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Hastío de estío

Parece que el universo y sus elementos se concitan para darnos a entender que el verano, o al menos el veraneo, se acaba. Astros y humanos, entes lejanos o cercanos, nos lanzan miríadas de señales con el mismo mensaje. Los días de acortan, el mar se enfría, el paisanaje se vacía y las amistades se repliegan. Llega un momento en el que no hace falta mirar el calendario: Ha llegado el tiempo del retorno. La confabulación global hace que casi parezca lo menos malo...

Frente a la alternativa del descanso, lo único negativo de trabajar se resume en una palabra: Todo. La semana que viene se acabará el disponer de algo tan personal como son el propio tiempo y el lugar donde disfrutarlo. Para rematarlo, las mismas aglomeraciones que hemos padecido en las playas las sufriremos en las ciudades. Y peor aún, para ir de un lugar a otro también nos amontonaremos en las carreteras en un único fin de semana.

¿Es que no quedan vestigios de vida inteligente para organizar todo esto de alguna forma más razonable? ¿Por qué no teletrabajar más, flexibilizar calendarios y horarios, repartir el trabajo (aquí sólo se quedan los muchos [pre]jubilados y parados) y ganar con productividad más tiempo libre (como falsamente nos prometieron... o fue que no cumplimos la premisa del esfuerzo)?

2 comentarios:

  1. Hola buenos días,

    El último párrafo es una invitación para reflexionar todos. No pensemos que es una patata caliente exclusivamente para los políticos.

    Somos una sociedad esencialmente egoísta. Pedimos repartir el trabajo cuando no lo tenemos; si estamos en el colecivo de trabajadores en activo sólo la reflexión nos parece inoportuna -claro bajo la premisa, menos horas trabajadas, menos salario-. Si hablamos de flexibilizar horarios, de alcanzar la conciliación laboral y familiar, estamos de acuerdo cuando somos curritos; si somos mandos intermedios, estamos de acuerdo para todos menos para los que están en nuestro equipo; si somos directivos, nos sale urticaria de sólo pensar en ello.

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  2. Publicado en el Diario de Noticias de Navarra, el lunes 31 de septiembre de 2009.

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