponderEliminarNo sé que le ha pasado a mi nombre. Voy a ver.
Bueno, bueno... el concepto es majo, novedoso y para los geek de esto de las teclas, muy atractivo pero suena a colegio de curas escolapios (qué buenos son que nos llevan de excursión). Como ya me has leído por ahí sabrás que mi estilo es crítico y mordaz, así que no me van a doler prendas para decirte que con el material humano que hay ahora en la enseñanza tanto entre el profesorado como entre el alumnado y sus respectivos progenitores, nos podemos dar por j*didos.
ResponderEliminarSi además de instruir soy capaz de transmitir los valores que considero vitales para una sociedad justa y solidaria, lo lógico sería que me saliesen de clase una mayoría de activistas por un mundo mejor, pero me parece que cada vez pintamos menos los docentes, que los progenitores han hecho mutis por el foro respecto a la educación de sus hij*s y los peques están como están, asilvestrados algunos y amaestrados otros.
Ardua labor tenemos por delante!!!
Aupa, M i k e l!
ResponderEliminar¡Gracias por tu comentario!
Que suene a los Padres Escolapios es normal... Allí estudié (Colegio Calasancio de Bilbao) desde Párvulos hasta acabar Preuniversitario.
También comprendo y sintonizo contigo sobre la dificultad de educar hoy día... y siempre, porque nunca fue fácil hacerlo bien.
Saludos cordiales
Este conceo no es tan nuevo. Los árabes lo utilizaron en sus mesquitas. A partir del álgebra se pueden obtener fractales aritméticos. Ahora. un fractal educacional es solo una respuesta aprendida que se repite en otras situaciones parecidas durante toda la vida.
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