Estamos acostumbrados a leer "fracaso escolar", pero suena duro el término cuando se aplica a los políticos, ninguno de los cuales aprueba en el País Vasco de acuerdo al último Euskobarómetro (véase abajo). Ha habido suspenso general, incluso con muy deficientes. Las malas notas decaen en un retroceso generalizado, del que ningún partido se libra. Además, peor valoración cuanto más conocidos son los líderes (muchos con escasa notoriedad).
En educación aparecen tres tipos de fórmulas para promover el éxito: Cambiar las leyes-marco (frecuente, pero poco efectiva); formar mejor a los agentes implicados (válida, pero aplicada escasa y tardíamente) y actuar sobre la ciudadanía para su mayor participación y compromiso (inmejorable, pero dificultosa). Estas recetas son válidas y trasladables al campo de la política.
La partitocracia se rige por turbios mecanismos internos de selección por una camarilla dirigente que encumbra a los más fieles, que deben su designación a quienes les ponen en esas listas cerradas y no al electorado (que sólo puede votar al partido). Nunca hubo mayor distancia entre cúpulas de los partidos y sus potenciales electorados. La cuestión más preocupante es que los líderes que podrían aprobar el Euskobarómetro, y con notable alto ante el conjunto de la población, jamás serán elegidos... por sus propios partidos. Josu Jon Imaz pudo acercarse al notable o sobresaliente en este tipo de encuesta, en la misma etapa en la que era rechazado por batzokis de su propia Gipuzkoa. Únicamente a escala municipal se toleran ciertas derivas hacia el sentir ciudadano mayoritario por el tirón de sus cabezas de lista, como en el caso de Iñaki Azkuna.
La democracia debe residir en la ciudadanía siempre; en la era Internet debe y puede residenciarse directamente en el electorado. En los próximos años de comunicación y participación 2.0 sólo prosperarán las formaciones políticas que agilicen la transferencia de poder al conjunto de la militancia (siempre menos extremada que sus más activos componentes) y, sobre todo, a todo su electorado (aún menos radical que el electorado de la formación con la que simpatizan).
En educación aparecen tres tipos de fórmulas para promover el éxito: Cambiar las leyes-marco (frecuente, pero poco efectiva); formar mejor a los agentes implicados (válida, pero aplicada escasa y tardíamente) y actuar sobre la ciudadanía para su mayor participación y compromiso (inmejorable, pero dificultosa). Estas recetas son válidas y trasladables al campo de la política.
La partitocracia se rige por turbios mecanismos internos de selección por una camarilla dirigente que encumbra a los más fieles, que deben su designación a quienes les ponen en esas listas cerradas y no al electorado (que sólo puede votar al partido). Nunca hubo mayor distancia entre cúpulas de los partidos y sus potenciales electorados. La cuestión más preocupante es que los líderes que podrían aprobar el Euskobarómetro, y con notable alto ante el conjunto de la población, jamás serán elegidos... por sus propios partidos. Josu Jon Imaz pudo acercarse al notable o sobresaliente en este tipo de encuesta, en la misma etapa en la que era rechazado por batzokis de su propia Gipuzkoa. Únicamente a escala municipal se toleran ciertas derivas hacia el sentir ciudadano mayoritario por el tirón de sus cabezas de lista, como en el caso de Iñaki Azkuna.
La democracia debe residir en la ciudadanía siempre; en la era Internet debe y puede residenciarse directamente en el electorado. En los próximos años de comunicación y participación 2.0 sólo prosperarán las formaciones políticas que agilicen la transferencia de poder al conjunto de la militancia (siempre menos extremada que sus más activos componentes) y, sobre todo, a todo su electorado (aún menos radical que el electorado de la formación con la que simpatizan).
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Felicidades por el post. Muy muy clarito. El tiempo de la sociedad civil participativa se nos va a echar encima y los políticos no están preparados.
ResponderEliminarInteresante lo que propones. Suerte.
