Los 17,000 funcionarios del estado de Utah están trabajando cuatro días a la semana desde hace años, con grandes beneficios para todas las partes. Algunas ventajas han sido inesperadas, como el compromiso del funcionariado con las ONGs durante los viernes libres, algo que les proporciona este horario. Mientras, la jornada laboral de la administración general del Gobierno Vasco era la única del Estado español donde se mantenía obligatoriamente la jornada partida, desde el inicio del autogobierno vasco.
Hace dos años se produjo una primera flexibilización permitiéndose, sin merma salarial, una jornada mixta que facilitaba la jornada continuada dos días a la semana, además del viernes. Aún así, era obligatoria la jornada partida frente al resto de administraciones públicas (incluidas las forales y municipales vascas, o de gobierno central u otras administraciones autonómicas).
Hace unos días, se comunicó tras la negociación entre Función Pública y los sindicatos que, a partir del lunes 12 de marzo de 2011 era elegible una jornada continua para quienes así lo prefiriesen. Analicemos algunos aspectos de la anhelada propuesta:
Aún con todo, el cambio del entorno laboral podría mejorarse muy significativamente con propuestas complementarias de teletrabajo. Estamos en crisis, y hemos de aceptar la administración pública ha de ofrecer un ejemplo de moderación, con congelación salarial incluida. Pero ello no significa que no se puede negociar y ofrecer mejoras a su funcionariado que redunden a su vez en una mayor productividad y eficiencia, como puede ser la implantación de la jornada continuada flexible y del teletrabajo.
En lo personal, después de años esperando la jornada continuada (y un solo trabajo, porque durante años estuvimos pluriempleados), al final no hemos podido optar a esta modalidad. Por la imposibilidad de recuperar horas perdidas (o ganadas para otras convocatorias) dado que el reloj dejaría de contar a las 16:20 todos los días (sin contabilizar todo el tiempo posterior a ese momento). Así que nos hemos quedado con la miel en los labios.
Hace dos años se produjo una primera flexibilización permitiéndose, sin merma salarial, una jornada mixta que facilitaba la jornada continuada dos días a la semana, además del viernes. Aún así, era obligatoria la jornada partida frente al resto de administraciones públicas (incluidas las forales y municipales vascas, o de gobierno central u otras administraciones autonómicas).
Hace unos días, se comunicó tras la negociación entre Función Pública y los sindicatos que, a partir del lunes 12 de marzo de 2011 era elegible una jornada continua para quienes así lo prefiriesen. Analicemos algunos aspectos de la anhelada propuesta:
- Es un logro largamente esperado por los funcionarios, que finalmente en esta época de recortes salariales se ha concedido. Además, que sea elegible junto a otras opciones como la jornada partida o la jornada mixta, es una gran ventaja. Más cuando no supone merma alguna de complemento laboral. Todo ello debería suponer un estímulo a la productividad al permitir una mejor conciliación de la vida familiar y profesional. Adicionalmente equipara a estos pocos miles de funcionarios del gobierno vasco con los millones de equivalentes en todas las otras administraciones públicas del Estado.
- Adolece, sin embargo, de algunas inflexibilidades con un doble efecto nocivo: Dificulta una jornada laboral común del conjunto del funcionariado, premisa para una eficiencia mayor, e imposibilita una elección más libre entre las tres opciones (continuada, mixta o partida). La primera consecuencia se podría atajar con el establecimiento de un período coincidente con independencia del modelo de jornada individual. Por ejemplo, de 9:00 a 14:00, lo que supondría la seguridad de contar con todo el personal, y la atención al público queda asegurado con el servicio Zuzenean de lunes a viernes, de 8:00 a 20:00 horas. Por otro lado, la teórica opcionalidad de la propuesta mantiene algunas condiciones de reloj diario que no facilita una elección plenamente libre. Lógicamente la jornada continua supone bastantes días menos de vacaciones, algo comprensible. No se entiende, por el contrario, que la capacidad de recuperar horario (siempre con un máximo de 75 minutos) no se extienda más allá de las 16:20.
- En definitiva, el camino se ha iniciado, pero quedan muchos objetivos por alcanzar. La ciudadanía debe saber con exactitud todo el horario durante el cual es debidamente atendido, incluidas las horas donde puede encontrar a la totalidad de personal público. La administración podrá economizar con un uso más intensivo y compactado de edificios,... El funcionariado ha de poder organizarse para rendir al máximo durante su jornada laboral, con un núcleo común que facilite el encuentro general y un horario complementario para tareas más singulares con menor interacción (o pactada con citas concertadas,...).
En lo personal, después de años esperando la jornada continuada (y un solo trabajo, porque durante años estuvimos pluriempleados), al final no hemos podido optar a esta modalidad. Por la imposibilidad de recuperar horas perdidas (o ganadas para otras convocatorias) dado que el reloj dejaría de contar a las 16:20 todos los días (sin contabilizar todo el tiempo posterior a ese momento). Así que nos hemos quedado con la miel en los labios.
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