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El peso del pasado: cuando la historia es determinante

Siguiendo la estela del post anterior sobre cómo la prehistoria determina aspectos del presentehoy veremos más hechos históricos del eco de la historia. Casos como el teclado QWERTY, los ferrocarriles o la implantación del euro, que ilustran cómo el pasado no desaparece: se acumula. Este fenómeno se denomina dependencia de la trayectoria (path dependency).

El peso del pasado: cómo la dependencia del camino moldea la historia. En economía, política o tecnología, muchas veces creemos que las sociedades avanzan siguiendo criterios racionales o de eficiencia. Sin embargo, no siempre es así. A menudo, las decisiones del pasado pesan tanto que condicionan el presente y el futuro. Esta realidad está íntimamente relacionado con la rigidez institucional o las múltiples manifestaciones de la histéresis.

En todos los casos, la idea central es que una elección inicial puede cerrar otras opciones futuras, aunque aparezcan alternativas mejores. Veámoslo con algunos ejemplos históricos reveladores.

1. El teclado QWERTY: cuando la inercia vence a la eficiencia

El ejemplo clásico de dependencia del camino es el teclado QWERTY, diseñado en el siglo XIX por Christopher Latham Sholes para las primeras máquinas de escribir. Su objetivo no era escribir más rápido, sino evitar que las barras metálicas se atascaran. Por eso, se distribuyeron las letras de manera que las combinaciones frecuentes quedaran separadas.

Con la llegada de los ordenadores, ese problema desapareció. Se crearon otros diseños —como el Dvorak o el Colemak— más cómodos y veloces. Sin embargo, el QWERTY ya estaba universalizado en las escuelas, las oficinas y la industria editorial. Cambiarlo habría sido carísimo y confuso. Así, seguimos escribiendo con una disposición pensada para una tecnología obsoleta. Es el ejemplo perfecto de cómo una decisión técnica temprana puede generar una inercia social duradera, incluso irracional.

2. El ancho de vía ferroviario: el peso de la infraestructura

A mediados del siglo XIX, cuando se construyeron las primeras redes ferroviarias en Europa, no existía un estándar único. En el Reino Unido, se impuso finalmente un ancho de vía de 1.435 mm, que se convirtió en el “ancho internacional”. Esa decisión se exportó a las colonias británicas y a gran parte del mundo industrializado, incluida buena parte de Europa. Esto generó el bulo viral sobre cómo el trasero de los caballos determinó el tamaño de los cohetes que duró más de cien años.

Hoy, sabemos que otros anchos pueden ser más estables o eficientes, pero el coste de modificar miles de kilómetros de vías, trenes y talleres es inmenso. De hecho, España mantiene todavía parte de su red con un ancho diferente (ibérico), lo que genera dificultades logísticas con el resto de Europa. La lección es clara: las infraestructuras físicas y los estándares técnicos crean rigideces históricas. Una vez que se consolidan, el precio de cambiarlas puede ser tan alto que la sociedad prefiere adaptarse a ellas.

3. Las instituciones del sur de EE. UU. tras la Guerra Civil: la persistencia del poder

La dependencia del camino no se limita a la tecnología. También afecta a las estructuras políticas y sociales. Tras la Guerra de Secesión (1861–1865), la Constitución de Estados Unidos abolió la esclavitud y reconoció derechos a la población afroamericana. Sin embargo, en los estados del sur se mantuvieron durante décadas instituciones segregacionistas: leyes Jim Crow, discriminación en el voto, educación desigual y violencia racial.

¿Por qué no se produjo una transformación inmediata? Porque las élites locales, las costumbres sociales y los sistemas judiciales conservaron su poder. Esa rigidez institucional funcionó como una fuerza de histéresis: incluso cuando cambian las normas formales, las estructuras informales del pasado siguen actuando. No basta con aprobar una nueva ley; las instituciones tienen memoria. El cambio real requiere transformar también las mentalidades, los incentivos y los equilibrios de poder.

4. El euro y la política económica europea tras 2008: el corsé institucional

Un ejemplo contemporáneo de dependencia del camino se encuentra en la Unión Europea y su política económica. Cuando se creó el euro en 1999, los países miembros aceptaron reglas fiscales comunes y renunciaron a su soberanía monetaria. Ese diseño funcionó bien en tiempos de crecimiento, pero durante la crisis financiera de 2008 mostró su fragilidad.

