Citada en el vídeo de Gabriel Rolón (véase en este post), aparece la película de Elsa y Fred: el amor como segunda juventud. La versión original del año 2005 fue dirigida por Marcos Carnevale, en una producción entre Argentina y España. Hubo un remake estadounidense de 2014, del que al final hablamos. Esta comedia dramática dura 108 minutos, con reparto principal formado por China Zorrilla (Elsa), Manuel Alexandre (Fred), Blanca Portillo, Federico Luppi, Roberto Carnaghi.
Marcos Carnevale (nacido en 1963, Córdoba, Argentina) es guionista, productor y director de cine y televisión. Conocido por su estilo cálido y humanista, su cine combina humor, ternura y reflexión social. Entre sus obras más destacadas figuran Anita (2010), Corazón de león (2013) y El fútbol o yo (2017). En Elsa y Fred, Carnevale despliega una de sus narraciones más sensibles: la búsqueda de plenitud emocional en la vejez, sin sentimentalismo fácil, pero con un tono poético y vitalista.
China Zorrilla (Elsa): Dama del teatro rioplatense, ofrece aquí una de sus interpretaciones más recordadas. Elsa es una mujer exuberante, mentirosa encantadora, vitalista y soñadora. Zorrilla logra que su personaje sea una alegoría de la libertad frente al miedo y la resignación.
Manuel Alexandre (Fred): Actor español de larguísima trayectoria, maestro del gesto discreto. Fred es un viudo hipocondríaco, temeroso de la vida, hasta que la irrupción de Elsa lo saca de su letargo. Alexandre transmite ternura, melancolía y humor con una contención magistral.
La química entre ambos convierte el relato en una danza de contrastes: la euforia vital frente al miedo a vivir. Fred es un hombre mayor, recién enviudado, que se muda a un nuevo apartamento con la intención de “esperar el final”. En el piso de al lado vive Elsa, una vecina extravagante, llena de historias imposibles —o inventadas—, que sueña con recrear la famosa escena de La dolce vita en la Fontana di Trevi.
Entre ambos surge una amistad improbable, luego amor, y finalmente un viaje hacia la reconciliación con la vida y con la propia mortalidad. Elsa oculta una enfermedad terminal, pero la afronta con una sonrisa y un “todavía puedo”. Fred, en cambio, aprende a reír, a improvisar, a amar de nuevo.
Se abordan temas comola vejez como etapa vital, no como decadencia: la película desmonta el estereotipo del anciano pasivo. El poder redentor de la imaginación: Elsa enseña que los sueños —aunque imposibles— mantienen viva la dignidad. La educación emocional y la filosofía vital: es una obra idónea para debatir en aulas sobre la empatía, el optimismo y la autonomía personal. Por último, la mentira poética: Elsa miente, sí, pero sus mentiras devuelven la alegría al mundo. La película invita a reflexionar sobre la función liberadora de la ficción.
Elsa y Fred fue un éxito internacional, especialmente en Latinoamérica y España, por su tono amable y su profundidad emocional. Su ritmo pausado y su humor suave recuerdan a los filmes de Otar Iosseliani o Fernando Trueba, donde los pequeños gestos narran grandes verdades. Algunos c
ríticos destacaron “la humanidad del guión” y “la química de dos actores mayores en plenitud artística”. El público, por su parte, la convirtió en película de culto por su mensaje esperanzador y su frase icónica: “Nunca es tarde para ser feliz.”
En su comparación con el remake de 2014, una versión estadounidense dirigida por Michael Radford, con Shirley MacLaine y Christopher Plummer, mantiene el espíritu original, pero pierde parte del encanto costumbrista y del humor porteño. El remake amplía la producción visual, pero la versión de Carnevale conserva una autenticidad emocional insuperable.
Es reseñable el enfoque educativo y humanista. Esta película puede usarse en contextos educativos para debatir sobre el sentido del envejecimiento activo, analizar el uso del humor en el afrontamiento de la muerte, así como para introducir temas de ética del cuidado, resiliencia y amor en la madurez. Ideal esta joya del cine humanista contemporáneo para cinefórums donde se aborden valores humanistas desde una mirada cinematográfica.
