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Rosa Parks y Joan Mulholland: 2 mujeres contra la segregación

La "Traidora" a su Raza que Eligió la Justicia: Joan Trumpauer Mulholland

En el panteón del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, resuenan nombres como Martin Luther King Jr., John Lewis y, por supuesto, Rosa Parks (posts anteriores). Sin embargo, el movimiento fue una sinfonía de miles de actos de valentía, muchos de ellos protagonizados por "soldados de a pie" menos conocidos, pero igualmente vitales. Entre ellos destaca una figura que rompió todos los moldes: Joan Trumpauer Mulholland, una joven blanca del sur que lo arriesgó todo —privilegio, familia y su propia vida— para luchar contra la supremacía blanca desde dentro.

Su historia no es solo un apéndice del movimiento; es una lección fundamental sobre la conciencia, la educación moral y el verdadero significado de la alianza. Nacida en 1941 en Washington D.C. y criada en Arlington, Virginia, Joan Trumpauer creció inmersa en las contradicciones del Sur segregado. Era descendiente de propietarios de esclavos y fue educada en las normas sociales de la élite blanca sureña. Sin embargo, desde joven, notó la hipocresía flagrante entre los ideales de libertad de su país y la realidad opresiva que vivían sus conciudadanos negros.

Su despertar activista comenzó en serio en la Universidad de Duke (Carolina del Norte). En 1960, participó en sus primeras "sentadas" (sit-ins) en los mostradores de comida exclusivos para blancos. La reacción no se hizo esperar: la administración de Duke la presionó para que cesara su activismo. Para la sociedad sureña de la época, su comportamiento no era solo inapropiado; era una traición a su raza.

Ante la disyuntiva de elegir entre una educación de élite y su conciencia moral, Joan eligió su conciencia. Abandonó Duke y se unió al "Grupo de Acción No Violenta" (NAG) en Washington D.C., sumergiéndose de lleno en el movimiento.

Su siguiente paso fue aún más radical. Se trasladó a Mississippi, considerado el bastión más violento y peligroso de la segregación, y se matriculó en el Tougaloo College, una universidad históricamente negra (HBCU). Fue la primera estudiante blanca en matricularse a tiempo completo, una decisión que la puso directamente en el punto de mira del Ku Klux Klan.

El activismo de Mulholland no fue teórico. En 1961, se unió a los "Freedom Riders" (Viajeros de la Libertad), un grupo interracial que desafiaba la segregación en los autobuses interestatales. Fue arrestada en Jackson, Mississippi. Siguiendo la estrategia del movimiento de "Jail, No Bail" (Cárcel, No Fianza) para desbordar el sistema penitenciario, se negó a pagar la multa.

Como castigo, Joan, junto con otros activistas, fue trasladada a la infame Penitenciaría Estatal de Mississippi, conocida como Parchman Farm. Fue confinada durante dos meses en la unidad de máxima seguridad, en el corredor de la muerte, soportando condiciones deplorables.

Sin embargo, su momento más icónico llegaría en 1963, en la "sentada" de la cafetería Woolworth's en Jackson. La fotografía de ese día es una de las imágenes más famosas del movimiento. En ella se ve a Joan, sentada estoicamente en el mostrador junto a los activistas negros Anne Moody y John Salter (quien era de ascendencia nativa americana y blanca), mientras una turba blanca enfurecida los rodea. Los insultan, golpean y les vierten encima azúcar, mostaza y ceniza de cigarrillo. La compostura de Joan en medio de ese odio visceral se convirtió en un símbolo de resistencia no violenta.

Mulholland también participó en la Marcha sobre Washington, en el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC) y en la histórica marcha de Selma a Montgomery.

La importancia de Joan Trumpauer Mulholland no radica en que fuera una líder estratégica, sino en el poder simbólico y moral de sus acciones. Al ser una mujer blanca, joven y sureña, su presencia desmantelaba la narrativa segregacionista de que la lucha por los derechos civiles era una agresión "externa" o exclusivamente negra. Ella demostró que la conciencia no tiene color.

