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Lapsus cálami: Error al correr de la pluma

«Después de cortarle la cabeza, lo enterraron vivo» (La muerte de Mongomer, de Henri Zvedan).
«Guillermo no pensaba que el corazón pudiera servir para algo más que para la respiración» (La muerte, de Argibachev).
«Esta espada de honor es el día más hermoso de mi vida» (El honor, de Octave Feuillet).
«- Empiezo a ver mal -dijo la pobre ciega» (Beatriz, de Balzac).
«Tenía la mano fría como la de una serpiente» (Ponson du Terrail).
«El cadáver miraba con reproche a los que lo rodeaban.»
«¿Qué puede hacer un hombre muerto por una bala mortífera?»
«En las cercanías de la ciudad hubo rebaños enteros de osos que andaban siempre solos.»
«Por desgracia, la boda retrasóse quince días, durante los cuales la novia huyó con el capitán y dio a luz ocho hijos.»
«Excursiones de tres o cuatro días era para ellos cosa diaria.»
«¡Pobre María! Cada vez que percibe el ruido de un caballo que se acerca, está segura de que soy yo» (El duque de Monbazon, Chateaubriand).
«La tripulación del buque tragado por las olas estaba formada por veinticinco hombres, que dejaron centenares de viudas condenadas a la miseria» (Dramas marítimos, Gaston Leroux).
«-¡Vámonos! -dijo Peter buscando su sombrero para enjugarse las lágrimas» (Lourdes, de Zola).
«El duque apareció seguido de su séquito, que iba delante» (Cartas de mi molino, de Alphonse Daudet).
«Con las manos cruzadas sobre la espalda, paseábase Enrique por el jardín, leyendo la novela de su amigo» (El día fatal, de Rosny).
«Con un ojo leía, con el otro escribía» (A orillas del Rin, de Auback).
«El cadáver esperaba, silencioso, la autopsia» (El favorito de la suerte, de Octave Feuillet).

3 comentarios:

  1. Todos los ejemplos sacados de "2666", de Roberto Bolaño... qué pasa, ¿sólo hay éstos en toda la historia de la Literatura? En fin, qué pena.

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  2. Son ejemplos muy repetidos en Internet, cuyo origen o fuente inicial no localicé. Si procediesen de Roberto Bolaño, cosa que fácilmente tampoco he podido comprobar ahora, vaya todo mi reconocimiento hacia él.

    Al no identificarse el interlocutor, poco más puedo hacer...

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  3. Roberto Bolaño (1953-2003): "2666", ANAGRAMA, p. 1055-56. Efectivamente están todos estos lapsus cálami.
    Soy otro anónimo, por no estar registrado en cuenta Google. José Rivero, Caracas, Venezuela.

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