Hoy un libro oportuno que cruza dos temáticas actuales: Un instante eterno (Une brève éternité, 2019) de Pascal Bruckner. Las dos perspectivas se aprecian por el subtítulo sugerido: Filosofía de la longevidad. Mejor la traducción literal, Una breve eternidad.La obra ha sido recibida como un ensayo estimulante: lectores y críticos valoran su capacidad para abrir el debate sobre la longevidad sin caer en sentimentalismos. Su síntesis: El secreto de una vejez feliz es renunciar a la renuncia.
Este referencial libro ha llegado a nuestras manos por recomendación y préstamo de nuestro amigo Javier Marcos. Algunos medios lo elogian por ofrecer un enfoque práctico y filosófico a la vez; otras voces señalan la tonalidad a veces provocadora de Bruckner (propia de su trayectoria). En general, se considera un libro que invita a repensar la vejez como una etapa con posibilidades renovadas y problemáticas inéditas.
En Un instante eterno, Pascal Bruckner propone una reflexión lúcida y provocadora sobre la prolongación de la vida, la experiencia de la madurez y la forma en que la modernidad ha transformado lo que entendemos por vejez. No es un libro de autoayuda: es un ensayo intelectual que mezcla autobiografía, referencias filosóficas y observaciones culturales para pensar cómo vivir —y desear— cuando el tiempo se alarga.
Pascal Bruckner (París, 1948) es filósofo, ensayista y novelista francés, vinculado a los llamados nouveaux philosophes. Doctor en letras, ha sido profesor y colaborador de medios y es autor de obras como Le Sanglot de l’homme blanc y La tentación de la inocencia. A lo largo de su carrera ha alternado la crítica cultural con la novela y el ensayo, y su obra ha suscitado tanto elogios como controversias por su tono polemista y su postura crítica frente a ciertos sentimentalismos contemporáneos.
Tesis central: la prolongación de la vida cambia radicalmente la experiencia de la madurez y la vejez: ya no hablamos de un “final” inmediato sino de una larga etapa intermedia que exige replantear deseos, responsabilidades y sentido. Bruckner plantea que esta “longevidad” abre oportunidades —eróticas, creativas, políticas— pero también ambivalencias y miedos.
El libro combina ensayo filosófico con rasgos de autobiografía intelectual; Bruckner recurre a autores clásicos, anécdotas personales y ejemplos culturales para sostener su reflexión. Capítulos/temas tratados (síntesis): 1º Cómo ha cambiado la percepción del tiempo vital. 2º Deseo y erotismo en la madurez. 3º Riesgos del narcisismo y la autocomplacencia prolongada. 4º Oportunidades para la reinvención personal y social en la longevidad. 5º Implicaciones éticas y políticas de una sociedad que envejece.
Algunas ideas clave y pasajes interpretativos
La longevidad como nuevo paisaje existencial: Bruckner insiste en que vivir más años no es neutral, reconfigura nuestras expectativas, nuestras ambiciones y la forma en que se organiza una biografía. Algunas de esas transformaciones son gozosas (más tiempo para el deseo, el proyecto personal) y otras problemáticas (miedo a la decadencia, prolongación de situaciones infelices).
Deseo activo vs. resignación: el autor valora la dinámica del deseo como antídoto contra la “deriva del conformismo” en la vejez: permanecer deseante es para él una forma de retrasar la decadencia psicológica.
Autobiografía intelectual como recurso: Bruckner no oculta que el libro atraviesa su propia experiencia —es un ensayo con elementos personales— lo que lo hace a la vez cercano y polémico.
Selección de reseñas: “Un instante eterno no es un libro de autoayuda, pero sí que ayuda muchísimo.” — (epígrafe de contraportada). “La madurez y la vejez duran cada vez más años; la pregunta es cómo sostener el deseo en ese tiempo prolongado.” — (síntesis de la tesis del ensayo; ver texto y reseñas). “Solo hay una forma de retrasar el envejecimiento: permaneciendo en la dinámica del deseo.” — frase destacada en reseñas (y que resume un motivo recurrente en el libro). “Manifiesto: El libro trata un solo tema: el largo tiempo de vida.” — sinopsis editorial.