Aquí es donde su figura se entrelaza con la de Rosa Parks. Parks, con su acto de dignidad en el autobús de Montgomery en 1955, fue la "madre" que encendió la chispa del movimiento de masas. Mulholland representa a la siguiente generación —la generación de estudiantes— que recogió esa antorcha y la llevó al fuego.

Aunque sus roles fueron diferentes, sus caminos se cruzaron. Mulholland conoció a Parks, estableciendo un vínculo físico entre las dos generaciones de la lucha. Parks representó la resistencia de los adultos establecidos en la comunidad; Mulholland representó la energía de la juventud dispuesta a ser encarcelada y agredida. Ambas mujeres, con una calma desafiante, se negaron a aceptar la injusticia de la segregación.

En un blog dedicado a la educación y los derechos humanos, la vida de Joan Trumpauer Mulholland es una lección magistral. Nos enseña que la educación no consiste solo en absorber datos, sino en desarrollar un filtro moral que nos obligue a actuar, incluso cuando es inconveniente, peligroso o nos exige sacrificar nuestro privilegio. Mulholland eligió la celda de Parchman Farm en lugar de la comodidad de Duke, una elección que la sitúa como un pilar ético del siglo XX.

Czesława Kwoka, la niña de Auschwitz que nos enseña historia

Czesława KwokaEl rostro inocente que nos interpela desde Auschwitz. Algo sumamente necesario en un tiempo donde los ignorantes (que no saben) y los estúpidos (que no quieren saber), nos recuerdan lo que el nazismo y el fascismo hicieron y pueden volver a hacer. Y ahora mismo, con toda la información a nuestro alcance, estamos asistiendo al genocidio de Gaza, con decenas de niños y adultos muriendo inmisericordemente. 

Entre los millones de víctimas del Holocausto, pocas imágenes resultan tan conmovedoras como la de Czesława Kwoka, una niña polaca de apenas catorce años cuyo retrato fue tomado en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau poco antes de morir. Su historia se ha convertido en un símbolo universal de la inocencia destruida por la violencia y una poderosa llamada a la paz y la memoria.

Una infancia interrumpida

Czesława Kwoka nació el 15 de agosto de 1928 en la localidad de Wólka Złojecka, en el sureste de Polonia. Vivía con su madre, Katarzyna Kwoka, cuando en 1942 ambas fueron deportadas al campo de Auschwitz. Su “delito” fue haber pertenecido a una familia católica polaca expulsada de su hogar para dejar espacio a colonos alemanes.

El 13 de diciembre de 1942, Czesława fue registrada en el campo con el número 26947. Su madre murió poco después, y Czesława fue asesinada el 12 de marzo de 1943.

La foto que lo cambió todo


Las imágenes de Czesława fueron tomadas por Wilhelm Brasse, un fotógrafo prisionero de Auschwitz encargado de documentar a los deportados. En las tres tomas conservadas se aprecia un rostro tierno, con la mirada entre el miedo y la confusión.

Brasse relató: “Era tan joven, tan asustada. Me miraba sin entender por qué estaba allí. No podía hablarle, sólo pensé: pobre niña, ¿qué te han hecho?” Estas fotografías se exhiben hoy en el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau y en numerosos centros de memoria del mundo.

De víctima a símbolo universal

La historia de Czesława se redescubrió gracias al documental Portrecista (2005), de Irek Dobrowolski. En 2018, la artista Marina Amaral coloreó digitalmente la fotografía original, devolviéndole un realismo estremecedor.

Hoy, Czesława representa no solo a las víctimas del nazismo, sino a todos los niños atrapados en guerras, genocidios o desplazamientos forzados. Su mirada nos recuerda que cada número en una lista de víctimas fue una vida única, con un nombre y una historia.

Una lección para la educación en la paz

El recuerdo de Czesława Kwoka es una herramienta pedagógica de gran valor. Su historia permite comprender el horror de la deshumanización y la urgencia de construir una cultura basada en la empatía, los derechos humanos y la memoria histórica.