Países como Grecia, España o Portugal sufrieron profundas recesiones, pero no podían devaluar su moneda ni ajustar su política monetaria. Estaban atrapados en un marco institucional que limitaba las respuestas posibles. La histéresis económica se hizo visible: las decisiones estructurales del pasado restringían las opciones del presente, y las consecuencias sociales (paro, deuda, desconfianza) persistieron durante años. La historia institucional europea muestra que una arquitectura económica puede convertirse en una camisa de fuerza si no evoluciona con las circunstancias. 

5. El Sistema de Salud de Estados Unidos: Un Mosaico Histórico 

El complejo y costoso sistema de salud de Estados Unidos es un producto de una serie de decisiones históricas que han creado una estructura muy difícil de reformar. Punto de partida (contingencia histórica): Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de EE. UU. impuso estrictos controles salariales. Para competir por los trabajadores escasos, las empresas comenzaron a ofrecer beneficios alternativos, como seguros de salud. Esta práctica fue incentivada por exenciones fiscales, vinculando el empleo al seguro médico.


Rigidez y grupos de interés: Con el tiempo, se desarrolló un ecosistema masivo en torno a este modelo: compañías de seguros privadas, hospitales con fines de lucro, farmacéuticas y grupos de presión (lobbies) que tienen un interés creado en mantener el sistema actual. Estos actores ejercen una enorme influencia política y económica. 


Manifestación de la dependencia del camino: Aunque muchos analistas coinciden en que un sistema de pagador único (como en Canadá o varios países europeos) podría ser más eficiente y ofrecer una cobertura universal, la transición es casi imposible. El "camino" elegido en los años 40 ha creado una estructura institucional tan arraigada y defendida por poderosos intereses que cualquier reforma radical enfrenta una resistencia formidable. El sistema actual persiste no porque sea el mejor, sino porque está "bloqueado" por su propia historia.


El eco de la historia. Estos casos demuestran que las decisiones tempranas, los hábitos y las instituciones generan trayectorias dependientes. Una vez que la sociedad entra en un determinado camino, salir de él requiere más que una buena idea: exige superar costes, resistencias y memorias colectivas.

Por eso, comprender la dependencia del camino es fundamental para quienes diseñan políticas públicas, instituciones o innovaciones tecnológicas. Como recuerda el economista Paul David, que popularizó el concepto, “la historia importa, porque el futuro se construye sobre estructuras heredadas”. El desafío está en reconocer esas inercias y aprender a transformarlas. Saber cuándo conservar el camino y cuándo desviarse de él es, en última instancia, una de las formas más inteligentes de progreso.

La geología vota: Un mar cretácico sigue influyendo en Alabama

A veces, el pasado más remoto deja huellas inesperadas en el presente. Un ejemplo asombroso se encuentra en Alabama (EE. UU.), donde una antigua línea costera de hace 100 millones de años sigue influyendo en cómo votan sus habitantes hoy. Durante el Cretácico, gran parte del sur estadounidense estaba cubierto por un mar interior. Al retirarse, dejó tras de sí una franja de tierra oscura y fértil: la Black Belt (“Franja Negra”). Ese suelo excepcionalmente rico se convirtió en el corazón de la agricultura del algodón en el siglo XIX.

El mapa de 1860 muestra cómo las zonas más fértiles coincidían con la mayor concentración de población esclavizada. El algodón generaba enormes beneficios, pero dependía de la mano de obra forzada de los afroamericanos. Así, un fenómeno geológico antiguo dio origen a una estructura económica y social profundamente desigual.

Cuando la esclavitud fue abolida, muchos descendientes de las personas esclavizadas permanecieron en la Black Belt. Más de un siglo después, el mapa de la población afroamericana en 2010 muestra que esas comunidades siguen concentradas en la misma región. Las oportunidades económicas, el acceso a la educación y las infraestructuras siguen siendo desiguales, reflejando una persistencia estructural que conecta el pasado con el presente.

El sexto mapa, el de las elecciones de 2020, completa el círculo: los condados con mayoría afroamericana (la Black Belt) votan mayoritariamente demócrata, mientras que el resto del estado se inclina hacia el Partido Republicano. El color del suelo marca el color del voto.

