Al depositar altas expectativas en los niños y con una microgestión de sus vidas a cada momento, los padres no están ayudándolos. Al menos, así es como Julie Lythcott-Haims lo ve. Con pasión y humor irónico, la exdecana de estudiantes de primer año en Stanford nos exhorta a que los padres dejen de definir el éxito de sus hijos a través de los grados y los resultados de los exámenes. En cambio, dice, deben centrarse en proporcionar la idea más antigua de todas: el amor incondicional.
Algunas frases entresacadas:
- Lo que digo es que nuestros niños nos necesitan un poco menos obsesionados con calificaciones y resultados y mucho más interesados en que la infancia les proporcione una base para su éxito construido sobre cosas como el amor y las tareas domésticas.
- El estudio longitudinal más largo realizado en seres humanos se llama el estudio Grant de Harvard. Se encontró que el éxito profesional en la vida, que es lo que queremos para nuestros hijos, viene de hacer tareas domésticas en la niñez, y cuanto más temprano se inicie, mejor. El "súbete las mangas y ayuda" es una mentalidad que dice, hay un trabajo desagradable, alguien tiene que hacerlo, y bien podría ser yo.
- Son adolescentes. Y érase una vez, creo que estaba tratando a mis hijos como árboles bonsái, y no lo son.
- Mi trabajo no es hacer llegar a mis hijos a ser lo que quiero que sean, sino apoyarlos a convertirse en sus maravillosos sí mismos.
Tengo dos niños y trato de darlos lo mejor pero en práctica es siempre más difícil que en teoría...
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