Inédita, reveladora y positiva resultó la polémica entre los cabezas de las listas electorales.
Hace unos minutos hemos podido presenciar en Euskal Telebista (ETB-2) un espectáculo infrecuente en nuestras cadenas televisivas: Un auténtico debate preelectoral entre los cuatro principales candidatos para las Elecciones Autonómicas del 17 de Abril. Es el primero en la historia de las siete legislaturas vascas precedentes, acordado por el Consejo de Administración de EITB, tras múltiples y complejas negociaciones durante varios días con los partidos participantes, que son quienes están actualmente en el Parlamento Vasco y se han podido presentar nuevamente. Finalmente se acordó un minucioso formato de cinco bloques de temas con intervenciones y réplicas tasadas, pactando igualmente que el moderador fuera el jefe de Informativos de ETB, Jaime Otamendi, con la única función –cumplida a la perfección- de presentar el programa y controlar los tiempos.
El debate, con una duración total de 75 minutos, fue emitido en diferido a las 22:00 horas, aunque se grabó con cinco horas de antelación, sin público en el plató. Los candidatos a Lehendakari, Juan José Ibarretxe (PNV-EA), María San Gil (PP), Patxi López (PSOE) y Javier Madrazo (EB) confrontaron sus opiniones en seis bloques temáticos: Final de legislatura (apartado en el que cupo el proyecto de Nuevo Estatuto Político); economía y políticas sociales; euskera, cultura y educación; pacificación y normalización; futuro gobierno y política de pactos; y petición final de voto. El esquema articulado se demostró ordenado, aunque algo frío, y la fecha emisión escogida se anticipó en demasía al 17-A, seguramente con intención declarada de abrir la campaña, pero con el propósito oculto de no arriesgarse nadie a un improbable golpe de efecto que resultase decisivo en las urnas.
En formato modernista de las condiciones ambientales, si bien con estática clásica en sus actores, los candidatos aparecieron de pie, tras sus atriles, mirando al presentador. De izquierda a derecha para los teleespectadores, se alineaban López, Ibarretxe, San Gil y Madrazo. El tono general fue relativamente mesurado, con la excepción de alguna improcedente salida de tono de la representante del PP, pero denotando que las formas agresivas ya no se recomiendan, especialmente si lo comparamos con lo que habría supuesto un encuentro de Ibarretxe con sus últimos adversarios ya desvanecidos, Nicolás Redondo y Mayor Oreja (por cierto, ¿dónde andan ahora?).
Como cabía esperar en un debate igualitario que ofrece posibilidades a los partidos menores, las interpelaciones se cruzaron con asimetría muy estudiada. Madrazo criticaba a López y le instaba a responder, mientras San Gil y López inquirían solamente a Ibarretxe, y el Lehendakari actual se dirigía a la audiencia. Las intervenciones estaban muy “precocinadas”, y nadie caía en el ardid de responder las “preguntas envenenadas” de los demás. Sólo Ibarretxe supo y pudo rebatir con rapidez y elegancia algunas cuestiones planteadas, sin dar contra-juego. López terminaba su guión elaborado sin agotar el tiempo previsto, mientras Madrazo y sobre todo San Gil eran cortados por el moderador tras consumir sus plazos.
Se le veía a López incómodo con su chaqueta y corbata; a Ibarretxe atento a las declaraciones de sus oponentes; a San Gil con técnicas elementales como mirar fijamente a la cámara y exhibiendo algunos gráficos imposibles de apreciar: todo ello mientas Madrazo adoptaba su habitual tono docente. Aparte de la salutación inicial, sólo Ibarretxe y Madrazo utilizaron frases o lemas en euskera.
La conclusión final cada teleespectador deberá alcanzarla por sí mismo, pudiéndose convenir fácilmente que los cuatro candidatos agradarían a sus respectivos militantes y simpatizantes por ajustarse a sus asiduos roles y rutinarios discursos. Nadie citó a los ausentes, si bien Madrazo lanzó –legítimamente- sus redes para sumar “votos flotantes”. López siguió pidiendo entrar en el próximo gobierno, como sea, mientras San Gil le reiteraba una vez más el incómodo ofrecimiento de que López sea su vicelehendakari, y tácitamente ofreciéndose ella para tal papel. Las porfiadas menciones a ETA de San Gil puede que reporten algunos votos… a las otras candidaturas.
Sólo ha sido un acto más en la campaña vasca. Ahora nos quedan las penúltimas piruetas de Batasuna, Aukera Guztiak, el Partido Comunista de las Tierras Vascas,…, y el usual desfile continuo de ministros y ex-ministros, porque el 17-A se juegan mucho en Euskadi (y luego en Galicia) Zapatero y Rajoy, quizás más el del PP que el del PSOE. Seguiremos informando, pero que nadie se olvide que sólo es la ciudadanía vasca quien realmente decide ese día sobre su futuro.
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