"Navidad" es una contracción de natividad, que significa natalicio, el aniversario de un nacimiento.
Esta festividad, que luego se extendió al protestantismo y al resto del mundo, fue instituida por la Iglesia Católica en el año 345. Así se santificaba una fiesta pagana, la romana Brumalia (25 de diciembre) en honor del día más corto del año que anunciaba un nuevo sol, tras el tradicional intercambio de regalos propio de Saturnalia (17-24 de diciembre).
Es una extraña celebración, porque señala un nacimiento y no un fallecimiento. A lo largo de la Historia, lo habitual era conmemorar la fecha de defunción de las personalidades, que se conocía con exactitud a diferencia del nacimiento que no se registraba con detalle. Como la misma Pascua instituida en recuerdo de la muerte de Jesucristo en Jerusalén, dado que se desconoce el día exacto de su nacimiento en Belén.
En estos tiempos de menguadas tasas de natalidad, las mejores navidades son las que se celebran en casas que han visto incrementada su familia con algún nuevo nacimiento, como el que conmemora la Navidad. Los nacidos en los últimos doce meses son los grandes protagonistas perpetuos de estas celebraciones: Ellas y ellos, los bebés de menos de un año, son los auténticos “Personajes del Año”, mucho más merecidamente que otros personajes como el elegido por Time.
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