Se denomina Silver Economy o Economía de Plata (o
canosa) al sistema de producción,
distribución y consumo de bienes y servicios destinado a utilizar el creciente potencial
de compra de las personas mayores y satisfacer sus necesidades de consumo,
salud, ocio y vida. Este concepto nació hace ya medio siglo, cuando surge en
los años ’70 en Japón, pero ha tardado en difundirse por todo el planeta.
El envejecimiento de
la población en todo el mundo, y especialmente en toda la “vieja” Europa es una
realidad. La esperanza de vida en España aumenta dos años y medio cada década, desde 1940,
situándose hoy en 83 años. Más aún en
Euskadi, donde gozamos de una esperanza de vida de las mayores de toda la humanidad.
Este fenómeno social
de longevidad colectiva, especialmente para las mujeres, ha de ser considerado una gran oportunidad, y nunca un
problema. ¿O acaso hay quien no quiera llegar a la jubilación con capacidad de
seguir disfrutando plenamente de la vida?
En la actualidad y
aunque esta franja de edad a partir de los 65 años es muy plural, y nunca un
colectivo homogéneo, una primera clasificación a efectos del objetivo económico
podría establecerse en tres subgrupos:
activos, dependientes y frágiles. El tipo de productos y servicios
destinados a estas tres franjas es muy variado, especializado e incremental.
Incluso aún no está atendido ni completado por nuevas demandas contemporáneas,
especialmente para quienes mantienen mejores condiciones de calidad de vida:
Los viejos jóvenes o madurescentes.
Al igual que la adolescencia es un “invento”
de la segunda mitad del siglo XX, antes se pasaba directamente de la niñez a la
madurez sin tiempo de transición, esta primera mitad del siglo XXI ha creado el neologismo de “madurescencia” o viejóvenes.
Son personas libres de horario por haber llegado a la edad de jubilación, pero
con facultades plenas de capacidad y talento para seguir contribuyendo, disfrutando
mucho más del voluntariado, ocio y el tiempo libre durante todo el año.
Según la Unión Europea el 31,5% de la economía, es decir 6,4 Billones de euros en 2025, va a depender de este gran destinatario como es el
conjunto de las personas mayores. Por su cada día mayor porcentaje demográfico
y sus rentas promedio sin necesidad de ahorrar para el futuro.
Este consumo además comprende
un amplísimo espectro de campos, no solamente en cuidados asistenciales y
sanitarios, sino que incluye a la totalidad de bienes y sectores desde la
tecnología más avanzada a la alimentación, vivienda, cultura, viajes, educación
a lo largo de la vida,…
Por ello es una evidencia que la Silver Economy se presenta
como una oportunidad de negocio para multitud de empresas. Precisamente, porque
afecta a todos los sectores propios de las sociedades desarrolladas. Incluso hay expertos que rehúsan señalar «sectores»
relacionados, indicando que más bien existen productos y servicios
determinados que están habilitados para resultar idóneos para el público de edad
como un ensayo antes de abrirlos a otros destinatarios.
Lo cierto es que en una panorámica rápida existen numerosos
ejemplos de productos y servicios orientados a la “economía plateada”. Envolvería
desde el sector financiero con sus nuevos productos de
pensión y ahorro (incluido el fiasco de las hipotecas inversas), hasta los
servicios de telecomunicaciones adaptando sus múltiples dispositivos
de comunicación, vigilancia, apoyo y asistencia con AgeTech (tecnología para
mayores), ChatBot (robots de conversación con inteligencia artificial),….
Todo esto por lo citar lo más obvio, llegado el caso de la dependencia en sus distintos grados: el sector de los cuidados. Ahí se barajan desde soluciones alternativas de vivienda compartida (CoHousing), hasta sofisticados pero accesibles equipamientos domóticos de hogares para quienes prefieran optar por mantenerse en sus casas.
Desde organizaciones de mayores como las Asociaciones Territoriales de Nagusiak en Bizkaia, Agijupens en Gipuzkoa, Las Cuatro Torres en Araba, agrupadas en la Federación EuskoFerderpen, queremos trasladar algunas consideraciones sobre la Silver Economy.