ResponderEliminarEntendo o que escreves mas não sei escrever em tua língua, mas devo te dizer que aqui no Brasil estamos muito decepcionados com os nossos políticos, a corrupção é o que manda infelizmente e o povo não aprende nunca, triste realidade. Beijos Luconi
ResponderEliminarDesde luego, no es exagerado hablar de fracaso político cuando las últimas encuestas del CIS les señalan como la tercera causa de preocupación de los españoles, por detrás del paro y por delante del terrorismo.
ResponderEliminarLas tres medidas que se proponen frente al fracaso escolar me parecen aplicables también ante el fracaso político.
El cambio normativo debería introducir modificaciones en el sistema político y, en particular, en el sistema electoral. Tal vez, los partidos ya no deberían ser la única forma de representación de la ciudadanía. Y, desde luego, se debería avanzar en la recuperación de la división de poderes, hoy en día absolutamente desvirtuada. En cuanto a las elecciones, las listas abiertas serían una medida muy sencilla de implantar y que tendrían una gran potencia pedagógica.
Lo de la formación me parece fundamental. Para dedicarse a la política no se exige prácticamente nada y, sin embargo, es una profesión bien compleja, como salta a la vista.
Y sobre la participación ciudadana, ¿qué voy a decir a estas alturas que no se haya dicho ya?
El problema, desde mi punto de vista, es que la política real está totalmente focalizada en la pugna electoral y todos estos temas quedan en un plano muy secundario. Es más, seguro que a la mayoría de los políticos profesionales estas consideraciones les parecen utópicas y ajenas a la realidad. Dicho de otra forma, reconocen su desprestigio, pero creen que no hay remedio y que, en cualquier caso, su futuro inmediato se sigue cociendo en las cúpulas de sus partidos.
La política puede evolucionar hacia formas más participativas o, por el contrario, también podría producirse una involución hacia formas más autoritarias, ante la incapacidad del modelo actual de hacer frente a problemas como el cambio climático, el agotamiento de los recursos, la pobreza, las tensiones migratorias, etc.
Bien vendrá todo lo que se pueda hacer para que prevalezca la primera opción.
Efectivamente los pocos políticos que podrían conseguir una buena nota global como Iñaki Azkuna u Odón Elorza ya nunca darán el salto desde la polítca municipal.
ResponderEliminar¿Y alguien se acuerda de Jose Luis Cuerda cuando dejo de ser útil?
Lo más triste de esas notas no es solo por parte de los politicos, también es triste por parte de los ciudadanos, porque un 3 tampoco es un verdadero 3: es la suma de 3 dieces y 7 ceros. Un diez para el mío y un cero para el de los otros.
Como siempre, un buen artículo, Mikel. Gris en el buen sentido, sé que me entiendes.
muy interesante post ... muchas son las cosas que habría que cambiar...entre ellas tendríamos que plantear cuáles son los caminos que hemos de seguir para la participación social efectiva ...es decir una verdadera movilización social... ;-) saludos y salud
ResponderEliminar¡Gracias por tan rápidos comentarios!
ResponderEliminar¿Ideas para promover el cambio?
No son fáciles de encontrar. Quizás recordar desde la blogosfera y desde todos los ámbitos y perspectivas que los electorados son más templados que las militancias, y que la verdad se encuentra en una SUMA de voluntades, para lo cual no es positivo buscar y exacerbar las diferencias, sino las coincidencias...
Odón Elorza, José Luis Cuerda,... y otros alcaldes lograron mayor sintonía y superaron en sus municipios a sus propios partidos. Algo así habría que buscar en espacios más amplios, comunidades, países,...
Publicado en la Revista de Pangea, el 11 de enero de 2010.
ResponderEliminarPublicado en El Confidencial Digital (ECD), el jueves 14 de enero de 2010.
ResponderEliminarPublicado en el diario Noticias de Álava, el 19 de enero de 2010.
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