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La doctrina invisible: Cómo el poder naturalizó el mercado

La doctrina invisible. La historia secreta del neoliberalismo (y cómo ha acabado controlando tu vida), de George Monbiot y Peter Hutchison. El libro perfecto para desmontar el mito del mercado como ley natural.

En La doctrina invisible (2024) George Monbiot y Peter Hutchison trazan una genealogía crítica del neoliberalismo: no se trata sólo de una teoría económica sino de una maquinaria cultural y política que, durante décadas, ha naturalizado la competencia, reducido la idea de ciudadanía a la de consumidor y reconfigurado instituciones públicas para que sirvan a intereses privados. 

El libro pretende mostrar cómo una filosofía que nació como una idea marginal en el siglo XX fue deliberadamente promovida por élites —think tanks, medios, departamentos académicos y corporaciones— hasta convertirse en doctrina dominante. 

George Monbiot (Londres, 1963) es periodista, escritor y activista ambiental conocido por su columna semanal y por obras críticas con el capitalismo contemporáneo y la degradación ecológica. Monbiot combina periodismo, divulgación y activismo; su trayectoria le ha situado como una de las voces británicas más influyentes en debates sobre ecología política. Peter Hutchison es cineasta y colaborador en proyectos documentales; en este libro aporta sensibilidad narrativa y perspectiva histórica al trabajo conjunto con Monbiot. La edición española está publicada por Capitán Swing (febrero de 2025). 

El libro La doctrina invisible se organiza como una investigación histórica y polemista. Parte señalando que el neoliberalismo no es una ley natural del mercado sino una doctrina construida y promovida activamente. A través de episodios clave —desde los orígenes intelectuales hasta campañas de desregulación, privatización y reforma educativa— los autores describen los mecanismos que han permitido la expansión de la doctrina: financiamiento privado de ideas públicas, control discursivo por medio de medios y think tanks, y una espectacular transformación terminológica que ha hecho pasar lo ideológico por “lo inevitable”. 

Monbiot y Hutchison también analizan consecuencias: la erosión del Estado de bienestar, la precarización laboral, la mercantilización de la educación y la salud y la fragilización de la democracia ante la captura de políticas por intereses económicos. El tono es combativo: los autores apelan a recuperar la idea de ciudadanía y reconstruir instituciones que protejan bienes comunes frente a la lógica propietaria. 

Citas extraídas: 

“La historia secreta del neoliberalismo (y cómo ha acabado controlando tu vida).” (subtítulo). 

Si la riqueza fuera el resultado inevitable del trabajo duro y el espíritu emprendedor, todas las mujeres de África serían millonarias.

- “La defensa de la competencia como rasgo definitorio de la humanidad” — frase que resume uno de los ejes críticos del libro.

- “Un cuento de hadas del capitalismo” — expresión empleada por los autores y reseñas para describir el relato legitimador del mercado. 

Valoración y relevancia para economía y educación

La doctrina invisible es lectura indispensable para economistas, pedagogos y responsables públicos que deseen entender por qué determinadas reformas (por ejemplo, la introducción de lógicas de mercado en las aulas o la proliferación de indicadores y rankings) han calado con tanta fuerza. El libro ofrece argumentos históricos y ejemplos contemporáneos que permiten ir más allá del discurso tecnocrático: muchas políticas “neutrales” responden a construcciones ideológicas con rentas políticas. Para la educación, la tesis central alerta sobre los riesgos de transformar la formación en producto y al estudiante en cliente; para la economía pública, la obra subraya la urgencia de recuperar espacios democráticos de decisión.

Lectores a quienes recomendarlo: Quienes trabajan en política pública, educación, economía crítica, periodismo y movimientos sociales encontrarán en el libro herramientas analíticas para cuestionar supuestos y diseñar alternativas. También es útil como texto de discusión en seminarios de posgrado que estudien la relación entre discurso, poder y política económica.

Síndrome 1933: La fragilidad de la democracia según la historia

El “Síndrome 1933” es un concepto formulado por el corresponsal Siegmund Ginzberg para explicar un patrón recurrente en la historia contemporánea: el modo en que sociedades democráticas, saturadas de tensiones internas, crisis económicas y desconfianza en las instituciones, pueden deslizarse de forma gradual hacia formas autoritarias sin que la mayoría sea plenamente consciente de ello.

