Come la mitad, anda el doble, ríe el triple y ama sin mesura, proverbio tibetano.
Por ejemplo, nuestro padre Juan siempre nos dio un inmejorable consejo antes de viajar: "Lleva la mitad de maleta y el doble de dinero". También está lo siempre citado en una jubilación: "Ahora estará el doble en casa con la mitad de sueldo".
Las citas son abundantes con estas proporciones: “Quienes no saben ni la mitad, hablan el doble” o "Piensa el triple, haz el doble y habla la mitad".
En los titulares de las noticias aparecen con frecuencia para denunciar injusticias, como en "Las mujeres trabajan el doble y ganan la mitad" o para resaltar ventajas entre calidad y precio, como en "Lo cocinado en casa es el doble de rico y a mitad de precio".
También hay posts en distintos blogs sobre estas cifras, como por ejemplo el titulado y recomendable "Si las cosas durasen la mitad, la vida duraría el doble". Expone una reflexión sobre esa aberrante costumbre de ver los vídeos de YouTube a velocidad duplicada,... por lo menos.
Por último, hay un libro delicioso que hemos descubierto titulado "Doble, no mitad" (en inglés, Double! Not Half). Cuando un niño de Montana y su familia se mudan al otro lado del mundo hasta Japón, han de enfrentarse a los desafíos de mudarse, aprender un nuevo idioma y adaptarse a una nueva cultura. Pero su nueva escuela y los condiscípulos hacen que vivir en Japón sea divertido. Un día, cuando escucha a otro niño llamarlo "mitad" o medio japonés, le pregunta a su padre qué significa y aprende una lección que nunca olvidará. Basado en su propia experiencia como padre que vive y enseña en Japón, el libro de Rod Gottula explora cómo a las personas de razas o culturas mixtas se les llama "mitad", un término que no tiene en cuenta la tremenda belleza y sofisticación que acompaña a quienes "caminan en dos mundos".
Al enfatizar los aspectos positivos de ser multicultural y bilingüe, la respuesta es que son dobles por su diversidad cultural y los beneficios que conlleva. Su mensaje de inclusión, bellamente simple, fomentará el aprecio por el valor y el potencial que reside en cada ser humano. Magnífico el ilustrador del libro, Arthur Lin (ver su web), que utiliza la calidez de las acuarelas para crear una auténtica experiencia cultural que da vida a la historia.
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