Como escribió el poeta Primo Levi, superviviente de Auschwitz: “Ocurrió, y por tanto puede volver a ocurrir.” Recordar a Czesława es decir nunca más desde el corazón de una niña de 14 años.

@realdeal4real9 Ai recreation: fotografía de Czesława Kwoka, 14 años, deportada a Auschwitz y asesinada en 1943.

Desde Zeitgeist, el espíritu de una época, hasta la cultura woke

Zeitgeist es una expresión alemana que quiere decir «espíritu de una época», ha alcanzado un gran estatus dentro de las palabras alemanas incorporadas a otras lenguas y se ha convertido en una entrada en inglés, español, portugués, holandés e incluso japonés. Actualmente, la apuesta es por un mundo más consciente.

El término Zeitgeist se traduce literalmente como "espíritu del tiempo" (Zeit = tiempo, Geist = espíritu). Este concepto se utiliza para describir el clima intelectual, cultural, ético y político predominante en una determinada época histórica.

El término comenzó a usarse en el siglo XVIII durante la Ilustración alemana, pero fue popularizado por filósofos como Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien exploraba cómo el "espíritu del tiempo" influía en el desarrollo de la sociedad y la historia. Para Hegel, cada época tiene un espíritu distintivo que guía su progreso y pensamiento.

Johann Gottfried Herder fue el filósofo que utilizó el concepto de Zeitgeist en el contexto del romanticismo alemán, enfatizando la idea de que cada período histórico tiene una cultura única que refleja las aspiraciones y valores de la humanidad en ese momento.

Actualmente, Zeitgeist se emplea para analizar o describir las tendencias dominantes en una época, como movimientos culturales, ideas políticas o avances tecnológicos. Por ejemplo, se puede hablar del Zeitgeist de los años 60 como una era marcada por el cambio social, el pacifismo y los derechos civiles.

El término sigue siendo relevante porque encapsula cómo las ideas colectivas de una época afectan la dirección de la humanidad.

Por si alguien quiere conocer el "Movimiento Zeitgeist", con sus dos entregas subtituladas en formato vídeo documental: La película inicial Zeitgeist en 2007 y Addendum en 2008. La película puede verse en sus tres capítulos. Capítulo I: La historia más grande jamás contada. Capítulo II: Todo el mundo es un escenario. Capítulo III: No prestes atención a los hombres detrás de la cortina.

El paso de los movimientos sociales como Zeitgeist hacia lo que hoy se denomina “cultura woke” puede entenderse como una evolución de sensibilidades y de marcos de acción política frente a la globalización, el capitalismo y la justicia social. 

1. El espíritu Zeitgeist (2007-2012)El Zeitgeist Movement surgió a finales de los 2000, inspirado por los documentales de Peter JosephSu discurso era anticapitalista, tecnocrático y universalista: proponía superar el sistema monetario, abrazar un “modelo de economía basada en recursos” y confiar en la ciencia y la tecnología para resolver problemas globales. Tenía un enfoque globalizante, criticaba las élites financieras, el control corporativo y las instituciones políticas tradicionales. 

2. Giro hacia lo identitario y culturalCon el tiempo, muchos movimientos sociales se desplazaron del eje anticapitalismo global hacia reivindicaciones más específicas e identitarias: género, raza, diversidad sexual, minorías culturales. Esto no implica que lo económico desaparezca, pero lo cultural pasa al centro de la agenda. Mientras Zeitgeist denunciaba un sistema mundial abstracto, los nuevos activismos ponen el acento en experiencias concretas de opresión. 

3. La cultura wokeEl término woke (“despierto”) nace en EE. UU. en el ámbito afroamericano como conciencia crítica frente al racismo. Se amplía a un marco global de sensibilidades progresistas: cuestionar privilegios, dar voz a los marginados, revisar narrativas históricas. A diferencia de Zeitgeist, el énfasis ya no es abolir el dinero o transformar la macroeconomía, sino visibilizar desigualdades en lo cotidiano: lenguaje inclusivo, representación mediática, justicia de género, etc. La lucha se libra en espacios digitales, culturales y educativos más que en programas estructurales de reforma económica total.