El término toma como referencia el año 1933 en Alemania, cuando Adolf Hitler fue nombrado canciller y el régimen nazi inició su consolidación política, no a través de un golpe inmediato y violento, sino mediante procesos legales, normalización del discurso de odio y aceptación social progresiva.

Siegmund Ginzberg (Estambul, 1948) es un pensador y periodista italiano de origen judío, cercano durante décadas al análisis político y cultural europeo. Colaborador habitual en medios italianos como La Repubblica y revistas de pensamiento crítico, Ginzberg ha trabajado especialmente en temas vinculados al totalitarismo, la memoria histórica y los mecanismos discursivos que permiten el ascenso de líderes carismáticos con discursos simplificadores y polarizantes. Sus ensayos suelen combinar análisis histórico riguroso con reflexión filosófica y sociológica, destacando la necesidad de leer el presente con la prudencia que otorga la comparación con el pasado.

El “Síndrome 1933” no pretende equiparar directamente las democracias actuales con el Tercer Reich, sino advertir sobre la fragilidad de las instituciones democráticas cuando la desafección ciudadana crece y la cultura política se deteriora. Ginzberg sostiene que la erosión de la democracia no suele ser súbita y espectacular, sino gradual, difusa y, en apariencia, legal. Los síntomas se manifiestan en varios niveles:

  1. Deslegitimación de las instituciones. La población empieza a percibir al parlamento, los medios, la judicatura y los partidos como parte de una misma élite desconectada y corrupta. Surge la noción de “ellos” contra “nosotros”.

  2. Simplificación del discurso público. Se imponen relatos binarios, identitarios, emocionales. Las explicaciones complejas se consideran sospechosas; la reflexión, signo de debilidad.

  3. Normalización de la exclusión. Se aceptan discursos que señalan colectivos como responsables únicos de las crisis. Se legitima la hostilidad, la burla y la deshumanización.

  4. Delegación voluntaria de poder. Sectores amplios de la sociedad aceptan líderes “fuertes” en nombre de la eficacia. La libertad se percibe como un lujo frente al orden.

  5. Aceptación progresiva de la excepcionalidad. Medidas extraordinarias se hacen rutinarias; restricciones temporales se vuelven permanentes.

El año 1933 encarna este proceso no como un hecho aislado, sino como el punto en el que la acumulación de tensiones previas cristaliza en un giro irreversible. Ginzberg enfatiza que aquel deslizamiento fue posible gracias a complicidades civiles, burocráticas y culturales. No se trató únicamente de la voluntad de los líderes nazis, sino de una sociedad que, en su conjunto, toleró, miró hacia otro lado o incluso celebró la erosión de derechos, al creer que se estaba recuperando estabilidad.

La relevancia histórica del “Síndrome 1933” reside en que ofrece una lectura estructural aplicable a múltiples contextos actuales. En distintos países se observan dinámicas inquietantemente similares: polarización extrema, desinformación viralizada en redes, descrédito de los saberes expertos, rechazo al pluralismo y ascenso de discursos “salvadores”. Ginzberg no señala equivalencias mecánicas, sino paralelismos funcionales: lo peligroso no es la repetición exacta del pasado, sino la repetición de sus mecanismos psicológicos y sociales.

Para el ámbito educativo, invita a reforzar la enseñanza crítica de la historia. Para la vida pública, exige una cultura compartida de responsabilidad cívica.

Ginzberg advierte que la mayor amenaza no proviene de líderes autoritarios aislados, sino de la pasividad o resignación colectiva, no como repertorio de fechas, sino como comprensión de procesos y estructuras. Para el ámbito político y social, implica recordar que la democracia no se sostiene únicamente mediante constituciones y leyes, sino como cultura compartida de responsabilidad cívica, debate informado y respeto mutuo

La pregunta decisiva no es si podría repetirse “otro 1933”, sino si estamos atentos a los indicios antes de que sea demasiado tarde.


No confundir con el "Síndrome 333", relativo a la mediocridad institucionalizada, en un momento histórico donde la competencia técnica parece cada vez más prescindible en las esferas del poder. También conocido como "Síndrome BIC", un término atribuido a William Dahmer que significa Burocracia, Incompetencia y Corrupción.  Esta teoría disecciona uno de los males endémicos de nuestras democracias: la proliferación de la mediocridad en los puestos de responsabilidad.