Por qué leerlo y público objetivo: Lectores interesados en filosofía contemporánea y ensayo cultural. Profesores y estudiantes de humanidades que trabajan temas de biografía, tiempo vital y ética del cuidado. Profesionales de la salud pública y gerontología que quieran una perspectiva cultural/filosófica sobre el fenómeno de la longevidad.
En Un instante eterno, Pascal Bruckner reflexiona con lucidez y ternura sobre la longevidad y el arte de vivir el tiempo extendido. “Solo envejece quien deja de desear”. https://t.co/b8FNeKvF1t No es un libro de autoayuda, sino un ensayo filosófico sobre cómo sostener el deseo y… pic.twitter.com/gpB2TW11cG
En un mundo que teme a la vejez, Hideki Wada escribe con honestidad: la vida después de los 80 puede ser movimiento, deseo, aprendizaje y risa. ‘El Muro de los 80 Años’ no promete remedios milagrosos: propone actitudes pequeñas y valientes para transformar la caída esperada en un nuevo comienzo.
Hideki Wada (和田秀樹) es médico y psiquiatra japonés, especializado en salud mental de personas mayores. A lo largo de décadas de práctica clínica ha tratado a miles de pacientes geriátricos y ha publicado una amplia obra divulgativa sobre envejecimiento, salud mental y calidad de vida, que le ha convertido en una figura muy conocida en Japón. Su trabajo se mueve en el cruce entre la práctica clínica, la divulgación y la crítica social sobre cómo afrontamos la vejez.
Hideki Wada, nacido el 7 de junio de 1960 en Osaka, Japón, es un psiquiatra especializado en enfermedades mentales en la tercera edad. Con más de 35 años de experiencia, ha tratado a aproximadamente 6.000 pacientes, enfocándose en cómo la mente influye en el proceso de envejecimiento. Estudió en la Escuela de Psiquiatría Karl Menninger en Estados Unidos, lo que le permitió integrar perspectivas occidentales a su práctica japonesa.
Más allá de la medicina, Wada es un polímata: director de cine, con obras como I Will Never Forgive (2018) y Juken no Shinderera (2007), y colaborador en reseñas cinematográficas para la revista Asahi Weekly entre 2003 y 2005. Su interés por el cine se entreteje con su trabajo psiquiátrico, usando narrativas para explorar temas de resiliencia y felicidad en la vejez. A los 65 años (en 2025), Wada aboga por llamar a las personas mayores de 70 "personas afortunadas" en lugar de "ancianos", promoviendo una visión positiva del envejecimiento. Su obra refleja esta filosofía, desafiando sistemas médicos que priorizan la restricción sobre la libertad.
El Muro de los 80 Años —título traducido del inglés The 80-Year-Old Wall (o versiones con ese sentido)— llegó al gran público en Japón con un fuerte impacto: desde su aparición se ha señalado que superó las centenas de miles de ejemplares vendidos y se convirtió en un fenómeno de ventas y debate social, porque plantea una mirada optimista y práctica sobre la vida después de los 80 años. El libro recoge consejos directos y observaciones extraídas de la experiencia clínica del autor y ha sido glosado por medios y reseñas en distintos países.
El libro articula una metáfora central —la “pared” de los 80 años— para hablar del corte o la transformación que muchas sociedades perciben al llegar a edades muy avanzadas. En lugar de entender la vejez como declive inevitable, Hideki Wada propone 44 verdades / consejos (enunciados breves y prácticos) para vivir con mayor bienestar físico, emocional y social más allá de los 80.
Los conceptos principales del libro son:
Movimiento y cuerpo: la importancia de mantenerse activo, caminar y evitar la rigidez.
Actitudes frente a la salud: evitar la medicalización excesiva, priorizar la calidad de vida sobre la obsesión por parámetros fisiológicos y aprender a convivir con ciertas limitaciones.
Autonomía emocional: permitir deseos, cambiar de opinión, elegir con quién pasar el tiempo y conservar la capacidad de disfrutar.
Relación social y sentido: mantener actividades que provoquen alegría, aprendizaje continuo y la práctica de pequeños actos de servicio a otros.