La geología, la historia y la política se alinean en una cadena sorprendente: Mar prehistórico → Suelos fértiles → Algodón → Esclavitud → Demografía afroamericana → Patrón electoral actual. Así, un paisaje modelado por un mar cretácico sigue determinando, de forma indirecta, la geografía política de Alabama.

De los mares fósiles al voto moderno: la prehistoria que aún decide elecciones. Este caso es una lección fascinante para la educación: muestra cómo los procesos naturales pueden influir en la historia humana, y cómo las decisiones políticas del presente están enraizadas en la tierra que pisamos. La geología, la economía y la memoria colectiva se entrelazan en una misma historia: el eco largo de la Tierra en la sociedad. 

Conclusión: La larga sombra de la causalidad. La historia del Black Belt de Alabama es un poderoso recordatorio de que las divisiones y alianzas del presente a menudo tienen raíces que se hunden mucho más profundo de lo que imaginamos. El viaje desde el plancton del Cretácico hasta la urna del siglo XXI es un ejemplo asombroso de causalidad a largo plazo, una cadena ininterrumpida de consecuencias que abarca la geología, la biología, la economía, la sociología y la política.

Este caso de estudio ilumina varios conceptos profundos. Ilustra la dependencia de la trayectoria (path dependency, que se desarrolla en el post siguiente), la idea de que los acontecimientos y las condiciones iniciales —en este caso, la ubicación de un suelo fértil— pueden establecer una trayectoria para una sociedad que es extraordinariamente difícil de alterar. También ofrece una visión matizada del determinismo ambiental. La geología no decretó la esclavitud, pero creó presiones y oportunidades que una sociedad humana, con sus propias tecnologías y jerarquías, explotó de una manera particular. El suelo no hizo inevitable la esclavitud, pero sí hizo que una economía basada en la esclavitud fuera devastadoramente exitosa y rentable en ese lugar específico.

En última instancia, la franja azul de Alabama es un testimonio del pasado vivo. Demuestra que la historia no es un telón de fondo estático, sino una fuerza activa y moldeadora que sigue influyendo en el presente. La geografía política de un estado moderno es incomprensible sin entender su geología, su suelo y la historia profunda y a menudo dolorosa que se ha escrito sobre esa tierra. En el Black Belt, el pasado no solo se recuerda; se vota en cada elección.

Desde Zeitgeist, el espíritu de una época, hasta la cultura woke

Zeitgeist es una expresión alemana que quiere decir «espíritu de una época», ha alcanzado un gran estatus dentro de las palabras alemanas incorporadas a otras lenguas y se ha convertido en una entrada en inglés, español, portugués, holandés e incluso japonés. Actualmente, la apuesta es por un mundo más consciente.

El término Zeitgeist se traduce literalmente como "espíritu del tiempo" (Zeit = tiempo, Geist = espíritu). Este concepto se utiliza para describir el clima intelectual, cultural, ético y político predominante en una determinada época histórica.

El término comenzó a usarse en el siglo XVIII durante la Ilustración alemana, pero fue popularizado por filósofos como Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien exploraba cómo el "espíritu del tiempo" influía en el desarrollo de la sociedad y la historia. Para Hegel, cada época tiene un espíritu distintivo que guía su progreso y pensamiento.

Johann Gottfried Herder fue el filósofo que utilizó el concepto de Zeitgeist en el contexto del romanticismo alemán, enfatizando la idea de que cada período histórico tiene una cultura única que refleja las aspiraciones y valores de la humanidad en ese momento.

Actualmente, Zeitgeist se emplea para analizar o describir las tendencias dominantes en una época, como movimientos culturales, ideas políticas o avances tecnológicos. Por ejemplo, se puede hablar del Zeitgeist de los años 60 como una era marcada por el cambio social, el pacifismo y los derechos civiles.

El término sigue siendo relevante porque encapsula cómo las ideas colectivas de una época afectan la dirección de la humanidad.

Por si alguien quiere conocer el "Movimiento Zeitgeist", con sus dos entregas subtituladas en formato vídeo documental: La película inicial Zeitgeist en 2007 y Addendum en 2008. La película puede verse en sus tres capítulos. Capítulo I: La historia más grande jamás contada. Capítulo II: Todo el mundo es un escenario. Capítulo III: No prestes atención a los hombres detrás de la cortina.

