La lógica se puede resumir, o casi, en este decálogo:
- No atacarás a la persona, sino al argumento (Ad hominem).
- No malinterpretarás o exagerarás el argumento de una persona para debilitar su postura (falacia del Hombre de paja).
- No tomarás una pequeña parte para representar el todo (Generalización apresurada o Secundum quid).
- No intentarás demostrar una proposición suponiendo que una de sus premisas es cierta (Petición de Principio o Petitio principii).
- No asegurarás que algo es la causa simplemente porque ocurrió antes (Causalidad falsa o Post hoc ergo propter hoc).
- No reducirás discusión solo a dos posibilidades (Falso dilema).
- No afirmarás que por la ignorancia de una persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa (Llamada de ignorancia o Ad ignorantiam).
- No dejarás caer la carga de la prueba sobre aquel que está cuestionando una afirmación (Carga de la prueba o Onus probandi).
- No asumirás que “esto” sigue “aquello” cuando no existe conexión lógica alguna (Non sequitur).
- No asumirás que una afirmación por ser popular debe ser cierta (Sofisma popular o Argumento ad populum).
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