La fórmula del fracaso: ⅓, ⅓, ⅓. El Síndrome 333 sostiene que en cualquier organización o institución aquejada de este mal, aproximadamente un tercio de sus miembros son incompetentes para el cargo que ocupan; otro tercio son corruptos o éticamente cuestionables; y el tercio restante, aunque potencialmente válido, se encuentra paralizado por los dos anteriores, incapaz de implementar cambios significativos.

Esta distribución no es casual ni accidental. Responde a mecanismos de selección perversos donde la lealtad sustituye al mérito, la obediencia a la iniciativa, y el clientelismo al talento. El resultado es una espiral descendente en la que cada generación de dirigentes es ligeramente inferior a la anterior, estableciendo estándares cada vez más bajos que facilitan la entrada de nuevos mediocres.

Mecanismos de perpetuación. Lo verdaderamente insidioso del Síndrome 333 radica en su capacidad de autorreforzamiento. Los incompetentes temen a los competentes, por lo que sistemáticamente bloquean su ascenso. Los corruptos necesitan incompetentes que no detecten sus maniobras. Y el tercio válido, atrapado en esta dinámica, debe elegir entre la frustración permanente o la adaptación al sistema, perdiendo progresivamente su capacidad transformadora.

El Síndrome 333 nos recuerda que la calidad de nuestras instituciones no se deteriora por accidente, sino por procesos sistemáticos que, una vez identificados, exigen respuestas igualmente sistemáticas. La pregunta que sigue resonando es: ¿Estamos dispuestos a mirarnos en ese espejo?

Margaret Atwood: la autora de las distopías que nos interpelan

Hoy dedicamos un post a una voz literaria que desafía el tiempo, el poder y la imaginación: Margaret Atwood. Su universo literario abarca de la poesía al ensayo, algo propio de una biografía que lleva desde la selva canadiense al futuro distópico, rebeldía frente al poder y la memoria. Una escritora ideal para un blog que busca educar sin perder la vertiente literaria, combinando profundidad temática con atractivo cultural.

Margaret Atwood (Ottawa, 1939) es una de las escritoras más influyentes de la literatura contemporánea. Poeta, novelista, ensayista y crítica literaria, su obra abarca más de seis décadas y se caracteriza por una profunda exploración de temas como el poder, el género, la ecología, la memoria y la distopía. Su estilo incisivo y su capacidad para anticipar los dilemas sociales la han convertido en una figura clave tanto en la literatura feminista como en la ciencia ficción especulativa.

Atwood nació en Ottawa, Canadá, y pasó gran parte de su infancia en los bosques del norte de Quebec, donde su padre trabajaba como entomólogo. Esta experiencia marcó su sensibilidad ecológica y su interés por la naturaleza. Estudió en la Universidad de Toronto y luego en Radcliffe College y Harvard, donde se especializó en literatura inglesa. Desde los años 60, ha ejercido como profesora en diversas universidades y ha sido reconocida con más de veinte doctorados honoríficos.

Su primer libro de poemas, Double Persephone (1961), fue el inicio de una carrera prolífica que incluye poesía, novelas, cuentos, ensayos y literatura infantil. Atwood ha publicado más de 18 novelas, entre ellas:

  • The Edible Woman (1969) 
  • Surfacing (1972) 
  • The Handmaid’s Tale (1985) — su obra más conocida, una distopía feminista que ha sido adaptada a televisión y teatro. 
  • Alias Grace (1996) — basada en un caso real de asesinato en el siglo XIX. 
  • The Blind Assassin (2000) — ganadora del Premio Booker
  • Oryx and Crake (2003), The Year of the Flood (2009) y MaddAddam (2013) — trilogía distópica sobre bioingeniería y colapso ambiental. 
  • The Testaments (2019) — secuela de The Handmaid’s Tale, también galardonada.

El cuento de la criada, la obra más reconocida de Margaret Atwood, se ha convertido en un símbolo universal de resistencia frente a la opresión y la pérdida de libertades. Ambientada en una teocracia que reduce a las mujeres a meros instrumentos de reproducción, la novela trasciende su marco distópico para advertir sobre los peligros reales del fanatismo, el control del cuerpo y la erosión de los derechos individuales. Su fuerza radica en la verosimilitud: Atwood no inventa atrocidades, las toma de la historia.

