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Expresiones marinas: A palo seco,...

Expresiones marinas: A palo seco,...
A palo seco,... La ya imprescindible Wikipedia es mucho más exacta y cataloga la expresión “a palo seco” entre las expresiones de origen marinero, dando, además, su verdadero significado, de un modo muy escueto, en apenas una línea, pero bastante acertado. La criatura de Jimmy Wales, nos dice, en efecto, que “a palo seco” era la expresión que se utilizaba entre los marinos para referirse a la navegación a vela en las peores condiciones posibles.
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Pacotilla. Se utiliza el término ‘pacotilla’ para referirnos a algo que tiene poca importancia, valor, es de mala calidad e incluso para señalar lo malo que es alguien en una cosa determinada. La pacotilla (que deriva de paca) era el fardo en el que los marineros portaban sus pertenecías a la hora de embarcar y que estaba libre de pagar impuestos. Como es de suponer, esos enseres y cosas de uso personal solían tener muy poco valor, por lo que con el tiempo empezó a utilizarse el término ‘pacotilla’ para referirse a aquello que es de poca calidad o que está hecho sin esmero alguno.
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Salvarse por los pelos.  El origen de esta expresión, que se utiliza vulgarmente para decir que alguien ha logrado salir de una situación complicada o arriesgada en el último momento y con dificultad, se remonta al reinado de José I Bonaparte (1768-1844), hermano mayor de Napoleón I. Parece ser que, en 1809, este rey dictó una orden que obligaba a los marineros a cortarse el pelo, lo que originó la protesta de éstos, pues la melena larga tenía sus utilidades. Una de ellas, por ejemplo, era la de salvavidas. Tras caer al mar, más de un marinero no se ahogó gracias a que pudo ser cogido por los cabellos. Sus compañeros le decían que se había "salvado por los pelos".
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Ser un viva la Virgen, Este dicho tiene su origen en los buques de guerra, donde se cantaban los nombres de los marineros que entraban de guardia en los respectivos turnos que se les asignaba a lo largo de toda la jornada. Pues bien, al último individuo que había formado en la fila le correspondía, lógicamente, la última guardia y así, además de decir su nombre en voz alta, debía también exclamar un ¡Viva la Virgen!…, para indicar que no faltaba nadie a bordo. Aunque no conocemos exactamente la razón, podemos imaginar que esto se hacía así por las arraigadas costumbres religiosas que acompañaban el día a día de la sociedad de aquellos tiempos, especialmente entre la gente de mar, en los que constantemente se invocaba a Dios, a la Virgen y a los Santos para pedir su protección. Quienes solían dar este grito eran casi siempre los mismos marineros, es decir, los más holgazanes, torpes o indolentes, se fue asociando esta expresión a los más «rezagados», frase que ha perdurado a lo largo de los tiempos y sin duda en sentido despectivo.

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