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El sofisma del cocodrilo que desafía la lógica

Un cocodrilo que vive en el Nilo atrapa a un niño. La madre del chico le suplica que se lo devuelva. El cocodrilo no solo era capaz de hablar, sino que también era un gran sofista y declaró: "Si adivinas correctamente lo que haré con él, te lo devolveré. De otra forma, si no predices su destino correctamente, me lo comeré". ¿Qué debería decir la madre para salvar a su chico?

El sofisma o dilema del cocodrilo es una paradoja lógica que plantea una situación sin solución clara. Se basa en el siguiente dilema: "Un cocodrilo roba a un niño y le dice a su madre que se lo devolverá si éste adivina correctamente lo que el cocodrilo hará a continuación".

Aquí surgen dos posibilidades:

  1. Si la madre dice que el cocodrilo va a devolverle el niño, el dilema se complica:

    • Si el cocodrilo lo devuelve, la afirmación es cierta, pero entonces no habría cumplido su condición de poner a prueba al padre.
    • Si no lo devuelve, la afirmación del padre sería falsa, lo que invalidaría la condición del cocodrilo.
  2. Si la madre dice que el cocodrilo NO le devolverá al niño, entonces:

    • Si el cocodrilo cumple con su palabra y no lo devuelve, confirmaría la predicción del padre, lo que le obligaría a devolverlo.
    • Si el cocodrilo lo devuelve, haría falsa la afirmación del padre, lo que también es un problema lógico.

Esta paradoja muestra un problema de autorreferencia y contradicción (autocontradicción) en la lógica y ha sido usada como ejemplo de razonamiento circular en filosofía y retórica. Es un clásico ejemplo de falacia, un problema lógico o paradoja que se utiliza para ilustrar cómo el razonamiento defectuoso puede llevar a conclusiones absurdas o contradictorias. Este sofisma tiene su origen en una historia divertida y paradójica que involucra a un cocodrilo y un niño.

Este sofisma pone de relieve cómo las promesas o condiciones mal formuladas pueden llevar a situaciones absurdas o irresolubles. En contextos legales o contractuales, este ejemplo subraya la necesidad de redactar claramente las condiciones para evitar ambigüedades o bucles lógicos. Aunque es un problema lógico serio, el sofisma del cocodrilo también es una forma divertida de explorar conceptos complejos de lógica y paradoja.

Los sofismas no tienen una solución satisfactoria dentro del marco establecido por el cocodrilo. Sin embargo, desde una perspectiva creativa o práctica, podríamos imaginar soluciones fuera de la lógica del problema: El cocodrilo podría simplemente renunciar a su promesa y liberar al niño, aceptando que ha sido vencido por la astucia de la madre. Alternativamente, la madre podría negociar una nueva solución que evite el dilema, como ofrecer algo valioso a cambio del niño.

Otras muchas falacias: 
  • ad antiquitatem / 
  • ad baculum
  • ad consequentiam / 
  • ad crumenam
  • ad hominem / 
  • ad ignorantiam / 
  • ad lapidem
  • ad lazarum / 
  • ad logicam
  • ad misericordiam
  • ad nauseam / 
  • ad novitatem / 
  • ad populum
  • ad verecundiam / 
  • Post hoc ergo propter hoc / 
  • Cum hoc ergo propter hoc / 
  • Conclusión irrelevante / 
  • Arenque rojo / 
  • Falacia de composición / 
  • de división / 
  • del equívoco / 
  • del apostador / 
  • del jugador inversa / 
  • del hombre de paja / 
  • del alegato especial / 
  • de las muchas preguntas / 
  • de evidencia incompleta / 
  • del falso escocés / 
  • de la verdad a medias / 
  • de accidente / 
  • de accidente inverso / 
  • de asociación / 
  • de causa cuestionable / 
  • del costo irrecuperable / 
  • del francotirador / 
  • del historiador / 
  • del Nirvana / 
  • circular / 
  • ecológica / 
  • naturalista / 
  • Falsa equivalencia / 
  • Apelación al ridículo / 
  • Apelación a la naturaleza / 
  • Generalización apresurada / 
  • Petición de principio / 
  • Reductio ad Hitlerum / 
  • ad Stalinum / 
  • Tu quoque / 
  • Acento o énfasis / 
  • Falso dilema / 
  • Afirmación del consecuente / 
  • Negación del antecedente / 
  • Pendiente resbaladiza,...
  • Los diez mandamientos de la Lógica