El tono es directo, con máximas que buscan ser memorables y accionables: no es un ensayo académico sino una guía humana y práctica basada en la clínica. Con citas como: “Camina siempre. No dejes de moverte.” “Cuando estés enfadado, respira hondo.” “No hace falta bajar siempre la presión sanguínea o el azúcar a toda costa: el equilibrio es lo que importa.” “La vejez no debe ser la negación de los deseos: no finjas que ya no los tienes.” “Aprende siempre. Si dejas de aprender, te sentirás viejo de inmediato.” “Sonríe. Lo bueno suele venir detrás de una sonrisa.”
Análisis crítico y valor pedagógico:
Fortalezas: el libro ofrece consejos prácticos, claros y fáciles de recordar; su origen clínico (experiencia con personas mayores) dota a las máximas de credibilidad y calidez. Además, plantea un enfoque positivo del envejecimiento que puede funcionar muy bien en contextos educativos para sensibilizar sobre la autonomía y la dignidad en la tercera edad.
Limitaciones: algunas recomendaciones son muy generales y rozan el aforismo; el enfoque optimista puede minimizar complejidades sociales o económicas del envejecimiento (por ejemplo, el acceso a cuidados, pensiones o la soledad estructural). Desde una óptica pedagógica conviene usar el libro como punto de partida para debate, no como manual único.
Uso en el aula o en talleres: ideal para sesiones intergeneracionales (jóvenes + mayores), actividades de reflexión personal (cada participante elige 3 máximas que quiere aplicar) y proyectos de educación para la salud que combinen el aprendizaje de hábitos con el análisis crítico de discursos sobre la vejez.
En un mundo donde la longevidad se ha convertido en una realidad cotidiana, especialmente en sociedades como la japonesa, surge un libro que desafía las concepciones tradicionales sobre el envejecimiento. El Muro de los 80 Años (título original en japonés: *80-sai no Kabe*), escrito por el psiquiatra Hideki Wada, se ha posicionado como un fenómeno editorial, con ventas que superan las 500.000 copias desde su publicación.
Esta obra no es solo un manual de salud, sino un manifiesto por una vejez feliz y liberada de mitos médicos restrictivos. Acompáñame en este análisis profundo, donde exploraremos la vida del autor, un resumen de la obra, citas clave y reflexiones para lectores interesados en literatura y educación gerontológica.
El Muro de los 80 Años aborda el concepto de un "muro" invisible que muchos enfrentan al llegar a los 80: la brecha entre la esperanza de vida total (82 años para hombres y 88 para mujeres en Japón) y la esperanza de vida saludable (72 para hombres y 75 para mujeres). Wada argumenta que este muro no es físico, sino mental y social, impuesto por mitos médicos que fomentan el miedo y la inactividad. En lugar de enfocarse en curar enfermedades, el libro promueve "vivir con ellas" y disfrutar la vida sin excesivas restricciones.
Estructurado en 44 "verdades" simples pero profundas, el texto es un compendio de consejos prácticos para personas entre 60 y 80 años, con el objetivo de alcanzar los 100 en buena salud y felicidad. Wada critica la sobredependencia de chequeos médicos innecesarios y anima a priorizar el placer: comer lo que se antoje, mantener la curiosidad y rechazar el aislamiento. No es un libro de autoayuda convencional, sino una crítica cultural al envejecimiento "productivo", proponiendo en su lugar un "envejecimiento feliz". Su tono es humorístico, accesible y subversivo, invitando a los lectores a liberarse de estereotipos para una vejez plena.
Algunas de las 44 Verdades para una Vida Afortunada.
Sobre la Actitud Mental y Emocional:
1. "Sigue caminando." – Enfatiza el movimiento constante para mantener la vitalidad.
2. "Respira profundo cuando sientas ira." – Controla las emociones para preservar la salud mental.
21. "Cuando el auto llega a la montaña, aparece el camino": esta es la frase favorita de los ancianos afortunados. – Promueve la resiliencia ante obstáculos.
Sobre la Salud y los Hábitos Diarios:
10. "No te preocupes por las manchas en la piel." – Ignora preocupaciones estéticas superficiales.
44. "La felicidad en la vejez viene de la libertad, no de la restricción." – Sintetiza la filosofía central del libro.