El paso de los movimientos sociales como Zeitgeist hacia lo que hoy se denomina “cultura woke” puede entenderse como una evolución de sensibilidades y de marcos de acción política frente a la globalización, el capitalismo y la justicia social. 

1. El espíritu Zeitgeist (2007-2012)El Zeitgeist Movement surgió a finales de los 2000, inspirado por los documentales de Peter JosephSu discurso era anticapitalista, tecnocrático y universalista: proponía superar el sistema monetario, abrazar un “modelo de economía basada en recursos” y confiar en la ciencia y la tecnología para resolver problemas globales. Tenía un enfoque globalizante, criticaba las élites financieras, el control corporativo y las instituciones políticas tradicionales. 

2. Giro hacia lo identitario y culturalCon el tiempo, muchos movimientos sociales se desplazaron del eje anticapitalismo global hacia reivindicaciones más específicas e identitarias: género, raza, diversidad sexual, minorías culturales. Esto no implica que lo económico desaparezca, pero lo cultural pasa al centro de la agenda. Mientras Zeitgeist denunciaba un sistema mundial abstracto, los nuevos activismos ponen el acento en experiencias concretas de opresión. 

3. La cultura wokeEl término woke (“despierto”) nace en EE. UU. en el ámbito afroamericano como conciencia crítica frente al racismo. Se amplía a un marco global de sensibilidades progresistas: cuestionar privilegios, dar voz a los marginados, revisar narrativas históricas. A diferencia de Zeitgeist, el énfasis ya no es abolir el dinero o transformar la macroeconomía, sino visibilizar desigualdades en lo cotidiano: lenguaje inclusivo, representación mediática, justicia de género, etc. La lucha se libra en espacios digitales, culturales y educativos más que en programas estructurales de reforma económica total.

4. Continuidad y rupturaContinuidad: ambos movimientos surgen de un malestar frente al sistema vigente y una desconfianza hacia las élites. Ruptura: Zeitgeist aspiraba a un cambio sistémico universal, mientras que la cultura woke opera de forma más micro, interseccional y culturalEl primero pensaba en abolir estructuras como el dinero o el mercado; el segundo, en transformar las sensibilidades sociales y el reconocimiento.

En síntesis: Zeitgeist fue un proyecto utópico de reordenación global desde la ciencia y la economía, mientras que la cultura woke representa la etapa actual de un progresismo más ligado a identidades, derechos culturales y luchas simbólicas.

Cornelius Castoriadis: el filósofo del imaginario social

Cornelius Castoriadis (1922-1997) fue un filósofo, economista, psicoanalista y militante político nacido en Estambul y criado en Atenas. Durante la Segunda Guerra Mundial participó en la resistencia contra la ocupación nazi. En 1945 emigró a Francia, donde trabajó como economista en la OCDE y fundó, junto a Claude Lefort, el influyente grupo y revista Socialisme ou Barbarie, que criticaba tanto al capitalismo como al socialismo burocrático soviético.

A lo largo de su vida, Cornelius Castoriadis combinó la práctica política con la teoría filosófica y el psicoanálisis, defendiendo siempre la autonomía individual y colectiva como horizonte de la sociedad. Falleció en París en 1997.

El núcleo de su obra gira en torno a la idea de la imaginación radical y la creación de significaciones sociales. Para él, las sociedades no son simples reflejos de leyes económicas o estructuras materiales, sino que crean imaginarios colectivos que dan sentido a la realidad. Entre sus conceptos más importantes destacan:

Imaginario social: el conjunto de significaciones que dan coherencia a una sociedad.

Autonomía: proyecto político y ético en el que los individuos y comunidades se autoinstituyen conscientemente. 

Crítica a la burocracia: tanto del capitalismo como del socialismo soviético, por sofocar la creatividad y la participación democrática.

Sus libros principales son los siguientes:

La institución imaginaria de la sociedad (1975) — su obra fundamental, donde desarrolla la noción de imaginario social.

El mundo fragmentado (1990).

Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto (1986).

El avance de la insignificancia (1996).

La creación humana y la imaginación radical (recopilación póstuma).

Otros textos y artículos en la revista Socialisme ou Barbarie (1949-1965).

Algunas citas destacadas de Castoriadis:

-“La sociedad es creación imaginaria, y no puede reducirse a necesidades funcionales o a determinismos materiales.”

