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Malapropismos


Dios menguante, a cobro divertido, una foto para la prosperidad,...

El término, malapropismo, proviene de la señora Malaprop, un personaje de la comedia The Rivals escrita por el inglés Richard Brinsley Sheridan. El autor sacó el nombre del francés «Mal à propos» (hablar mal a propósito). La mujer retiene vagos recuerdos de palabras oídas a personas de clase elevada y por aparentar distinción las reutiliza, confundiéndolas con otras en base a su similitud. Este personaje adquirió tanta notoriedad que dio origen a la voz malapropism

Los malapropismos son intraducibles de un idioma a otro, dado que juegan con palabras fonéticamente similares pero que pueden representar conceptos muy diferentes. En este post nos referiremos a malapropismos en castellano.

Dependiendo de un caso u otro, estos lapsus léxicos pueden deberse a causas diversas: 
  • La ultracorrección («ostentóreo» en vez de «ostentoso» o «estentóreo»; «bacalado» en lugar de «bacalao»; incluso hemos oído y no una vez «Bilbado» en lugar de «Bilbao»;) 
  • La etimología popular, muchas veces errores muy arraigados («balandronada» por «baladronada», «antena paranoica» por «antena parabólica» o «rintintín» en lugar de «retintín». 
  • Una alolalia (afasia consistente en pronunciar una palabra por otra), si es un hecho recurrente.
  • Otras causas: desconocimiento, prisas,... («estar entre la espalda y la pared», «rascarse las vestiduras»). 
Los malapropismos ocasionales son, incluso, una muestra de creatividad y abundan en las comedias como gags lingüísticos. En relatos como los que siguen:

"Confundía los churros con las meninas" (las churras con las merinas) y cuando se enfadaba aclamaba (clamaba) al cielo. Su actitud era descabechada (descabellada + escabeche). Me dejaba "entre la espalda (espada) y la pared". Vivía muy bien: "Nadaba en la ambulancia" (abundancia). Un amigo suyo era "más viejo que Jerusalén" (Matusalén). Escuchaba a la orquesta "filatélica" (filarmónica), de la que era "mercenario" (mecenas). Malgastaba en lo que no le "sucumbía" (incumbía), que le era "indisoluble" (indiferente) e "inverosímil" (indiferente otra vez). El tiempo se le pasaba "velando" (volando). Fue a  un "confesionario" (concesionario) a comprar un coche gris "mentalizado" (metalizado) con faros "alucinógenos" (halógenos). Lo cierto es que la "profesión" (procesión) iba por dentro.

Otro diálogo cómico podría ser este entre una pareja y su médico: 

- Doctor, mi mujer y yo queremos tener condescendencia y no podemos. No sabemos si es porque soy omnipotente o porque mi mujer es esmeril. Hemos ido a otro médico y nos dijo que mi mujer tenía la vajilla rota y la emperatriz subida. Como además la operaron de la basílica balear, no sabemos si eso puede influir. En aquella consulta le hicieron una coreografía a mi mujer y no vieron nada raro. Y también a mí hace años me operaron de la protesta y a lo mejor me han dejado escuelas en el cuerpo. Nos recomendó que hiciéramos el cojito en nuestra vida marítima, pero tampoco. Además a mi mujer le nació un féretro muerto cuando tuvo un alboroto. Yo creo que mi mujer es frigorífica, porque nunca llega al orégano. Llegado a este punto responde el ginecólogo con sorna: 
- ¡A ver si va usted a tener un problema de especulación atroz!

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