Estas citas, extraídas de reseñas y extractos públicos, ilustran cómo Wada transforma la geriatría en una celebración de la vida. Para una lectura completa, recomiendo adquirir el libro, disponible en ediciones japonesas y traducciones internacionales. La obra no solo es literatura inspiradora, sino una herramienta educativa para repensar la vejez en contextos de envejecimiento poblacional. Wada nos recuerda que envejecer no es un límite, sino una oportunidad para la sabiduría y el gozo.
Todas las recomendaciones: 1. Sigue caminando. 2. Cuando estés enojado, respira hondo. 3. Haz suficiente ejercicio para que tu cuerpo no se ponga rígido. 4. Bebe más agua cuando uses el aire acondicionado en verano. 5. Los pañales ayudan a aumentar la movilidad. 6. Cuanto más masticas, más activos se vuelven tu cerebro y tu cuerpo. 7. La pérdida de memoria no se debe a la edad, sino a la falta de uso del cerebro. 8. No hay necesidad de tomar demasiados medicamentos. 9. No hay necesidad de bajar excesivamente la presión arterial ni el azúcar en sangre. 10. Estar solo no es soledad; es pasar tiempo en paz. 11. La pereza no es algo de lo que avergonzarse. 12. No hay necesidad de gastar dinero en un carnet de conducir (hay una campaña en Japón para que las personas mayores devuelvan sus carnets). 13. Haz lo que quieras; no hagas lo que no te gusta. 14. Los deseos naturales persisten incluso en la vejez. 15. En cualquier caso, no te quedes en casa todo el tiempo. 16. Come lo que quieras; un poco de peso extra es mejor. 17. Haz todo con cuidado. 18. No te involucres con gente que no te cae bien. 19. No veas la televisión todo el tiempo. 20. En lugar de luchar contra la enfermedad, aprende a vivir con ella. 21. “Cuando el coche llega a la montaña, aparece el camino”: esta es la frase mágica para la felicidad de las personas mayores. 22. Come fruta fresca y ensaladas. 23. La hora del baño no debe exceder los 10 minutos. 24. Si no puedes dormir, no te fuerces. 25. Las actividades que te traen alegría aumentan la actividad cerebral. 26. Di lo que sientes; no pienses demasiado. 27. Busca un médico de cabecera lo antes posible. 28. No seas demasiado paciente ni rígido; ser un viejo valiente tampoco está mal. 29. A veces, cambiar de opinión está bien. 30. En las etapas finales de la vida, la demencia es un regalo de Dios. 31. Si dejas de aprender, envejeces. 32. No anheles la fama; lo que tienes es suficiente. 33. La inocencia pertenece a los mayores. 34. Cuanto más difícil es algo, más interesante se vuelve. 35. Tomar el sol trae felicidad. 36. Haz cosas que beneficien a los demás. 37. Disfruta del día con tranquilidad. 38. El deseo es la clave de la longevidad. 39. Vive con alegría. 40. Respira con tranquilidad. 41. Los principios de la vida están en tus manos. 42. Acepta todo con paz. 43. Las personas alegres son queridas por todos. 44. Una sonrisa trae buena suerte.
Joseph Campbell (1904-1987) fue un mitólogo, escritor y profesor estadounidense que dedicó su vida a estudiar cómo los mitos de culturas distantes y épocas distintas compartían una estructura común. Su obra más influyente, El héroe de las mil caras (1949), presentó la teoría del monomito o viaje del héroe, un patrón narrativo que describe el camino de transformación que siguen los héroes en mitos, leyendas y hasta en las historias modernas.
Campbell sostenía que, detrás de cada relato heroico, late una misma aventura humana: la de enfrentarse a lo desconocido, superar pruebas y regresar con un conocimiento transformador. Tal como escribió: “El héroe se aventura desde el mundo cotidiano hacia una región de maravillas sobrenaturales; se encuentran allí fuerzas fabulosas y se obtiene una victoria decisiva; el héroe regresa de esta misteriosa aventura con el poder de otorgar dones a sus semejantes.”
Su pensamiento influyó no solo en la literatura y la filosofía, sino también en el cine. George Lucas reconoció que Star Wars no habría existido sin las ideas de Campbell. La estructura de “partida, iniciación y retorno” sigue marcando guiones, novelas y hasta videojuegos. Campbell nos recuerda que estas historias no solo hablan de héroes míticos, sino de todos nosotros: “El privilegio de una vida es convertirse en quien eres realmente.
