El aitxitxe se hace viejito

El aitxitxe se hace viejito
Hoy he cumplido años: sesenta y todo lo más que se puede (sin llegar a los 70),... La vida va demasiado rápida, ni tiempo de escribir, ni de responder a las felicitaciones por nuestro 69º cumpleaños. Los nietos son los primero, la familia es lo más importante. De momento, una imagen y mucho agradecimiento. Con un poco más de calma, en unos días recogeremos cómo se está acelerando lo que sucede a nuestro alrededor.

Nuestra nieta más pequeña, una actriz con gran futuro por su capacidad de observación, se disfraza como si fuera el aitxitxe (aitite, abuelo). Es capaz de remedar nuestros andares con los pies hacia afuera, sin que nadie se lo haya pedido, simplemente por su ingente capacidad de imitación. 

Los hijos, y aún más los nietos, nos demuestran la diversidad y singularidad de cada ser humano. Tres nietos, hermanos entre sí, criados en el mismo ambiente y desde su nacimiento muestran personalidades tan diferentes. El mayor, tan maduro y en su avanzado mundo de lectura y fantasía, activo jugador de equipo y exigente balonmanista, un futuro escritor en ciernes; el mediano, empático, generoso y despierto el mundo de las emociones, con una inteligencia social y matemática desmedidas, con liderazgo y comunicación; y la pequeña, infatigable y juguetona, atenta a lo que sucede a su alrededor, una promesa de la gimnasia o de cualquier deporte, del arte o de la música. 

Cada vez nos gusta más lo simple, lo íntimo. Cuando la vida es bella, no queda tiempo para el blog. Ni aunque se cumplan 69 años. Incluso este post está escrito tarde, pero ubicado en fecha. Seguiremos los relatos, muy pronto.

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