Su obra se caracteriza por una mirada crítica hacia el patriarcado, el autoritarismo y la degradación ambiental, pero también por una ironía sutil y una imaginación desbordante. Atwood también ha escrito ensayos como Payback: Debt and the Shadow Side of Wealth (2008), donde reflexiona sobre la deuda como concepto moral y ecológico.

Margaret Atwood es conocida por frases que condensan su aguda visión del mundo. Estas citas revelan su capacidad para transformar lo cotidiano en reflexión filosófica y lo político en poesía. Algunas memorables incluyen:

• “Al final, todos nos convertiremos en historias.”

• “El agua no se resiste. El agua fluye. Si no puedes atravesar un obstáculo, rodéalo. El agua lo hace.”

• “Los hombres temen que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres temen que los hombres las maten.”

• “La libertad, como la luz, se valora más cuando escasea.”

Margaret Atwood, una de las voces más lúcidas y visionarias de la literatura contemporánea, ha logrado trascender generaciones gracias a su capacidad para anticipar los dilemas éticos, políticos y ecológicos del presente. Su obra, que combina la imaginación distópica con una profunda reflexión sobre el poder y la condición humana, sigue ganando relevancia en una era marcada por la crisis climática y la inteligencia artificial. 

A sus más de ochenta años, Atwood no muestra señales de retiro: continúa escribiendo, participando en debates globales y defendiendo la libertad creativa y los derechos de las mujeres.

El peso del pasado: cuando la historia es determinante

Siguiendo la estela del post anterior sobre cómo la prehistoria determina aspectos del presentehoy veremos máshechos históricos del eco de la historia. Casos como el teclado QWERTY, los ferrocarriles o la implantación del euro, que ilustran cómo el pasado no desaparece: se acumula. Este fenómeno se denomina dependencia de la trayectoria (path dependency)

El peso del pasado: cómo la dependencia del camino moldea la historiaEn economía, política o tecnología, muchas veces creemos que las sociedades avanzan siguiendo criterios racionales o de eficiencia. Sin embargo, no siempre es así. A menudo, las decisiones del pasado pesan tanto que condicionan el presente y el futuro. Esta realidad está íntimamente relacionado con la rigidez institucional o las múltiples manifestaciones de la histéresis.

En todos los casos, la idea central es que una elección inicial puede cerrar otras opciones futuras, aunque aparezcan alternativas mejores. Veámoslo con algunos ejemplos históricos reveladores.

1. El teclado QWERTY: cuando la inercia vence a la eficiencia

El ejemplo clásico de dependencia del camino es el teclado QWERTY, diseñado en el siglo XIX por Christopher Latham Sholes para las primeras máquinas de escribir. Su objetivo no era escribir más rápido, sino evitar que las barras metálicas se atascaran. Por eso, se distribuyeron las letras de manera que las combinaciones frecuentes quedaran separadas.

Con la llegada de los ordenadores, ese problema desapareció. Se crearon otros diseños —como el Dvorak o el Colemak— más cómodos y veloces. Sin embargo, el QWERTY ya estaba universalizado en las escuelas, las oficinas y la industria editorial. Cambiarlo habría sido carísimo y confuso. Así, seguimos escribiendo con una disposición pensada para una tecnología obsoleta. Es el ejemplo perfecto de cómo una decisión técnica temprana puede generar una inercia social duradera, incluso irracional.

2. El ancho de vía ferroviario: el peso de la infraestructura

A mediados del siglo XIX, cuando se construyeron las primeras redes ferroviarias en Europa, no existía un estándar único. En el Reino Unido, se impuso finalmente un ancho de vía de 1.435 mm, que se convirtió en el “ancho internacional”. Esa decisión se exportó a las colonias británicas y a gran parte del mundo industrializado, incluida buena parte de Europa. Esto generó el bulo viral sobre cómo el trasero de los caballos determinó el tamaño de los cohetes que duró más de cien años.