Más allá de las artes, Joseph Campbell invitaba a cada persona a reconocerse en ese viaje:
-“Debes abandonar la vida que habías planeado para poder vivir la vida que te espera.”
-“Sigue tu dicha, y el universo abrirá puertas donde antes solo había muros.”
-“El privilegio de una vida es convertirse en quien eres realmente.”
Hoy, leer a Campbell es mirarnos en el espejo de los mitos y descubrir que, detrás de cada relato épico, late la aventura universal de ser humano. Joseph Campbell explicó que todo héroe, incluso en la cultura o vida actual, atraviesa tres grandes etapas del periplo: partida, iniciación y retorno. Esta estructura, llamada monomito, se reconoce en incontables historias modernas.
1. La partida. El héroe recibe una llamada a la aventura y debe dejar atrás su mundo cotidiano. El Señor de los Anillos: Frodo debe abandonar la Comarca para llevar el Anillo al Monte del Destino. Harry Potter: Harry cruza literalmente un umbral al entrar en Hogwarts y descubrir que es un mago.
2. La iniciación. Enfrenta pruebas, enemigos y aliados que lo ayudan a crecer y transformarse. Star Wars: Luke Skywalker aprende a usar la Fuerza, guiado por Obi-Wan y Yoda. Los juegos del hambre: Katniss sobrevive en la arena enfrentando la violencia, la traición y su propia capacidad de liderazgo.
3. El retorno.El héroe regresa con un don, un saber o un poder que beneficia a los demás. La Odisea: Ulises vuelve a Ítaca con sabiduría tras años de pruebas. Matrix: Neo regresa al mundo real transformado, con la misión de liberar a la humanidad.
Conclusión: El mito, decía Joseph Campbell, no es un cuento del pasado, sino una guía para entender nuestro presente. El héroe de las mil caras no solo habla de dioses y guerreros, sino de la aventura de ser humanos: enfrentar lo desconocido, aprender de cada caída y regresar transformados para compartir lo aprendido.
Quizás por eso, cada vez que leemos una novela, vemos una película o atravesamos un reto personal, seguimos reconociendo en nosotros mismos el eco del héroe eterno que Campbell nos enseñó a descubrir.
Otra estructura clásica es el monomito (o viaje del héroe), descrito por Joseph Campbell en "El héroe de las mil caras" (1949).
Hoy, 26 de agosto de 2025, Carmen y yo cumplimos las bodas de feldespato (este mineral se elige para resaltar la resiliencia). Son 48 años desde que nos casamos, y más de 52 años juntos. Nos conocimos en otro verano, a mediados de agosto de 1973. Ella tenía entonces 18 años y yo, 20. Nos casamos este mismo día de 1977. Suman exactamente 17.532 días de amor y felicidad.
Dicen que el mejor regalo que unos padres pueden hacer a sus hijos, aparte de la educación, es seguir unidos después de muchos años. Suponemos que también es el mejor don que unos abuelos pueden legar a sus nietos. Esto lo hemos cumplido como padres y abuelos.
Hace años solíamos comer una paella todos juntos. Hoyestamos en continentes distintos respecto a nuestros familiares más cercanos, hijos y nietos, pero pronto -pasado el verano- nos reuniremos todos.
Las fuentes de felicidad de una vida son tan sencillas que parecen invisibles. Quien sabe verlas, es ya un sabio. Como escribió Cesare Pavese: “No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.” «La felicidad no brota de grandes cosas, sino de pequeñas cosas buenas que ocurren todos los días.» — Hermann Hesse.
Las seis principales alegrías de la vida, según una perspectiva cronológica y humanista, podrían ser las siguientes —una síntesis poética de lo que muchas culturas, literaturas y biografías celebran como los grandes gozos del ser humano a lo largo de su vida—:
1. El descubrimiento del mundo (la infancia). La alegría pura de jugar, de asombrarse con lo cotidiano, de preguntar sin miedo. "La infancia es el corazón de todas las edades." — Georges Bernanos.
2. La amistad verdadera (la juventud). El placer de los lazos escogidos, de las risas compartidas, de los secretos confiados bajo estrellas. "Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere." — Elbert Hubbard.