4. Continuidad y rupturaContinuidad: ambos movimientos surgen de un malestar frente al sistema vigente y una desconfianza hacia las élites. Ruptura: Zeitgeist aspiraba a un cambio sistémico universal, mientras que la cultura woke opera de forma más micro, interseccional y culturalEl primero pensaba en abolir estructuras como el dinero o el mercado; el segundo, en transformar las sensibilidades sociales y el reconocimiento.

En síntesis: Zeitgeist fue un proyecto utópico de reordenación global desde la ciencia y la economía, mientras que la cultura woke representa la etapa actual de un progresismo más ligado a identidades, derechos culturales y luchas simbólicas.

Ilan Volkov Detiene Concierto por Gaza en BBC Proms

La noche del jueves 11 de septiembre, en el Royal Albert Hall, no terminó como una velada sinfónica más. Tras guiar a la BBC Scottish Symphony Orchestra en un programa de contrastes, Ilan Volkov —director israelí habitual de los Proms— pidió silencio y leyó un breve mensaje personal. Dijo amar Israel —“es mi casa”—, expresó su “gran dolor” por la guerra en Gaza y reclamó al público “hacer cuanto esté en su mano para detener esta locura”. La sala respondió entre aplausos y abucheos antes de reabrirse el telón para los saludos finales.

La intervención coronó un concierto de arquitectura muy pensada. Volkov había encuadrado la severidad tardía de Igor Stravinski —Requiem Canticles— entre dos reelaboraciones orquestales de Bruno Maderna sobre Giovanni Gabrieli (In ecclesiis y Canzone a tre cori), para culminar con una lectura luminosa de la Sinfonía n.º 2 de Johannes Brahms. Participaron la National Youth Choir y los solistas Jess Dandy (contralto) y Ashley Riches (barítono), en una cita que la BBC Radio 3 programó como el Prom 70 de la temporada

El gesto de Volkov no fue improvisado en su biografía: nacido en 1976, formado en Tel Aviv y Londres, y asociado durante años a la BBC SSO, el maestro ha cultivado un perfil de curiosidad radical por la música de los siglos XX y XXI. Pero el jueves decidió que, como israelí y como artista, no podía callar. En su mensaje calificó lo que ocurre en Gaza de “atroz y horrífico”, mencionó a los rehenes israelíes y a los palestinos desplazados y heridos, y terminó con una llamada explícita a actuar. “Esta guerra está ocurriendo en mi nombre”, afirmó en una entrevista posterior, donde anunció además que dejará de trabajar en Israel “por el momento”.

@spanishrevolution15m

En mitad del silencio solemne de las BBC Proms, alguien rompió el guion. El director Ilan Volkov detuvo el concierto para denunciar el genocidio en Gaza. Porque cada escenario, cada segundo y cada silencio roto importa.

♬ sonido original - Spanish Revolution

Seyla Benhabib: pensar la ciudadanía en tiempos de migraciones

Seyla Benhabib nació el 9 de septiembre de 1950, Estambul, Turquía. Su nacionalidad actual es Turco-estadounidense. Estudió Filosofía en la Universidad Americana de Beirut. Doctorado en Filosofía en la Universidad de Yale (1977). Ha enseñado en Boston University, SUNY Stony Brook, Harvard, New School for Social Research y, sobre todo, en Yale University, donde es profesora emérita de Ciencia Política y Filosofía.

Es una filósofa política feminista, influida por la Escuela de Frankfurt (Habermas, Horkheimer, Adorno). Trabaja temas de democracia deliberativa, derechos humanos, migración y ciudadanía en un mundo global. Seyla Benhabib se sitúa en el cruce de la filosofía política, el feminismo y el derecho internacional.

Sus contribuciones destacan en tres campos:

- Democracia deliberativaHa desarrollado el concepto de “universalismo interactivo”: un universalismo sensible a las diferencias culturales y de género.

