Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 30 de octubre de 1902 – Madrid, 2 de abril de 1984) fue una destacada poeta española de la posguerra, reconocida por su compromiso social y su contribución a la poesía desarraigada de la primera generación de posguerra.
Vida y trayectoria: Nacida en una familia acomodada, Ángela fue la primogénita de Jesús Ángel Figuera y Amelia Aymerich. Tras completar el bachillerato en 1924, inició estudios de Filosofía y Letras en 1925, obteniendo su licenciatura en Madrid. En 1933, ganó la cátedra de Lengua y Literatura para Institutos de Segunda Enseñanza y contrajo matrimonio con el ingeniero Julio Figuera. Durante la Guerra Civil Española, su esposo se alistó en el ejército republicano, y la familia fue evacuada a Valencia y posteriormente a Murcia. Al finalizar la guerra, Ángela Figuera fue represaliada y se trasladó a Soria con su hijo.
Obra literaria: La producción poética de Ángela Figuera Aymerich se caracteriza por una evolución desde un intimismo influenciado por Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez hacia una poesía de fuerte contenido social. Junto a Gabriel Celaya y Blas de Otero, conformó el denominado “triunvirato vasco” de la poesía social de posguerra. Su lenguaje sencillo y directo buscaba transmitir mensajes de denuncia y solidaridad. Entre sus obras más destacadas se encuentran:
Mujer de barro (1948). Soria pura (1949), ilustrada con dibujos de su hermano Rafael Figuera. Vencida por el ángel (1951). El grito inútil (1952), galardonada con el premio Ifach. Los días duros (1953). Belleza cruel (1958), publicada en México con prólogo de León Felipe y premiada por la Unión de Intelectuales Españoles de México. Toco la tierra. Letanías (1962). Cuentos tontos para niños listos (1979), dirigida al público infantil. Otoño (1983).
Trascendencia y legado: Ángela Figuera Aymerich dejó una huella indeleble en la literatura española, especialmente en el ámbito de la poesía social. Su obra refleja una profunda preocupación por las injusticias y las condiciones de vida de los más desfavorecidos, convirtiéndola en una voz esencial de su tiempo. Su legado perdura en la poesía contemporánea y en el reconocimiento de su labor en diversas instituciones y calles que llevan su nombre en ciudades como Bilbao, Vitoria, San Sebastián y Madrid.
La escritora bilbaína Ángela Figuera sube al lugar que se merece https://t.co/Qxsz2Q148q
— El Correo (@elcorreo_com) April 5, 2025
Hoy no os traigo a una científica sino a una poeta, a una de las mejores que ha habido en lengua castellana, Ángela Figuera Aymerich, cuyos versos son un grito de la realidad. Dejad que os sacuda el alma.https://t.co/hKbbyIbhT9 pic.twitter.com/72ht455vHk
— Laura Morrón Ruiz de Gordejuela ☢️📚📜 (@lauramorron) April 28, 2018