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Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto


Viviendo en 2025 no dejaremos de recordar un 27 de enero el  Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. El 27 de enero de 1945, el ejército de la URSS liberaba el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, donde fueron asesinadas más de 1.100.000 personas, de los que un 90% fueron judíos.

Lo hemos conmemorado muchas veces (posts nuestros), pero con intención de no olvidar jamás cuán ruines pueden llegar a convertirse los seres humanos que sin educación, ética y solidaridad hoy es perentorio recordar cómo se pudo llegar a aquel genocidio.

Este riesgo sigue presente, más que en décadas, en este primer cuarto del siglo XXI. Recordemos cómo se llego a aquella obscena monstruosidad con las palabras de Primo Levi (1919-1987). Un escritor y químico italiano, conocido por sus testimonios sobre el Holocausto. Nació en Turín en una familia judía y se graduó como químico en 1941, enfrentándose a la creciente discriminación bajo las leyes raciales fascistas en Italia. En 1943, Levi se unió a la resistencia antifascista, pero fue capturado y deportado al campo de concentración de Auschwitz en 1944. Allí sobrevivió durante casi un año antes de ser liberado por el ejército soviético en 1945.:

"No empezó con las cámaras de gas, sino con discursos de odio, con la normalización de la intolerancia, con leyes que discriminaban a unos pocos mientras los demás miraban hacia otro lado. Empezó con la deshumanización sistemática de aquellos que eran diferentes, con la indiferencia de los testigos, con la aceptación gradual de que unos seres humanos valían menos que otros. Empezó cuando el lenguaje del desprecio se hizo cotidiano, cuando los prejuicios se transformaron en políticas de Estado, y cuando la sociedad dejó de cuestionar lo que era moralmente inaceptable. Antes de los campos de concentración, hubo palabras, leyes, propaganda y silencios. Todo esto allanó el camino al horror que vendría después."

Esta reflexión amplía la idea original de Primo Levi y destaca cómo el Holocausto fue el resultado de un proceso paulatino, alimentado por la indiferencia y la complicidad, tanto activa como pasiva, de la sociedad en su conjunto.

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