Hoy, sabemos que otros anchos pueden ser más estables o eficientes, pero el coste de modificar miles de kilómetros de vías, trenes y talleres es inmenso. De hecho, España mantiene todavía parte de su red con un ancho diferente (ibérico), lo que genera dificultades logísticas con el resto de Europa. La lección es clara: las infraestructuras físicas y los estándares técnicos crean rigideces históricas. Una vez que se consolidan, el precio de cambiarlas puede ser tan alto que la sociedad prefiere adaptarse a ellas.

3. Las instituciones del sur de EE. UU. tras la Guerra Civil: la persistencia del poder

La dependencia del camino no se limita a la tecnología. También afecta a las estructuras políticas y sociales. Tras la Guerra de Secesión (1861–1865), la Constitución de Estados Unidos abolió la esclavitud y reconoció derechos a la población afroamericana. Sin embargo, en los estados del sur se mantuvieron durante décadas instituciones segregacionistas: leyes Jim Crow, discriminación en el voto, educación desigual y violencia racial.

¿Por qué no se produjo una transformación inmediata? Porque las élites locales, las costumbres sociales y los sistemas judiciales conservaron su poder. Esa rigidez institucional funcionó como una fuerza de histéresis: incluso cuando cambian las normas formales, las estructuras informales del pasado siguen actuando. No basta con aprobar una nueva ley; las instituciones tienen memoria. El cambio real requiere transformar también las mentalidades, los incentivos y los equilibrios de poder.

4. El euro y la política económica europea tras 2008: el corsé institucional

Un ejemplo contemporáneo de dependencia del camino se encuentra en la Unión Europea y su política económica. Cuando se creó el euro en 1999, los países miembros aceptaron reglas fiscales comunes y renunciaron a su soberanía monetaria. Ese diseño funcionó bien en tiempos de crecimiento, pero durante la crisis financiera de 2008 mostró su fragilidad.

Países como Grecia, España o Portugal sufrieron profundas recesiones, pero no podían devaluar su moneda ni ajustar su política monetaria. Estaban atrapados en un marco institucional que limitaba las respuestas posibles. La histéresis económica se hizo visible: las decisiones estructurales del pasado restringían las opciones del presente, y las consecuencias sociales (paro, deuda, desconfianza) persistieron durante años. La arquitectura económica puede convertirse en una camisa de fuerza si no evoluciona con las circunstancias. 

5. El Sistema de Salud de Estados Unidos: Un Mosaico Histórico 

El complejo y costoso sistema de salud de Estados Unidos es un producto de una serie de decisiones históricas que han creado una estructura muy difícil de reformar. Punto de partida (contingencia histórica): Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de EE. UU. impuso estrictos controles salariales. Para competir por los trabajadores escasos, las empresas comenzaron a ofrecer beneficios alternativos, como seguros de salud. Esta práctica fue incentivada por exenciones fiscales, vinculando el empleo al seguro médico.


Rigidez y grupos de interés: Con el tiempo, se desarrolló un ecosistema masivo en torno a este modelo: compañías de seguros privadas, hospitales con fines de lucro, farmacéuticas y grupos de presión (lobbies) que tienen un interés creado en mantener el sistema actual. Estos actores ejercen una enorme influencia política y económica. 


Manifestación de la dependencia del camino: Aunque muchos analistas coinciden en que un sistema de pagador único (como en Canadá o varios países europeos) podría ser más eficiente y ofrecer una cobertura universal, la transición es casi imposible. El "camino" elegido en los años 40 ha creado una estructura institucional tan arraigada y defendida por poderosos intereses que cualquier reforma radical enfrenta una resistencia formidable. El sistema actual persiste no porque sea el mejor, sino porque está "bloqueado" por su propia historia.


El eco de la historia. Estos casos demuestran que las decisiones tempranas, los hábitos y las instituciones generan trayectorias dependientes. Una vez que la sociedad entra en un determinado camino, salir de él requiere más que una buena idea: exige superar costes, resistencias y memorias colectivas.

Por eso, comprender la dependencia del camino es fundamental para quienes diseñan políticas públicas, instituciones o innovaciones tecnológicas. Como recuerda el economista Paul David, que popularizó el concepto, “la historia importa, porque el futuro se construye sobre estructuras heredadas”. El desafío está en reconocer esas inercias y aprender a transformarlas. Saber cuándo conservar el camino y cuándo desviarse de él es, en última instancia, una de las formas más inteligentes de progreso.

