En tiempos en que la inteligencia artificial se abre paso en todos los ámbitos del conocimiento, la educación vive un dilema crucial: ¿usamos la IA como una herramienta de apoyo o dejamos que sustituya la creatividad docente? En ese cruce de caminos surge Playlab.ai, una plataforma que propone un modelo distinto: enseñar a los educadores a crear su propia inteligencia artificial.
Más que una aplicación tecnológica, Playlab es un laboratorio pedagógico global donde profesores, estudiantes y tecnólogos diseñan juntos herramientas de IA para transformar el aprendizaje.
Playlab.ai: un laboratorio para jugar, aprender y crear. Es una organización sin ánimo de lucro dedicada a democratizar la inteligencia artificial educativa. Su nombre, mezcla de Play (jugar) y Lab (laboratorio), define su esencia: un espacio para experimentar, construir y compartir IA desde la educación.
A diferencia de las plataformas cerradas, Playlab propone una inteligencia artificial abierta, ética y colaborativa. Los docentes no solo aprenden a usar la IA, sino a crear sus propias aplicaciones adaptadas a su contexto, sin necesidad de programar.
Entre sus principios destacan: Accesibilidad y participación: cualquier educador puede diseñar y compartir apps. Ética y transparencia: promueve el uso responsable y la reflexión crítica sobre los sesgos. Aprendizaje activo: la IA no se “consume”, se explora. Colaboración global: cada app puede modificarse y mejorar en comunidad. De este modo, Playlab.ai transforma la IA en una herramienta pedagógica viva, nacida de la inteligencia colectiva.
Cómo funciona: del taller al aula: Aprender haciendo. Playlab.ai ofrece talleres, laboratorios y comunidades de aprendizaje (PLCs) en colaboración con instituciones como Relay Graduate School of Education y ISTE. En ellos, los profesores aprenden de manera práctica a diseñar, probar y mejorar sus propias aplicaciones de IA.
El objetivo no es sólo dominar la tecnología, sino repensar la enseñanza desde la creatividad digital. Como explica Yusuf Ahmad, uno de sus promotores: “No se trata de enseñar a usar una máquina, sino de enseñar a pensar con ella.”
Crear sin programar. La plataforma cuenta con un asistente guiado, el AI Assisted Builder, que ayuda a construir una app educativa paso a paso: define su lógica, los prompts, las respuestas y la interacción. Además, el Playlab Assistant ofrece sugerencias, genera contenidos o corrige errores.
La función “remix” permite adaptar proyectos creados por otros docentes, personalizándolos según la materia o el idioma. Así, una app sobre historia puede transformarse en otra sobre literatura o ciencias, multiplicando las posibilidades creativas.
Una red de alianzas globales. Playlab.ai ha establecido acuerdos con organizaciones que impulsan la IA responsable en la educación. Entre ellas, Amazon Future Engineer, que facilita el acceso gratuito a su software en escuelas de Estados Unidos.
Desafíos. Requiere formación continua y acompañamiento técnico. Precisa sistemas sólidos de privacidad y calidad de datos. Depende de alianzas institucionales para garantizar sostenibilidad.
Aun así, el impacto formativo y creativo que propone Playlab apunta hacia una nueva forma de entender la innovación educativa: no como sustitución del docente, sino como expansión de su potencial.