En Euskadi hemos desarrollado un caparazón especial para protegernos de la influencia de los algunos medios de comunicación, mayoritaria y ya descaradamente al servicio de los intereses más reaccionarios del PP, y por tanto muy alejados del sentir de la mayoría social vasca. Las radios de gran audiencia en España son el mejor “potrotipo” de cabalgar, tratando de domesticar la opinión pública del Estado, por medio del insulto desbocado al indómito vasco personalizado en las figuras e instituciones nacionalistas, desde su Lehendakari hasta la Iglesia vasca, desde el euskera hasta la universidad pública del País Vasco. La mejor prueba de que hemos “metabolizado” estos continuos ataques es, aparte de los resultados electorales del 13M de 2001 y 25M de 2003 que prueban nuestra inmunidad y el efecto boomerang de tanta basura, el éxito de publicaciones como el "Cocidito madrileño" de Javier Vizcaíno, que nos hace reír al escuchar las barbaridades y desinformaciones sobre todo lo vasco, quizá porque somos masoquistas o, seguramente, porque ya estamos “curados de espanto”. Esta receta también convendría transplantarla a ETB, con un programa de zapping con el “cocidito” televisivo.
El permanente tratamiento demagógico, irresponsable y frecuentemente delirante nos ha vacunado eficazmente contra las campañas de intoxicación que periódicamente se coordinan desde focos del PP, con escaso o nulo efecto sobre Euskadi, pero notable en el resto del Estado, como lo prueba la sumisión del actual PSOE que no ha sabido dejar de “chupar rueda” para evitar la aerodinámica resistencia mediática. Así le va, con éxitos parciales en Extremadura, en la Mancha y en La Coruña con fórmulas contrarias a las de Maragall y Elorza en Cataluña y en Donostia.
En el panorama vasco, mientras rogamos por la desaparición de la turbadora ETA, siguen las estridencias continuas desde las monocordes y crecientemente rebuscadas contextualizaciones de Otegi (que de éxito en éxito camina hacia la evaporación) hasta los lamentos jeremíacos de Mayor Oreja (cuyo jefe Aznar le anima a seguir perdiendo en Euskadi para llegar algún día al Olimpo de Madrid), pasando por alambicadas disquisiciones socialistas justificando la doble actuación pactista según la orilla del Ebro. Este rutinario soniquete, se ha visto desafinado por alguna novedad, perfectamente perceptible para el instinto del lector medio vasco. El pasado domingo y en singular entrevista de Amaia Fano en DEIA, el portavoz del PNV, Joseba Egibar, plantea dudas sobre el relevo de Xabier Arzalluz al frente del partido, previsto para el próximo enero.
Es razonable señalar que, la mayoría de vascos, nacionalistas de aquí o de allá, militantes o no de cualquier partido, saben que en EAJ-PNV existe una bicefalia, por Estatutos, y que esta doble cabecera, en el partido y en el gobierno, ha funcionado bien para la estabilidad gubernamental en Euskadi. Este sistema no es discutido, pero sí parece cuestionarse la sustitución que se aproxima del presidente del EBB, quien –no lo olvidemos- detenta la máxima autoridad dentro del partido. Aunque sea redundante, conviene recordar que el rumbo político lo establece la ejecutiva del partido, mientras que la gestión del Gobierno Vasco, en este momento apoyado y formado por tres partidos, es liderada por el Lehendakari. Así mismo, es evidente que para se articulen armónicamente las dos fuentes de poder, partido y gobierno, es preciso que ambos elementos dispongan de una fortaleza y de unas dotaciones humanas competentes para ejercer una profunda capacidad de análisis y de gestación de proyectos, que se concretarán a medio y largo plazo en el caso del partido y con la más cotidiana inmediatez para el gobierno, que funciona con acuerdos programáticos en el marco temporal de una legislatura.
La validez del tándem doble se ha acreditado recientemente con la presentación de la “Propuesta para la Convivencia”, sintetizando un plan del tripartito que, sin colmar las aspiraciones abertzales del PNV, ha introducido un debate en la sociedad vasca que puede permitir con posibilidades de éxito su aceptación en consulta popular en los próximos años, para abordar con naturalidad la normalización y pacificación de Euskadi, con un “estatus de libre adhesión con España”, formalmente similar a los modelos federales del Estado, que otros partidos propugnan en todo el continente. Ahora que la ministra de Exteriores nos alerta sobre la “fusión de Francia y Alemania”, quizás un lander vasco interestatal sería una buena solución para Euskadi en la venidera Europa unida.
En la centenaria historia del PNV, y en el devenir de Euskadi, los calendarios siempre han sido apretados e intensos. Pero la ciudadanía vasca ha sabido cumplir los plazos, y esperamos que nuestros dirigentes no nos hurten ninguna convocatoria. La conflictividad política siempre ha estado presente, desgraciadamente, pero la "excepcionalidad" no debe ser excusa para retrasos. La palabra del vasco, se cumple. Confiamos que en septiembre, el Lehendakari presentará su texto articulado, y que en enero el EBB se renovará. La consulta no tiene, aún, fecha de vencimiento y sí una exigencia de condiciones de ausencia de violencia. Ibarretxe seguirá siendo el Lehendakari con más apoyo popular que nunca en la historia de Euskadi. Para la presidencia del EBB, y para la elección de sus miembros, el PNV dispone de suficientes hombres y mujeres, cuyos nombres cualquiera podría enumerar. Arzalluz seguirá aportando su asesoramiento, pero el nuevo siglo requiere una constante innovación.
Déjese que siga su curso la democracia interna de un partido, con la fuerte y ordenada militancia que siempre ha disfrutado el PNV, y que el sistema más puro de “un militante, un voto” funcione con la habitual e implacable eficacia. La representatividad nace de ese voto interno, y es, como siempre lo fue, la mejor garantía de interpretar debidamente la voluntad del partido hegemónico de Euskadi, que ofrece su plan y su alternativa al conjunto de la plural sociedad vasca.
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