-“Autonomía significa que los hombres se dan sus propias leyes, sabiendo que son suyas.”

-“El proyecto de la modernidad es la creación de individuos autónomos en una sociedad autónoma.”

-“La burocracia, ya sea capitalista o socialista, es la negación de la democracia.”

-“La libertad no consiste en recibir instituciones, sino en instituirlas colectivamente.”

Cornelius Castoriadis fue el filósofo del imaginario socialun pensador incómodo e inclasificable, que cruzó fronteras entre filosofía, política, economía y psicoanálisis. Su insistencia en la imaginación radical y la autonomía lo convierte en un autor clave para repensar la democracia, la creatividad social y la capacidad de las personas para reinventar el mundo. Castoriadis sigue siendo actual en el siglo XXI.

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Naomi Oreskes. ¿Por qué se ataca la ciencia?

En una época marcada por la desinformación y el negacionismo climático, la voz de Naomi Oreskes (1958-) se ha convertido en imprescindible. Filósofa, historiadora de la ciencia y profesora en la Universidad de Harvard, su obra indaga en cómo se construye la autoridad científica y por qué, a pesar de las evidencias, parte de la sociedad desconfía de la ciencia.

Naomi Oreskes nació en Nueva York en 1958. Se formó en la Universidad de Stanford (B.A. en geología) y obtuvo su doctorado en historia de la ciencia en la Universidad de Stanford en 1990. Su trayectoria combina la investigación científica con la reflexión filosófica y la divulgación pública.

Actualmente es profesora de Historia de la Ciencia en Harvard y colaboradora habitual en medios internacionales. Su trabajo se centra en el estudio de la credibilidad científica y la política del conocimientoNaomi Oreskes es autora y coautora de obras fundamentales para entender la relación entre ciencia, sociedad y poder:

- Merchants of Doubt (2010, con Erik M. Conway) – Una investigación sobre cómo se fabrica la desinformación y cómo un pequeño grupo de científicos, vinculados a intereses corporativos, sembró dudas sobre el tabaco, el cambio climático y otros problemas de salud pública
- The Collapse of Western Civilization (2014, con Erik M. Conway) – Una obra a medio camino entre la filosofía, la historia y la ficción, que imagina cómo los futuros historiadores verán nuestra inacción frente al cambio climático.
Why Trust Science? (2019) – Un ensayo clave donde responde a una de las preguntas más urgentes: ¿por qué deberíamos confiar en la ciencia? Su respuesta subraya que la fuerza de la ciencia está en los procesos colectivos, el consenso y la crítica.
El gran mito (2024) - Cómo las empresas nos enseñaron a aborrecer el Gobierno y amar el libre mercado. Así como numerosos artículos y ensayos en revistas científicas y medios de divulgación, defendiendo la necesidad de un compromiso social de la ciencia.

Citas clave de Naomi Oreskes

- “El escepticismo es parte de la ciencia, pero el negacionismo es su enemigo.”
- “La ciencia no es perfecta, pero es la mejor herramienta que tenemos para conocer el mundo.”
- “No confiamos en la ciencia porque los científicos sean infalibles, sino porque sus procesos permiten corregir errores.”
- “Cuando los expertos alcanzan un consenso, los ciudadanos y los políticos tienen la obligación moral de escucharlos.”

La obra de Naomi Oreskes es filosofía para un mundo en crisis y una defensa lúcida de la ciencia como proyecto colectivo y como herramienta indispensable para enfrentar los grandes retos del presente, desde la crisis climática hasta la desinformación.

Su filosofía no idealiza la ciencia, pero muestra que la confianza en ella se basa en la práctica crítica, la revisión y la construcción de consensos. En tiempos de fake news y polarización, su voz recuerda que la duda puede ser saludable, pero el negacionismo es destructivoEn definitiva, Oreskes nos ofrece una lección ética y política: Confiar en la ciencia no es un acto de fe, sino un compromiso con el conocimiento común y con el futuro de la humanidad.

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Jean Tirole y el arte de regular el capitalismo digital

Hoy analizaremos el imprescindible ensayo "La economía del bien común" publicada en 2016, una obra de síntesis escrita por el economista francés Jean Tirole, Premio Nobel de Economía 2014. El libro busca explicar al gran público cómo puede y debe utilizarse la economía como herramienta al servicio de la sociedad.