La geología vota: Un mar cretácico sigue influyendo en Alabama

A veces, el pasado más remoto deja huellas inesperadas en el presente. Un ejemplo asombroso se encuentra en Alabama (EE. UU.), donde una antigua línea costera de hace 100 millones de años sigue influyendo en cómo votan sus habitantes hoy. Durante el Cretácico, gran parte del sur estadounidense estaba cubierto por un mar interior. Al retirarse, dejó tras de sí una franja de tierra oscura y fértil: la Black Belt (“Franja Negra”). Ese suelo excepcionalmente rico se convirtió en el corazón de la agricultura del algodón en el siglo XIX.

El mapa de 1860 muestra cómo las zonas más fértiles coincidían con la mayor concentración de población esclavizada. El algodón generaba enormes beneficios, pero dependía de la mano de obra forzada de los afroamericanos. Así, un fenómeno geológico antiguo dio origen a una estructura económica y social profundamente desigual.

Cuando la esclavitud fue abolida, muchos descendientes de las personas esclavizadas permanecieron en la Black Belt. Más de un siglo después, el mapa de la población afroamericana en 2010 muestra que esas comunidades siguen concentradas en la misma región. Las oportunidades económicas, el acceso a la educación y las infraestructuras siguen siendo desiguales, reflejando una persistencia estructural que conecta el pasado con el presente.

El sexto mapa, el de las elecciones de 2020, completa el círculo: los condados con mayoría afroamericana (la Black Belt) votan mayoritariamente demócrata, mientras que el resto del estado se inclina hacia el Partido Republicano. El color del suelo marca el color del voto.

La geología, la historia y la política se alinean en una cadena sorprendente: Mar prehistóricoSuelos fértilesAlgodónEsclavitudDemografía afroamericanaPatrón electoral actual. Así, un paisaje modelado por un mar cretácico sigue determinando, de forma indirecta, la geografía política de Alabama.

De los mares fósiles al voto moderno: la prehistoria que aún decide elecciones. Este caso es una lección fascinante para la educación: muestra cómo los procesos naturales pueden influir en la historia humana, y cómo las decisiones políticas del presente están enraizadas en la tierra que pisamos. La geología, la economía y la memoria colectiva se entrelazan en una misma historia: el eco largo de la Tierra en la sociedad. 

Conclusión: La larga sombra de la causalidadLa historia del Black Belt de Alabama es un poderoso recordatorio de que las divisiones y alianzas del presente a menudo tienen raíces que se hunden mucho más profundo de lo que imaginamos. El viaje desde el plancton del Cretácico hasta la urna del siglo XXI es un ejemplo asombroso de causalidad a largo plazo, una cadena ininterrumpida de consecuencias que abarca la geología, la biología, la economía, la sociología y la política.

Este caso de estudio ilumina varios conceptos profundos. Ilustra la dependencia de la trayectoria (path dependency, que se desarrolla en el post siguiente), la idea de que los acontecimientos y las condiciones iniciales —en este caso, la ubicación de un suelo fértil— pueden establecer una trayectoria para una sociedad que es extraordinariamente difícil de alterar. También ofrece una visión matizada del determinismo ambiental. La geología no decretó la esclavitud, pero creó presiones y oportunidades que una sociedad humana, con sus propias tecnologías y jerarquías, explotó de una manera particular. El suelo no hizo inevitable la esclavitud, pero sí hizo que una economía basada en la esclavitud fuera devastadoramente exitosa y rentable en ese lugar específico.

En última instancia, la franja azul de Alabama es un testimonio del pasado vivo. Demuestra que la historia no es un telón de fondo estático, sino una fuerza activa y moldeadora que sigue influyendo en el presente. La geografía política de un estado moderno es incomprensible sin entender su geología, su suelo y la historia profunda y a menudo dolorosa que se ha escrito sobre esa tierra. En el Black Belt, el pasado no solo se recuerda; se vota en cada elección.

La broma infinita: David Foster Wallace reinventando la novela

Un libro indispensable en la era de la distracción: La broma infinita (Infinite Jest, 1996)Fue publicada con gran expectación, y la novela fue objeto de una campaña de marketing intensa y alimentó un seguimiento crítico y de público que la calificó como obra cumbre de su generación. 