- Ciudadanía y migraciónAnaliza cómo los estados-nación regulan la entrada y los derechos de los migrantes. Aboga por ampliar la noción de ciudadanía en un mundo interdependiente.

Feminismo y éticaCrítica del androcentrismo en teorías políticas clásicas. Defiende una ética del cuidado y de la responsabilidad en diálogo con la justicia universal.

Libros más relevantes de Seyla Benhabib:

  1. Critique, Norm, and Utopia: A Study of the Foundations of Critical Theory (1986)Su tesis doctoral, sobre Habermas y la teoría crítica.
  2. Situating the Self: Gender, Community and Postmodernism in Contemporary Ethics (1992). Situando al yo. Explora identidad, género y comunidad frente al individualismo moderno.
  3. The Claims of Culture: Equality and Diversity in the Global Era (2002)Las reivindicaciones de la cultura. Debate entre universalismo y multiculturalismo.
  4. The Rights of Others: Aliens, Residents, and Citizens (2004). Los derechos de los otros. Obra fundamental sobre migración, asilo y ciudadanía.
  5. Another Cosmopolitanism (2006). Con Jürgen Habermas, Bonnie Honig y Jeremy Waldron. Expande la idea kantiana de cosmopolitismo.
  6. Dignity in Adversity: Human Rights in Troubled Times (2011)Dignidad en la adversidad. Reflexiona sobre los derechos humanos en contextos de crisis.
  7. Exile, Statelessness, and Migration: Playing Chess with History from Hannah Arendt to Isaiah Berlin (2018)Exilio, apatridia y migración. Analiza la condición del refugiado desde Arendt hasta la actualidad.

Por último, algunas citas célebres de Seyla Benhabib:

  • “La ciudadanía no es un estatus fijo, sino una práctica en constante transformación.”
  • “El universalismo no debe borrar las diferencias, sino dialogar con ellas.”
  • “La democracia se fortalece cuando aprendemos a escuchar a quienes han sido históricamente marginados.”
  • “Los derechos humanos son promesas que debemos aprender a cumplir en un mundo de fronteras y desigualdades.”
  • “El migrante y el refugiado son figuras centrales para repensar la justicia en el siglo XXI.”
Muchos más posts sobre filosofía.

La lección de Arendt: la libertad se pierde paso a paso

Es tiempo de releer Los orígenes del totalitarismo (The Origins of Totalitarianism) de Hannah Arendt, publicado en 1951 (aunque con revisiones posteriores). Incluye advertencias que siguen vigentes 70 años después. La estructura de la obra contiene tres grandes partes — Antisemitismo, Imperialismo y Totalitarismo.

1. Antisemitismo. Arendt analiza el antisemitismo moderno, diferenciándolo del prejuicio religioso tradicional. Lo sitúa en el contexto del declive del Estado-nación en el siglo XIX, cuando las minorías judías, previamente protegidas por ciertos marcos legales, se convirtieron en chivos expiatorios útiles para la agitación política y social.

2. Imperialismo. Explora el colonialismo europeo de finales del siglo XIX y principios del XX, que introdujo prácticas de dominación absoluta sobre pueblos colonizados. Según Arendt, este imperialismo erosionó las nociones de ciudadanía, fomentó ideologías racistas y preparó las condiciones para los regímenes totalitarios.

3. Totalitarismo. Define el totalitarismo como una forma de gobierno radicalmente nueva y diferente de la tiranía clásica. Sus características esenciales son: Uso sistemático del terror como instrumento político. Ideologías cerradas y absolutas (ej. nazismo, estalinismo). Aislamiento y atomización de los individuos, rompiendo lazos sociales. Control total de la vida pública y privada. Eliminación del concepto de verdad objetiva, reemplazado por propaganda masiva.

Arendt subraya que el totalitarismo no es solo una dictadura más, sino una maquinaria ideológica y administrativa que busca remodelar la realidad y la naturaleza humana misma.

