Buena educación y alta formación no siempre son equivalentes. Basta conocer a grandes personas con una excelente educación para mejorar la vida de su entorno, a pesar de que apenas tuvieron oportunidad de formarse en el sistema educativo. Y también hay otras personas con elevada cualificación académica y profesional que, por desgracia, no demuestran una buena educación en su trato con quienes les rodean. La buena educación se aprende en casa, en la calle, también en la escuela, pero siempre por el ejemplo y el modelo de referentes que saben comportarse en sociedad.
Buena educación es ser amable con quienes tratamos, sonreír desde el amanecer y no perder el optimismo durante la jornada. La buena educación nos obliga a ser solidarios, a ayudar a mejorar la vida de los demás, a respetar sus ideas y peculiaridades, a ser exquisitos en nuestras relaciones sociales, a comprender y perdonar los inevitables fallos que todos los seres humanos sufrimos.
Todos deseamos vivir en una sociedad culta y tolerante, cuya ciudadanía goce de la máxima formación posible, pero -ante todo- de una buena educación. Hay lugares y momentos, estos días en la piscina comunitaria, donde se aprecia lo que podría ser un mundo con buena educación. Gentes de lugares muy diversos, de diferentes edades, que demuestran y comparten su felicidad (y seguramente guardan sus penas), sin reservas hacia nadie, con generosidad a raudales, procurando el cuidado de los demás, colaborando para crear una atmósfera común de bienestar. ¿Proseguimos formándonos y, sobre todo, educándonos más y mejor entre todos? ¡Vale la pena!
Buena educación es ser amable con quienes tratamos, sonreír desde el amanecer y no perder el optimismo durante la jornada. La buena educación nos obliga a ser solidarios, a ayudar a mejorar la vida de los demás, a respetar sus ideas y peculiaridades, a ser exquisitos en nuestras relaciones sociales, a comprender y perdonar los inevitables fallos que todos los seres humanos sufrimos.
Todos deseamos vivir en una sociedad culta y tolerante, cuya ciudadanía goce de la máxima formación posible, pero -ante todo- de una buena educación. Hay lugares y momentos, estos días en la piscina comunitaria, donde se aprecia lo que podría ser un mundo con buena educación. Gentes de lugares muy diversos, de diferentes edades, que demuestran y comparten su felicidad (y seguramente guardan sus penas), sin reservas hacia nadie, con generosidad a raudales, procurando el cuidado de los demás, colaborando para crear una atmósfera común de bienestar. ¿Proseguimos formándonos y, sobre todo, educándonos más y mejor entre todos? ¡Vale la pena!
Las imágenes de Guillermo Bastiás Moreno (Guillo) y de Puras Evas proceden de una exposición de cómics sobre educación que descubrimos hace poco en una sala de la Fundación General de la Universidad de Alcalá. Más información en esta web: www.humorgrafico.org.
Excelente tema, si me permites que te diga, creo que poco a poco estamos perdiendo las nociones reales de cultura y educación aunque tendrían que ir de la mano.
ResponderEliminarPor supuesto que la educación que, a mi entender no tiene que pasar solo por aceptar y someterse a ciertas normas sociales, empieza en casa, en la familia, en el entorno.
Es un gran tema, largo y complicado pero de momento con muy mal resultado. Cada vez la gente será más culta pero mucho más mal educada y la intolerancia y el desamor les acompaña.
Saludos, es un gusto leer tu blog.
Publicado en Cartas al Director del Diario de Noticias de Navarra, el lunes 30-8-2010.
ResponderEliminarSimple y sencillo. como diría el otro: el habito hace al monje y aunque la mona se vista de seda....nosotros hemos intentado vestirla más allá de Orwell y asíu nos va....
ResponderEliminarUn saludo
Publicado en el Diario El Nuevo Herald de Miami, el viernes 3-9-2010.
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