    La lógica se puede resumir, o casi, en este decálogo:

    1. No atacarás a la persona, sino al argumento (Ad hominem).
    2. No malinterpretarás o exagerarás el argumento de una persona para debilitar su postura (falacia del Hombre de paja).
    3. No tomarás una pequeña parte para representar el todo (Generalización apresurada o Secundum quid).
    4. No intentarás demostrar una proposición suponiendo que una de sus premisas es cierta (Petición de Principio o Petitio principii).
    5. No asegurarás que algo es la causa simplemente porque ocurrió antes (Causalidad falsa o Post hoc ergo propter hoc).
    6. No reducirás discusión solo a dos posibilidades (Falso dilema).
    7. No afirmarás que por la ignorancia de una persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa (Llamada de ignorancia o Ad ignorantiam).
    8. No dejarás caer la carga de la prueba sobre aquel que está cuestionando una afirmación (Carga de la prueba o Onus probandi).
    9. No asumirás que “esto” sigue “aquello” cuando no existe conexión lógica alguna (Non sequitur).
    10. No asumirás que una afirmación por ser popular debe ser cierta (Sofisma popular o Argumento ad populum).

    Promesa de Mesa

    ©Mikel AgirregabiriaLa Mesa del Parlamento Vasco necesita una Misa para que la Masa vea que la Musa les inspira. Quizá una “Moza” sea la solución.

    EAJ-PNV tienen perfecto derecho a designar como candidato para presidir la Cámara a quien mejor le parezca, y más aún si desde la campaña electoral Juan Mari Atutxa estaba señalado para ello, dispone de probada experiencia y ha sido el parlamentario que más votos ha recabado. Pero también los demás partidos están en su perfecto derecho de no votarle, aunque el veto ad hominem sea siempre indeseable. Pero hasta aquí pocas novedades en las seis votaciones repetidas del lunes y martes (16 y 17 de junio).

    Lo que empieza a ser más indignante para la ciudadanía vasca son: I) Los argumentos esgrimidos por casi todos los partidos, que no repetiremos aquí; y II) La cerrazón política y mental de todos ellos. Esto no parece un “Parlamento” donde se “parlamenta”. Esto se asemeja más a un colegio de niños mimados que no se ponen de acuerdo ni para jugar en el patio, ofreciendo “nuestra clase política” un espectáculo que no se merece el electorado vasco.

    Seguramente sólo la grandeza humana de Atutxa puede evitar este colapso institucional, que debería zanjarse para el futuro con un nuevo reglamento más previsor. A Juan Mari por su extensa carrera, que su propio electorado valora como excelente por estar amenazado tanto por ETA como por los tribunales por defender la dignidad del Parlamento Vasco, le ha pasado factura el denominado “síndrome del desconocido”. Se prefiere a candidatos inéditos o a personajes débiles, como en el paradigma de “Yo, Claudio”, que promocionan sin hacer nada y, por tanto, sin acumular enemigos. A la tercera va la vencida: Sólo Juan Mari Atutxa con un nuevo sacrificio personal puede salvar, otra vez, el honor del Parlamento Vasco. En este caso, como en casi todas las situaciones de enfrentamiento estéril, “quien cede… gana”, y así debiera ser reconocido por toda la gente de bien.

    Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
    http://mikel.agirregabiria.net

    Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/mesa.htm