3. El amor y el deseo (la madurez temprana).El vértigo de enamorarse, la construcción de una vida compartida, la pasión y el proyecto común. El enamoramiento abre puertas a emociones intensas y descubrimiento de uno mismo a través del otro. Experimentar vínculos románticos y la independencia refuerza la autoestima y el deseo de conexión profunda. "Amar no es mirarse el uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección." — Antoine de Saint-Exupéry.
4. La creación y la paternidad/maternidad (edad adulta). La alegría profunda de dar vida: a una criatura, a una obra, a un legado. De cuidar y ver crecer."Tener un hijo es aceptar que tu corazón camine fuera de tu cuerpo." — Anónimo.
5. La realización interior (madurez).El placer de saberse útil, de cultivar pasiones, de comprender que la vida tiene sentido en el hacer con conciencia."La verdadera felicidad está en el trabajo bien hecho." — Marie Curie.
6. La contemplación serena (vejez). El gozo de mirar atrás con gratitud, de vivir el presente con calma, de disfrutar a los nietos, los libros, la luz y las conversaciones lentas. "La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza." — Proverbio francés. Y sin embargo, ¡qué dulce es ese recuerdo cuando ha sido plena la vida!
Estas seis categorías, quizá podríamos agruparlas en dos grupos de felicidad:
- Las alegrías de la A: Aprendizaje, Amistad, Amor y Arte.
Aprender, preguntarse, leer, escribir. En cada libro, en cada conversación iluminada, florece una vida más amplia. «El conocimiento es la única riqueza que no se pierde.» — Ali ibn Abi Talib. Hay un gozo secreto en entender algo nuevo, en vincular ideas como quien enlaza versos en un poema.
La amistad verdadera es una segunda patria. «Amistad es igualdad.» — Aristóteles. Nada da más sentido que un corazón que late con otro, sin cálculos ni fronteras.
Amar es un arte y un riesgo, pero su recompensa es incomparable. El amor no sólo en el fulgor juvenil, sino en su forma madura: complicidad, cuidado, compañía. Caminar juntos durante décadas, compartir silencios sin incomodidad.
Apreciar el arte. «He descubierto que si uno mira con atención, siempre encuentra belleza.» — Vincent van Gogh. Quien aprende a contemplar, nunca está solo ni aburrido. Escribir, pintar, enseñar, construir, cocinar: crear es dar testimonio de la vida. «La creatividad requiere tener el valor de desprenderse de las certezas.» — Erich Fromm. En toda obra hay un pequeño desafío a la muerte.
- Las alegrías del cuadrado: Familia, Trabajo, Legado y Gratitud.
La alegría de la familia. Pocos momentos marcan tanto como sostener por primera vez a un hijo o a un nieto. Es un instante sagrado en que el tiempo se abre al futuro. «Cada niño que nace nos dice que Dios aún espera del hombre.» — Rabindranath Tagore. El llanto del recién nacido, la primera sonrisa de un nieto, esas celebraciones íntimas son anclas de sentido que justifican toda una existencia.
La alegría del trabajo. El orgullo de la obra bien hecha, sea un libro, un jardín, una empresa, o la crianza de los hijos. «El placer en el trabajo pone perfección en la obra.» — Aristóteles.
La alegría del legado y la trascendencia. Dejar algo detrás: valores, amor, historias. Contar a los nietos cómo era el mundo antes. «Vivir en los corazones que dejamos atrás no es morir.» — Thomas Campbell. Ver a los hijos formar sus propias familias, sentirse parte de algo más grande y más duradero.
La alegría de la gratitud. Agradecer es un acto filosófico: reconocer que nada nos era debido. La vida enseña a saludar cada día con asombro renovado. «La gratitud es la memoria del corazón.» — Lao Tsé. Vivir con gratitud transforma la escasez en abundancia. Aprender a dar gracias por el simple hecho de estar vivo. «La gratitud no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás.» — Cicerón.
Las grandes alegrías están al alcance de todos, pero requieren atención, gratitud y amor para ser reconocidas. Hay en la vida alegrías profundas que no hacen ruido, pero iluminan la existencia como un faro en la niebla. El instante de contemplación: la lluvia en el cristal, el crepitar del fuego, el verso subrayado en un libro.