La primera premisa es abandonar la actitud paternalista o
edadista según la cual hay que cuidar a las personas mayores porque son
incapaces de hacerlo por sí mismas. Somos conscientes y capaces no solamente de
cuidarnos y consumir, sino de prescribir y colaborar determinantemente en cómo
satisfacer las demandas propias de la edad y de mejorarlas con una Silver
Innovation que queremos y podemos impulsar.
Las personas mayores nos reconocemos como el nuevo
perfil de consumidor estrella, pero bajo el lema de “todo para las y los mayores, pero contando con su aportación” desde
el diseño inicial de todos estos procesos. En resumen, las personas mayores somos tanto receptores
como generadores de la Economía Plateada, incluso con una relevante
contribución específica desde el emprendimiento senior.
La segunda e imprescindible
consideración reside en remarcar el
carácter social y universal de las prestaciones actuales y futuras de estas demandas.
No aceptamos que únicamente quienes disponen de abundantes recursos económicos alcancen
a adquirir o contratar estos servicios, presentes y futuros, bajo las leyes del
implacable mercado. Reivindicamos que todas las esenciales sean incluidas como
básicas en los sistemas públicos de acompañamiento y asistencia.
Anunciamos la firme y solidaria voluntad de colaborar con empresas e instituciones para ampliar nuestra cartera de servicios plateados, a fin de combatir gravísimos emergencias de soledad (el problema del siglo), pobreza, maltrato, falta de accesibilidad,…. Para ello trasladamos una reivindicación de sumar nuevos recursos, a fin de que una real y justa Silver Economy no nos sitúe como mera clientela, sino como prescriptores y revisores de estas crecientes ofertas que deben regirse por el valor social, no el mercantil.
Queremos, sabemos y
podemos “ayudar y ser ayudados”.
Pasaremos por ambas etapas, pero lo óptimo es solaparlo en todas las etapas
vitales. Cuenten con las personas mayores, que sabemos que necesitamos a toda
la sociedad, pero con la misma firmeza consideramos que toda la sociedad
también nos necesita. Nos vemos valiosos para seguir viviendo, aprendiendo, construyendo,
innovando, comunicando y legando,… verbos de acción que son sinónimos. Nuestro
lema en Euskadi Lagunkoia, un proyecto seleccionado en 2018 por la Organización
Mundial de la Salud, es “Las personas mayores son como las raíces que
sostienen y alimentan a los árboles durante su larga vida”.
Apostamos por el voluntariado, y mejor si es
intergeneracional. De hecho, gente de nuestra edad es mayoritaria en distintas
Instituciones Públicas y Privadas, y decididamente en el Tercer Sector, actuando
como soporte indispensable de su inmensa labor social. Incluso durante la
reciente pandemia hemos movilizado numerosas competencias digitales de muchas personas para mantener nuestra contribución a la sociedad
en un doble canal híbrido, que combina lo presencial del contacto físico
con la ubicuidad y alcance de lo virtual.
Somos un dragón plateado que parecía dormido, pero se está
desperezando. Una fuerza insospechada que quiere incorporarse decididamente a
aportar su experiencia, su conocimiento y su perspectiva de tiempo para
imaginar un futuro mejor.
Nuestra sociedad goza de unas privilegiadas condiciones previas de
solidaridad institucionalizada, vertebración política, madurez empresarial,
sindical y social, con avanzados escenarios de innovación e investigación en
ciencia y tecnología que pueden ser el crisol de un punto de inflexión. Además
ya se están materializando proyectos de la envergadura del Nagusi IntelligenceCenter, que podrían copilotar una acción sinérgica y global.
Para concluir: El advenimiento de la Silver Economy provoca una disrupción general en todo el planeta, pero acentuadamente en todos los planos de nuestra cercana y cambiante realidad. Creemos que Euskadi puede convertirse en un país pionero y piloto en la vanguardia del Envejecimiento Activo y Activado, logrando altas rentabilidades sociales y, a la par, económicas para la totalidad de su ciudadanía.
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