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Nadie es imperfecto

Quizá alguien se sienta imperfecto (o perfecto), pero nadie puede ser perfectamente imperfecto (ni perfecto).

Las personas, sea cual sea nuestra edad, nunca somos perfectas. Todos somos imperfectos, en alguna medida, y todos buscamos la perfección, con un ahínco variable. Un posible camino de mejora lo facilita el tiempo y el esfuerzo: Si todos los años arrancáramos una imperfección, pronto seríamos menos imperfectos. Seguramente, sólo en la eternidad lograremos la perfección.

El hombre, por su misma naturaleza, siempre reúne algunas imperfecciones. Nadie nace libre de flaquezas; y la persona más perfecta es la que tiene menos debilidades. El conocimiento de nuestras imperfecciones, lejos de turbarnos, debiera alegrarnos, porque es un medio de enmienda. Acaso por ello, un proverbio sueco asegura que “Por suerte no hay nada perfecto en este mundo”.

Los dones que algunos no tenemos, otros los poseen; y viceversa. De esas imperfecciones compensadas brota la sociabilidad. La unión de seres individualmente imperfectos alcanza la perfección. La pareja, la familia o la sociedad, son fórmulas válidas de sumar perfección, que mejoran a todos sus componentes.

Nos sabemos imperfectos, en un cierto grado; y por tanto, perfectos en otro grado. Además, algunos son muy agradables a pesar de sus muchas imperfecciones, si las intentan superar; y otros resultan muy enojosos, si no reconocen ni un solo defecto. En todo caso, no son los perfectos, sino los imperfectos, quienes estamos más necesitados de amor.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/imperfecto.htm

4 comentarios:

  1. Jo... no lo tomes a mal, pero has estado acertadísimo, más claro y contundente no has podido exponerlo.
    Gracias.

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  2. Tomar contacto con la perfección no es algo tan difícil, y no hay razón alguna para dejarlo a expensas de un futurible "proceso postmortem"

    Eso sí, los olmos se emperran en no darnos peras; así que también la perfección hay que buscarla en donde realmente se encuentre

    ¿Qué tal en la percepción de ese aliento que viene y va, viene y va, viene y va..., con absoluta perfección hasta nuestro mismísimo final?. Es dulce para nosotros.

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  3. lo perfecto acaso sea ser perfectible...

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  4. Todos somos imperfectos y en cierto sentido, en mayor o menor medida, discapacitados. Por lo tanto, humildad y nada de soberbia. Luis Manteiga Pousa

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