Algunas de las principales ideas clave del libro "La economía del bien común":

  1. La economía no es enemiga del bien común, sino una aliada potencial, si se basa en datos, transparencia, y valores democráticos. La economía no es el problema: es parte de la solución.
  2. El papel del Estado y del mercado debe ser complementario, no excluyente. La regulación es necesaria cuando los mercados fallan (monopolios, externalidades, información asimétrica…). Contra la falacia: mercado y Estado deben cooperar.
  3. La ética y la economía no están reñidas: una buena economía requiere una ciudadanía bien informada, valores sólidos y una responsabilidad colectiva.
  4. Temas tratados:
    • Cambio climático y cómo los mercados de carbono pueden ser eficaces si están bien diseñados.
    • Mundo digital: poder de las grandes plataformas tecnológicas (Amazon, Google, Facebook…) y el peligro de monopolios.
    • Desigualdades sociales y el reto de conciliarlas con la eficiencia económica.
    • Educación, empleo, innovación y cómo las políticas públicas deben fomentar el capital humano.
    • Globalización y democracia: necesidad de instituciones globales fuertes y coordinación internacional.

Jean Tirole insiste en que no hay soluciones simples a problemas complejos. La economía del bien común exige pensar a largo plazo, más allá de intereses particulares o electorales. Tirole es conocido por su rigor teórico, pero también por su vocación de explicar la economía al gran público y contribuir a un debate informado y ético.

Jean Tirole nació en1953, en Troyes, Francia. Ingeniero de formación, luego doctorado en Economía en el MIT (EE. UU.). Es presidente honorario de la Toulouse School of Economics. Especialista en teoría de juegos, organización industrial, regulación de mercados, y economía del comportamiento. Obtuvo el Premio Nobel de Economía 2014 por su análisis del poder de mercado y la regulación.

Sin fines de lucro: una defensa radical del pensamiento crítico

Continuamos con lecturas en pro de un humanismo pleno en la era de la tecnología. Hoy analizamos el libro "Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades" (2010) de Martha C. NussbaumEn "Sin fines de lucro", la filósofa y académica Martha C. Nussbaum alerta sobre una peligrosa tendencia global: el progresivo desmantelamiento de las humanidades en los sistemas educativos, en favor de una lógica utilitarista centrada exclusivamente en el crecimiento económico.

Martha C. Nussbaum argumenta que esta orientación amenaza las bases mismas de la democracia, ya que disciplinas como la filosofía, la historia, la literatura, el arte o la música fomentan el pensamiento crítico, la empatía y la capacidad de imaginar la vida desde la perspectiva de otros. Estas habilidades son indispensables para formar ciudadanos comprometidos, capaces de diálogo y resistencia frente al autoritarismo.

Frente al paradigma económico, propone una educación para la libertad, donde el objetivo no sea solo formar trabajadores eficientes, sino seres humanos capaces de juicio autónomo, sensibilidad moral y participación cívica.

Algunas ideas clave de Sin fines de lucro:

- Las humanidades no son un lujo, sino una necesidad democrática.

- La educación debe resistir la "tiranía del mercado" y formar ciudadanos globales.

- El sistema educativo no puede reducirse a un modelo de inversión y rendimiento económico.

- El pensamiento crítico, la imaginación empática y la deliberación ética deben cultivarse desde la escuela para preservar la democracia.

Martha Craven Nussbaum (nacida en 1947, Nueva York) es una de las filósofas más influyentes del mundo contemporáneo. Doctora por Harvard, ha sido profesora en universidades como Brown, Harvard y la Universidad de Chicago, donde ejerce actualmente.

Su obra abarca campos como la filosofía política, la ética, el feminismo, la educación, el derecho y la teoría literaria. Es conocida por su colaboración con el economista Amartya Sen en el desarrollo del enfoque de las capacidades, que propone evaluar el desarrollo humano no por el PIB, sino por la posibilidad real que tienen las personas de llevar vidas plenas.

Entre sus libros más destacados se encuentran: Las fronteras de la justiciaEl cultivo de la humanidadLa fragilidad del bienCrear capacidadesLa monarquía del miedo,... Martha C. Nussbaum ha recibido numerosos premios internacionales y sigue siendo una voz crítica frente a la mercantilización de la vida pública.