Una vez más repasamos la biografía de Hannah Arendt (ver en otros posts). Johanna “Hannah” Arendt, nació el 14 de octubre de 1906, Linden (cerca de Hannover), Imperio Alemán. Falleció el 4 de diciembre de 1975, Nueva York, EE. UU. Alemana de nacimiento; apátrida durante 18 años; luego estadounidense. Nació en el seno de una familia judía laica y culta. Su padre, ingeniero, murió cuando Hannah tenía 7 años. Se crió en Königsberg (hoy Kaliningrado), ciudad vinculada a la tradición kantiana. Desde joven mostró gran capacidad intelectual y espíritu independiente.

Hannah Arendt estudió filosofía, teología y filología clásica en las universidades de Marburgo, Friburgo y Heidelberg. Fue alumna de Martin Heidegger, con quien mantuvo una relación personal e intelectual compleja. Se doctoró en 1929 en Heidelberg bajo la dirección de Karl Jaspers con una tesis sobre el concepto de amor en San Agustín.


Con la llegada al poder del nazismo en 1933, fue detenida brevemente por la Gestapo por su labor en defensa de organizaciones sionistas. Huyó a Francia, donde trabajó ayudando a jóvenes judíos a emigrar a Palestina. Tras la invasión alemana, fue internada en el campo de Gurs, pero logró escapar. En 1941 se exilió definitivamente en Estados Unidos junto con su segundo marido, Heinrich Blücher. Se convirtió en una influyente intelectual pública, colaborando en revistas como Partisan Review y enseñando en universidades como Princeton, Chicago y The New School for Social Research.


Entre sus principales obras destacan: Los orígenes del totalitarismo (1951) – análisis histórico-político pionero. La condición humana (The Human Condition, 1958) – reflexión sobre la actividad política y la vita activa. Sobre la revolución (On Revolution, 1963) – comparación entre la Revolución Americana y la Francesa. Eichmann en Jerusalén (1963) – crónica del juicio a Adolf Eichmann y desarrollo del concepto “banalidad del mal” (ver en este post previo)Entre el pasado y el futuro (1961) – ensayos sobre teoría política.


Su obra combina filosofía, teoría política e historia. Rechazó el papel de “filósofa” y prefería verse como “teórica política”. Introdujo ideas como la banalidad del mal y la importancia del espacio público como ámbito de libertad. Fue crítica tanto del totalitarismo de derechas (nazismo) como del de izquierdas (estalinismo). En los últimos años siguió enseñando y escribiendo hasta su muerte súbita por un ataque al corazón en 1975, a los 69 años. Su pensamiento sigue influyendo en estudios sobre autoritarismo, derechos humanos y filosofía política contemporánea.

Manifiesto por una Tecnología Humanista

Borrador de un MANIFIESTO POR UNA TECNOLOGÍA HUMANISTA. 
Hacia una Inteligencia Artificial ética, solidaria y al servicio del bien común

PREÁMBULO

Vivimos una encrucijada histórica. La tecnología, y en particular la inteligencia artificial (IA), ha dejado de ser una herramienta neutral para convertirse en una fuerza transformadora de todos los ámbitos de la vida: la educación, la política, el trabajo, la cultura, la salud. Como toda fuerza poderosa, puede construir o destruir, emancipar o esclavizar, humanizar o deshumanizar.

Por eso, frente a una visión tecnocrática o puramente mercantilista del desarrollo tecnológico, proclamamos la urgencia de una Tecnología Humanista: una tecnología centrada en la dignidad humana, en los derechos fundamentales, en el bien común y en la sostenibilidad del planeta.

1. UNA TECNOLOGÍA QUE POTENCIE LA EDUCACIÓN LIBERADORA

La IA no debe suplantar al educador ni automatizar el pensamiento, sino ampliar las capacidades humanas para el aprendizaje crítico, ético y creativo. Como escribió Paulo Freire, “La educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo.”

La IA ha de ser aliada de este cambio: fomentando la equidad en el acceso al conocimiento, personalizando el aprendizaje sin anular la libertad, y combatiendo la brecha digital como una nueva forma de exclusión.

