Ya sabemos cuál fue… después
La bizantina polémica de cuál fue antes, el huevo o la gallina, se remonta al siglo IV cuando la planteó Aurelio Teodosio Macrobio. Parecía ser un debate irresoluble, porque debe haber un huevo para que nazca una gallina y sólo una gallina puede poner huevos. Actualmente, y según noticia de última hora transmitida por REUTERS, la ciencia cubana parece haber resuelto el enigma… invirtiendo sus términos. Cuando el huevo es un récord mundial, no hay gallina que resista su puesta: la gallina debe ser antes, porque el huevo es después.
Un huevo normal pesa aproximadamente 65 gramos. El último registro mundial de 2003, cifraba un máximo de 148 gramos de huevo puesto por una gallina que sobrevivió en la provincia oriental cubana de Las Tunas. Se supone que se trataba de “la gallina de los huevos de oro”, pero lo cierto es que aquel huevo se rompió y no subsistió a su puesta. El último huevo de gallina reconocido como el más grande hasta el momento, en Costa Rica también en 2003, pesó 110 gramos, resultando vivas tanto la madre como la criatura.
Ahora, desde la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba, nos llega la nueva del huevo grandioso de 12 cm. y 168 gramos, nacido póstumamente por cesárea tras la autopsia de su clueca progenitora que no alcanzó a ponerla en el mundo a pesar de sus ímprobos esfuerzos imaginables. “Manda huevos”, que diría algún ministrillo en funciones.
Este acontecimiento ha provocado un terremoto en el mundo de las ideas. La cruel naturaleza parece confirmar la cita machista de Samuel Butler, “Una gallina es sólo la vía de un huevo para hacer otro huevo”, reafirmado por Mark Twain para significar que la estridencia no prueba nada, “Una gallina que acaba de poner un huevo cacarea como si hubiese puesto un asteroide”.
Son preferibles otras inspiraciones que provienen de los libros de proverbios, a propósito de universales gallinas y omnipresentes huevos. Dicho castellano: Cacarear y no poner huevos, cada día lo vemos. Aforismo alemán: La gallina pone donde ve un huevo. Refrán chino: Hasta la gallina inteligente sabe poner los huevos fuera de su nido. Nuestro favorito es un adagio judío, que por nuestros lares alguien transformó sustituyendo la gallina por el jamón de York: Si un pobre come gallina, o está enfermo él o lo está la gallina.
La bizantina polémica de cuál fue antes, el huevo o la gallina, se remonta al siglo IV cuando la planteó Aurelio Teodosio Macrobio. Parecía ser un debate irresoluble, porque debe haber un huevo para que nazca una gallina y sólo una gallina puede poner huevos. Actualmente, y según noticia de última hora transmitida por REUTERS, la ciencia cubana parece haber resuelto el enigma… invirtiendo sus términos. Cuando el huevo es un récord mundial, no hay gallina que resista su puesta: la gallina debe ser antes, porque el huevo es después.
Un huevo normal pesa aproximadamente 65 gramos. El último registro mundial de 2003, cifraba un máximo de 148 gramos de huevo puesto por una gallina que sobrevivió en la provincia oriental cubana de Las Tunas. Se supone que se trataba de “la gallina de los huevos de oro”, pero lo cierto es que aquel huevo se rompió y no subsistió a su puesta. El último huevo de gallina reconocido como el más grande hasta el momento, en Costa Rica también en 2003, pesó 110 gramos, resultando vivas tanto la madre como la criatura.
Ahora, desde la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba, nos llega la nueva del huevo grandioso de 12 cm. y 168 gramos, nacido póstumamente por cesárea tras la autopsia de su clueca progenitora que no alcanzó a ponerla en el mundo a pesar de sus ímprobos esfuerzos imaginables. “Manda huevos”, que diría algún ministrillo en funciones.
Este acontecimiento ha provocado un terremoto en el mundo de las ideas. La cruel naturaleza parece confirmar la cita machista de Samuel Butler, “Una gallina es sólo la vía de un huevo para hacer otro huevo”, reafirmado por Mark Twain para significar que la estridencia no prueba nada, “Una gallina que acaba de poner un huevo cacarea como si hubiese puesto un asteroide”.
Son preferibles otras inspiraciones que provienen de los libros de proverbios, a propósito de universales gallinas y omnipresentes huevos. Dicho castellano: Cacarear y no poner huevos, cada día lo vemos. Aforismo alemán: La gallina pone donde ve un huevo. Refrán chino: Hasta la gallina inteligente sabe poner los huevos fuera de su nido. Nuestro favorito es un adagio judío, que por nuestros lares alguien transformó sustituyendo la gallina por el jamón de York: Si un pobre come gallina, o está enfermo él o lo está la gallina.
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