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Tres preguntas, ninguna respuesta y una conclusión: Haremos huelga mañana

Tres preguntas, ninguna respuesta y una conclusión:
  • ¿Qué Presidente español subió por sorpresa el 5% de todo el funcionariado del Estado, porque la economía iba viento en popa y también los empleados públicos debían participar de la euforia general? Silencio histórico...
  • ¿Qué Presidente español garantizó que tras una bajada generalizada se recuperaría todo el poder adquisitivo de los funcionarios una vez pasado lo peor de la crisis? Silencio clamoroso...
  • ¿Qué sindicatos y sectores se han solidarizado con esta medida facilona, propia de un Gobierno que no promueve la economía sino que únicamente gestiona su propaganda? Silencio de corderos...
Conclusión: Mañana haremos huelga. Porque ni en Grecia, ni en Portugal, ni en Italia, ni el Reino Unido,... han bajado el sueldo de los funcionarios, sino que, a lo sumo, lo han congelado. Porque sí sabemos qué Presidente ha bajado el salario de todos sus empleados de forma unilateral, sorpresiva y por primera vez en la Historia, lo que denota el fracaso absoluto de su errática e improvisada gestión económica. Porque no lo olvidaremos, y tampoco a los partidos políticos que apoyen o acompañen al PSOE en el medida de recorte.
Por todo ello, muchos seremos quienes hagamos huelga mañana en el País Vasco. Lamentando la división sindical, la duplicidad de convocatorias en fechas diferentes en el Estado y en Euskadi, añorando la solidaridad de décadas pasadas, sintiendo que los poderosos se ríen de nuestra fragmentación y de nuestra pérdida de conciencia social. Pero nos queda nuestro voto, nuestra capacidad de revocar toda esta clase política caduca y sobrepasada por las circunstancias. Estamos dispuestos a arrimar el hombro si viésemos algo creíble, pero sólo nos queda soñar con las próximas elecciones, sindicales, municipales,... o lo que sea. Y empezar a organizarnos mejor, pidiendo participación, ofreciendo y compartiendo ideas para la austeridad (Seis medidas efectivas de reducción del déficit público) y para la inversión en una nueva economía sostenible, justa y competitiva, donde no quepan la especulación, la corrupción, la infiltración en los partidos, el manejo de políticos marionetas que nos distraen con las tristes diatribas sobre los chanchullos de los demás.

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