Referencias clave: Paulo Freire, Pedagogía del oprimido. Neil Selwyn, Should Robots Replace Teachers? (post)Audrey Watters, Teaching Machines.

2. UNA TECNOLOGÍA PARA LA DEMOCRACIA Y NO PARA LA DOMINACIÓN

En el ámbito político, la IA puede facilitar una participación más informada, abierta y deliberativa. Pero también puede ser usada para manipular, vigilar y controlar a las poblaciones, como advierte Shoshana Zuboff en La era del capitalismo de la vigilancia“Lo que se ofrece como personalización es en realidad una forma de control.”

Defendemos un uso democrático de la IA, con algoritmos transparentes, auditables, explicables, y bajo control ciudadano. La gobernanza de los sistemas inteligentes debe ser plural, pública y ética.

Referencias clave: Shoshana Zuboff, The Age of Surveillance Capitalism (post)Cathy O'Neil, Weapons of Math Destruction. Evgeny Morozov, To Save Everything, Click Here.

3. UNA TECNOLOGÍA CONSCIENTE DE LOS LÍMITES Y LA TIERRA

Toda tecnología debe someterse a los límites ecológicos del planeta. La IA, con su demanda energética y su dependencia de minerales escasos, plantea serios retos ambientales. Inspirados por pensadores como Ivan Illich y Bruno Latour, afirmamos que no hay justicia tecnológica sin justicia ecológica. “La tecnología sin ética es una forma moderna de barbarie.” Adela Cortina.

Referencias clave: Bruno Latour, Dónde aterrizar: Cómo orientarse en política (siguiente post)Kate Crawford, Atlas of AI. Adela Cortina, Ética cosmopolita.

4. UNA TECNOLOGÍA CON ALMA, NO CON ALGORITMO

La Tecnología Humanista reconoce que no todo lo valioso es cuantificable, ni toda decisión puede ser automatizada. El juicio humano, la empatía, la memoria cultural y el sentido del misterio deben seguir siendo centrales. Como recuerda Byung-Chul Han“La sociedad del algoritmo elimina el azar, la sorpresa, el encuentro.”

Frente al determinismo tecnológico, defendemos la pluralidad de saberes, la poética de lo impredecible y la ética de la compasión.

Referencias clave: Byung-Chul Han, Infocracia, La expulsión de lo distinto (posts). Martha Nussbaum, Sin fines de lucro (post)Simone Weil, La gravedad y la gracia. 

5. UN LLAMAMIENTO A LA RESPONSABILIDAD Y LA IMAGINACIÓN COLECTIVA

Este manifiesto no es una llamada a frenar la tecnología, sino a reimaginarla desde valores humanos universales: la justicia, la libertad, la solidaridad, el respeto por la vida y por las generaciones futuras.

Pedimos a los desarrolladores, legisladores, educadores, ciudadanos y científicas que se comprometan a: 1) Formular códigos éticos vinculantes para el desarrollo de la IA. 2) Garantizar la inclusión y la diversidad en todos los niveles de diseño e implementación tecnológica. 3) Promover una alfabetización digital crítica desde la infancia. 4)Establecer organismos públicos de control algorítmico democrático. 5) Fomentar una ciencia abierta, cooperativa y orientada al bien común.

EPÍLOGO

La tecnología no es destino: es decisión.
La IA no es un sujeto moral: somos nosotros.
Como ciudadanos del siglo XXI, tenemos el deber de orientar el desarrollo tecnológico hacia el florecimiento humano. Que la inteligencia no desplace al alma, ni la eficiencia a la justicia. “El futuro no es un lugar al que vamos, sino uno que estamos construyendo. Y el camino para construirlo cambia tanto el destino como a los que caminan.” John Schaar.

Por una tecnología al servicio de la vida,
Por una inteligencia que no renuncie a la sabiduría,
Por un mañana digno, solidario e inclusivo para todos y todas.

Firmamos, [Espacio para adhesiones individuales o institucionales]