David Foster Wallace (1962–2008) fue un escritor y profesor estadounidense, autor de novela, relatos y ensayos que renovaron la narrativa contemporánea por su ambición formal, su humor oscuro y su mezcla de erudición y empatía. Nació en Ithaca (Nueva York), estudió en Amherst y obtuvo un MFA en la Universidad de Arizona.

Su obra más conocida, Infinite Jest, lo convirtió en una figura central de la literatura norteamericana de finales del siglo XX. Wallace también sufrió problemas de depresión a lo largo de su vida y falleció en 2008; su figura sigue siendo objeto de debate crítico y de gran interés para lectores y académicos. 

La broma infinita es una novela monumental y fragmentaria que entrelaza varias tramas centradas principalmente en: 1) La familia Incandenza y la Enfield Tennis Academy (una academia de tenis donde conviven jóvenes prodigios y tensiones familiares). 2) Ennet House, un centro de rehabilitación para adicción donde aparecen personajes que luchan por la recuperación. 3) Una misteriosa película (o “casete”) tan irresistible que vuelve adictos a quienes la ven, usada como arma política en un Estados Unidos alternativo plagado de corporaciones y separatismos.

La estructura no lineal —capítulos largos, abundantes notas al pie y cambios de perspectiva— crea una experiencia de lectura que exige atención: la novela explora obsesiones personales y colectivas, la búsqueda de significado y las formas contemporáneas de evasión. 

Algunos de sus personajes principales:

- Hal Incandenza: Jóven prodigio de la academia de tenis, complejo y en conflicto interior. 

- James O. Incandenza: Patriarca, cineasta y figura científica/filosófica (su obra y legado son claves).

- Don Gately: Exadicto y consejero en Ennet House; una de las voces más humanas y morales de la novela.

- Otros: Un amplio elenco (jugadores, académicos, independentistas quebequeses, traficantes) que constituye el tejido social y político de la novela.  

Los temas centrales son:

- Adicción y entretenimiento: la obra interroga cómo el entretenimiento (y la tecnología mediática) pueden convertirse en sustitutos destructivos del sentido y la conexión humana.

- Aislamiento y comunicación: personajes extraordinariamente inteligentes pero emocionalmente vulnerables, incapaces a menudo de comunicarse plenamente.

- Familia y legado: tensiones intergeneracionales y la influencia del pasado artístico y científico sobre el presente. 

- Política, consumo y parodia social: un Estados Unidos alternativo sirve de espejo satírico para analizar consumo, políticas públicas y el poder de los medios. 

David Foster Wallace combina sutil ironía postmoderna con lo que muchos críticos llaman “nueva sinceridad”: mezcla de erudición, humor cafre, empatía y una voz narrativa que alterna registros. Formalmente destaca por su uso de notas al pie extensas (que se vuelven parte del relato), digresiones intelectuales, cambios de registro y una ambición enciclopédica. 

Una idea central: Todo el mundo es idéntico en su creencia secreta e inexpresada de que, muy dentro, son diferentes de los demás.” Ejemplo del humor íntimo y autocrítico que recorre el libro. O la cita siguiente: "Te preocuparás mucho menos por lo que otras personas piensen de ti cuando te des cuenta de lo poco que lo hacen". La broma infinita es una obra tan exigente como generosa: desafía formatos, provoca discusiones éticas y estéticas, y sigue ofreciendo lecturas nuevas en cada vuelta.

Por qué leerla y su público preferente: Para lectores curiosos y pacientes: la novela recompensa la lectura atenta y la relectura; es ideal para clubes de lectura y seminarios universitarios. Como objeto de estudio literario: ofrece material abundante para analizar técnicas narrativas (voz, estructura fragmentaria, notas al pie) y para discutir ética, cultura de consumo, salud mental y medios. Relevancia contemporánea: sus interrogantes sobre entretenimiento y adicción siguen resonando en la era digital.  

Un instante eterno: filosofía de longevidad de Pascal Bruckner

Hoy un libro oportuno que cruza dos temáticas actuales: Un instante eterno (Une brève éternité, 2019) de Pascal BrucknerLas dos perspectivas se aprecian por el subtítulo sugerido: Filosofía de la longevidad. Mejor la traducción literal, Una breve eternidad. La obra ha sido recibida como un ensayo estimulante: lectores y críticos valoran su capacidad para abrir el debate sobre la longevidad sin caer en sentimentalismos. Su síntesis: El secreto de una vejez feliz es renunciar a la renuncia.

