Correlato entre 1913 y 2013 de dos familias, una pudiente y otra obrera, cuyos biznietos se vuelven a reencontrar un siglo después para construir un relato conjunto de lo sucedido entre Eibar y Gernika en 1913. La llegada de los obreros especializados procedentes de Eibar y sus ideas reivindicativas de emancipación del proletariado chocan con el tradicionalismo y la religión de más rural Gernika. Un drama de cambio de era, que un siglo después busca una nuevo hito de liberación.
Gernika, enero de 1913. La corporación municipal, encabezada por el alcalde Isidoro de León y Arreguia, da luz verde a las negociaciones con la empresa Esperanza y Unceta, fábrica de armas de Eibar, para trasladarla hasta la villa foral. Con ella quiere iniciarse la industrialización de Busturia, pero el proyecto no tardará en despertar los recelos de la población. En una localidad muy marcada por los poderes tradicionales, muchos son los que temen que la fábrica traiga consigo las ideas del movimiento obrero y ponga en duda el orden establecido. Y sus temores no tardarán en cumplirse. En el otoño de 1913, los trabajadores eibarreses de Esperanza y Unceta inician una larga huelga que cambió para siempre a Gernika.
La huelga, de hecho, tuvo un final épico. Los trabajadores prefirieron regresar a Eibar antes que ceder en sus derechos, pero dejaron por un tiempo un retén de trabajadores para que enseñaran el oficio a quienes iban a ocupar sus puestos.
Ni Bertolt Brecht fue tan explícito, comentó un amigo con quien coincidimos en el patio de butacas. La conclusión, y canto final por todos los actores y actrices: "El pueblo tiene la palabra". Quizá algún postmoderno diría, "cada ser humano y la humanidad tienen la palabra". Fue un placer saludar y felicitar al autor (y actor como el cura) Rafa Herce, al concluir la representación.
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