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La inteligencia de Garry Kaspárov analiza a Putin


Garri Kaspárov, excampeón mundial de ajedrez, ha manifestado públicamente su oposición hacia el presidente de Rusia, Vladimir Putin. "No le llamemos presidente, es un dictador", ha dicho refiriéndose al político, "espero que esto lleve al colapso de su régimen" añadió como denuncia del gobierno ruso. 

Firme opositor al gobierno ruso, como ha demostrado en varias ocasiones, Garry Kaspárov, nacionalizado croata como protesta, no se muerde la lengua sobre Putin y afirma que estamos en la Tercera Guerra Mundial: "No defendemos solo a Ucrania, defendemos el orden Mundial; si Putin gana en Ucrania, China hará lo mismo en Taiwan", ha afirmado. 
Kaspárov, que huyó de Rusia en 2013 tras ser encarcelado por su oposición al régimen, considera que "la guerra de Putin contra Ucrania ha entrado en una fase de destrucción y masacre de civiles", una etapa de "genocidio". Es su guerra "contra el mundo civilizado del derecho internacional, la democracia y cualquier amenaza a su poder".
Y, como recomendación final, Kaspárov pide seguir el rastro del dinero: "Sacar de raíz a los políticos corruptos, los empresarios y el dinero negro que corrompieron a una generación para hacer la vista gorda o servir a los regímenes autoritarios. Siga las donaciones, pagos, regalos, influencia. Hazlos responsables", concluye.

Releer aquel libro en 2022 es una experiencia inquietante. Si ahora Kaspárov advierte que “el mejor predictor del comportamiento futuro es el comportamiento pasado”, otra vez se está repitiendo a sí mismo. Escribió en 2015: "Sin una estrategia orientadora a la que atenerse, las democracias pierden ante las dictaduras oportunistas que pueden actuar con más rapidez y sin equilibrio de poderes o personas a las que rendir cuentas. No podemos esperar a actuar hasta que la catástrofe ya esté en marcha. 

Esta actitud estilo “despiértenme cuando invadan Polonia” fue tonta en 1938 y es aun más tonta en 2015 porque contamos, para educarnos, con la lección de septiembre de 1939 —cuando Polonia fue invadida— y los seis años espantosos que siguieron. Al menos [el primer ministro británico Neville] Chamberlain no disponía entonces de un libro de historia que le contara lo que se avecinaba. 

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