Este referencial libro ha llegado a nuestras manos por recomendación y préstamo de nuestro amigo Javier MarcosAlgunos medios lo elogian por ofrecer un enfoque práctico y filosófico a la vez; otras voces señalan la tonalidad a veces provocadora de Bruckner (propia de su trayectoria). En general, se considera un libro que invita a repensar la vejez como una etapa con posibilidades renovadas y problemáticas inéditas.

En Un instante eterno, Pascal Bruckner propone una reflexión lúcida y provocadora sobre la prolongación de la vida, la experiencia de la madurez y la forma en que la modernidad ha transformado lo que entendemos por vejez. No es un libro de autoayuda: es un ensayo intelectual que mezcla autobiografía, referencias filosóficas y observaciones culturales para pensar cómo vivir —y desear— cuando el tiempo se alarga. 

Pascal Bruckner (París, 1948) es filósofo, ensayista y novelista francés, vinculado a los llamados nouveaux philosophes. Doctor en letras, ha sido profesor y colaborador de medios y es autor de obras como Le Sanglot de l’homme blanc y La tentación de la inocencia. A lo largo de su carrera ha alternado la crítica cultural con la novela y el ensayo, y su obra ha suscitado tanto elogios como controversias por su tono polemista y su postura crítica frente a ciertos sentimentalismos contemporáneos. 

Tesis central: la prolongación de la vida cambia radicalmente la experiencia de la madurez y la vejez: ya no hablamos de un “final” inmediato sino de una larga etapa intermedia que exige replantear deseos, responsabilidades y sentido. Bruckner plantea que esta “longevidad” abre oportunidades —eróticas, creativas, políticas— pero también ambivalencias y miedos.  

El libro combina ensayo filosófico con rasgos de autobiografía intelectual; Bruckner recurre a autores clásicos, anécdotas personales y ejemplos culturales para sostener su reflexión. Capítulos/temas tratados (síntesis): 1º Cómo ha cambiado la percepción del tiempo vital. 2º Deseo y erotismo en la madurez. 3º Riesgos del narcisismo y la autocomplacencia prolongada. 4º Oportunidades para la reinvención personal y social en la longevidad. 5º Implicaciones éticas y políticas de una sociedad que envejece.  

Algunas ideas clave y pasajes interpretativos

La longevidad como nuevo paisaje existencial: Bruckner insiste en que vivir más años no es neutral, reconfigura nuestras expectativas, nuestras ambiciones y la forma en que se organiza una biografía. Algunas de esas transformaciones son gozosas (más tiempo para el deseo, el proyecto personal) y otras problemáticas (miedo a la decadencia, prolongación de situaciones infelices).  

Deseo activo vs. resignación: el autor valora la dinámica del deseo como antídoto contra la “deriva del conformismo” en la vejez: permanecer deseante es para él una forma de retrasar la decadencia psicológica. 

Autobiografía intelectual como recurso: Bruckner no oculta que el libro atraviesa su propia experiencia —es un ensayo con elementos personales— lo que lo hace a la vez cercano y polémico.  

Selección de reseñas: “Un instante eterno no es un libro de autoayuda, pero sí que ayuda muchísimo.” — (epígrafe de contraportada). “La madurez y la vejez duran cada vez más años; la pregunta es cómo sostener el deseo en ese tiempo prolongado.” — (síntesis de la tesis del ensayo; ver texto y reseñas). Solo hay una forma de retrasar el envejecimiento: permaneciendo en la dinámica del deseo.” — frase destacada en reseñas (y que resume un motivo recurrente en el libro). “Manifiesto: El libro trata un solo tema: el largo tiempo de vida.” — sinopsis editorial. 

Por qué leerlo y público objetivo: Lectores interesados en filosofía contemporánea y ensayo cultural. Profesores y estudiantes de humanidades que trabajan temas de biografía, tiempo vital y ética del cuidado. Profesionales de la salud pública y gerontología que quieran una perspectiva cultural/filosófica sobre el fenómeno de la longevidad.